La bufanda

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- Fuiste muy grosero. - Armin podía parecer un adulto cuando quería, como en ese momento, se encargaba de reprochar a su hermano mayor, Eren, el cual solo le llevaba un par de meses de diferencia, que su comportamiento frente a su hermanita, quien durante el almuerzo quiso presentarse, siendo muy educada con cada uno al mencionarse, sin embargo, le tomó cierto miedo a Eren, puesto que fue al único al que no miro a los ojos mientras hablaba y por supuesto, realizaba una reverencia ante él o pedía disculpas cada vez que quería dirigir la palabra. 

- Lo sé, me arrepiento, pero no sé que hacer para que me perdone, Armin. - Respondió agobiado el muchacho de cabellos castaños, pensando en el rostro húmedo de la pequeña por tanto llorar, o en el terror que reflejaban sus ojos cada vez que le hablaba, era insoportable,verla reír con los demás y ser el único que no pudiese recibir esa sonrisa que reflejaba inocencia total.  -Además, se nota que le tomó inmediata preferencia a Levi ¿Qué es eso de llamarlo "Vi-san"? Y lo peor ¿Por qué él lo permite?. -Definitivamente Eren era un caso perdido, pensó el rubio.

- Eren, Mikasa es nueva aquí y por si lo olvidaste, tiene nada más seis años, tienes que entender que desde que nuestros padres la acogieron se convirtió en responsabilidad de todos. - El castaño le sacaba de quicio a veces, quizás Armin no era el más indicado, pero tratandose de una niña, sobre todo tan pequeña, le dejaría las cosas claras antes de cualquier cosa. - ¿Entiendes esa palabra? -

- Sí, entiendo, ya no me reproches, no eres quien para hacerlo. - Los ojos azules de Armin se llenaron de enojo, por comentarios como ese era que le decía esa tipo de cosas, era menor por meses, pero en cuanto a madurez, le llevaba cinco años o más. 

- Solo te advierto, como hermano, que está a tu mismo nivel, que Mikasa no se puede convertir en tu nueva competencia contra Levi para demostrar que eres mejor que él, sabes muy bien que eso a nadie le importa. - Finalizó para dejar al chico en soledad con sus pensamientos en desorden. Tal vez, tomar la situación con madurez y pedir disculpas, era la mejor manera de mostrado que ya no era un niño. 

En el primer piso, Mikasa desayunaba en compañía de Hanji, quien se encargó de explicarle que partiendo de ese día podía dormir un poco más de tiempo, pues la niña al levantarse empezó a llorar en silencio  pensando que si se le hacía tarde la iban a regañar, por lo cual asustó a Hanji, que entró para verificar que la pequeña estuviese en su cama y no en el piso o en caso de estar despierta darle algo de comer. La mimo un rato y le comentó que todo estaba en orden para después tomarla entre sus brazos y llevarla a desayunar. La sentó en el sofá más grande y cómodo que tenían para dirigirse a la cocina en busca de los hot cakes que preparó unas horas antes, porque sí, a Hanji le gustaba madrugar. 

-Eren.- Hanji salió de la cocina algo apurada con el plato de su pequeña en la mano, y vio que un milagro castaño bajaba las escaleras. - ¿Podrías darle el desayuno? me llaman urgente del trabajo, gracias, cariño, lo siento y pórtate bien. - Soltó todo una sola vez, se acercó a él le dejo el plato en las manos, le dio un beso en la mejilla y corrió hasta la puerta para tomar su bolso que colgaba en el perchero que esta junto a la misma y después salió. Eren suspiró y  se acercó al sofá para sentarse junto a Mikasa y darle de comer.

- Buenos días, Erenii-san - Él seguía sin entender, ella los llamaba de una manera extraña, pero lo que más le extrañó fue que no se alejó, ni lo miró de manera altanera, como haría cualquier niño de su edad.

- B-buenos días, Mikasa. - Pronunció para después recibir una sonrisa por parte de la menor. 

- Erenii-san, perdón por lo de ayer. - Se disculpó apenada por su supuesto comportamiento. - Fui algo exagerada y me comporte muy mal, no te di el respeto que mereces, es que me asusté. - Buscó la manera de explicarle la razón por la que no quería mirarlo a la cara, pero no se esperaba que el mayor la rodearía con sus brazos para apretarla con una fuerza muy reducida.

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