Capítulo 31: "EL REENCUENTRO"

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—¿Donde estoy? —preguntó Sara mientras tocaba suavemente el cubre bocas preguntándose que era aquello, el oxigeno que recibía desde el cubre bocas la hacia sentir más tranquila, seguramente el sonido que emitía este, era lo que lo hacía.  Su voz era silenciosa, la mascarilla que cubría su boca y nariz no dejaba que hablara del todo completo ni tan fuerte, tenías que estar cerca de ella para poder percibir lo que decía.  

La luz de color azul claro en el tejado era engañosa, se sentía mareada y estaba completamente dolida de todo su cuerpo. Estaba recostada.

Al poco tiempo, alguien estaba al lado de ella, muy sonriente añadió: 

—Estas en el exterior —su sonrisa de lado a lado y su tristeza adjunta en el rostro era sinónimo de que las cosas iban de mejor en peor.    

—¡Eustace! —replicó ella mientras estaba llorando, las lagrimas resbalaban por sus mejillas, al parecer el asombro de Sara fue fugaz.— Pensé... yo, pensé que... —se quedó callada, solamente miro. Miro detenidamente el rostro de la persona que estaba cerca de ella, su mejor amigo. 

Eu solamente también miro. 

Sara tenía la boca abierta, sus ojos como dos platos enormes. Su cuerpo estaba dolida y su cabellera corta había estado achicharrada. 

—...pensé que habías muerto o, algo. —Dijo ella desconcertada mente. Lo seguía mirando, con lagrimas en sus ojos, que para ese entonces ya no parecían platos sino más bien dos grandes tazas que sostenían el fluido de sus bellos ojos, en un momento Sara se sentó en la camilla que estaba y abrazo a Eu muy fuerte, casi sin soltarlo, dejando le casi sin aliento, ella le dijo—. ¿Qué esta sucediendo Eustace? 

Eustace la miró, tenía sus manos sujetadas, apretándolas. 

—Hay problemas —dijo él débilmente, como si un cuchillo se hubiera aferrado a su corazón sin dejarlo ir. 

Sara miraba desconcertad amente, la luz del tejado se reflejaba en su gran pupila ancha, ella se quejó. 

—¡Es fastidiosa! —menciono ella y todos se giraron para comprobar lo que había dicho, siendo así de que todos habían escuchado su comentario aunque tuviera el cubre bocas, por que al parecer habló lo demasiado alto. En el sitio se encontraba Eu y tres hombres más, a los que Sara nunca había visto en su corta vida. 

Los individuos continuaban mirándole. Su expresión era indiscutible. Le hacían sentir incomoda no conocer a todos ellos, pensó que ni hasta el mismo Eu, su mejor amigo, su... no lo conocía del todo en fin de cuentas.

—La linterna. —mencionó Sara por fin que era de lo que se trataba por lo que todos le habían mirado de tal manera que la hizo sentir culpable. Pero ¿por qué?— La linterna es fastidiosa —completó mientras se incorporaba, su cuerpo se incorporo. 

Eu se acercó hacia la camilla, logro subirse a ella para poder apagar la linterna; hasta para Eu ya era también algo modesta. 

Sara miraba a Eu de una forma apasionada, el rostro de ella estaba pálido, igual al de Eu. Al parecer había sucedido algo, algo malo. Eu estaba preparándose para decirlo a Sara todo aquello que había pasado, él estaba casi listo para decirle la parte restante de lo que estaba sucediendo, pero no sabía si Sara lo sabía todo.

Día cinco mil ciento diez bajo el círculo. 

El camino era estrecho, pero seguro. Ella camino para después poder correr con toda su fuerza, hasta llegar a su destino. Su vestido era largo pero eso no impidió que dejara de hacer lo que estaba haciendo, en su mente sabiendo que habría una reacción si fuera descubierta con las manos en la masa. 

EL CÍRCULO DE LA AMISTAD © //TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora