EL CÍRCULO DE LA AMISTAD © //Terminada

Capítulo 34: "SECCIÓN NERUTA"

El humo era constante por el lugar. Ningún ruido era percibido por allí. Evans se encontraba en una zona desconocida del todo, miraba cosas que nunca había visto en su vida, por el sitio no había nada más que su propia respiración que frecuentaba a cada paso que daba entre escombros de hogares y con humo que les salía, miraba a todos lados para buscar a alguien pero no había ninguna persona por allí.

Evans se quitó los dos artefactos de sus manos y los guardo en su bolsa del pantalón que llevaba, algo desgastado por su puesto, demasiado sucio y roto. Entonces continuo caminando hasta llegar a un hogar que no estaba destruido del todo; a su costado de Evans había grandes edificios mientras del otro estaban algunos troncos de árboles caídos. Se adentro aquel hogar, camino hasta un pasillo muy pequeño en el que había algo de humo, pero continuo caminando por el sitio, no había tejado en aquel hogar ni algunas partes de muros por unas partes, quiso averiguar más de allí, quería encontrar algo del círculo.

—¡EL CÍRCULO DE CRISTAL!  —leyó en voz alta las letras mayúsculas que se encontraban en un papel que se hacían entre los escombros de lo que quizás antes era una sala. Logró comprobar que antes de ser derribada era lo que había imaginado, miró las mesitas y asientos muy cómodos de color café que se encontraban también allí, entre los mismos escombros. Miró un cuadro que estaba hecho trizas y algunas copas también totalmente descompuestas. Evans prosiguió leyendo de la hoja con la que se había topado, al inicio luego del título estaba la fecha, a continuación se encontraba todo lo demás escrito—: Día cinco mil trescientos nueve bajo el círculo. El círculo esta en graves consecuencias, las personas arremeten contra las autoridades y todo se ha descontrolado totalmente. Esta sociedad se esta yendo abajo, no nos permitiremos vivir de esa forma. No hoy. Tras la muerte de varios consejeros importantes del círculo y, la desaparición del fundador del círculo, el Señor Sloachist Itens todo se ha vuelto un tornado entre la sociedad misma. Esto no puede seguir así, dicen los encargados de las secciones. ¿Pero qué ellos no tienen la culpa de todo esto? No podemos estar en una sociedad que en lugar de ir hacia arriba va del lado contrario, nadie quiere eso para sus hijos, al menos yo no en un futuro no demasiado lejano. —Evans se inclinó un poco para comprobar que el cuadro que estaba hecho trizas en la esquina de ese lugar fue destruido con algo filoso, quizás algún cuchillo, se volvió a incorporar mientras continuaba con la vista en la hoja—. Si no es ahora cuando hagamos en realidad algo que valga la pena hacer, ¿cuando entonces lo haremos? La vida se nos cae mientras nosotros pasábamos desapercibidos, nadie quiere estar en un conflicto, pero eso es lo que debemos de sobrellevar —al final de la hoja se lograba ver el nombre que había escrito todo eso—. Harper Lee. —Leyó Evans, en ese instante, un ruido se escucho, proveniente del otro cuarto a pocos paso del que Evans se encontraba, rápidamente él logro tirarse al suelo mientras se ocultaba entre los escombros del lugar y entre los asientos casi desintegrados por completo.

—¡Vamos a buscar refugio! —logro decir alguien que apenas su voz se lograba distinguir entre tanto silencio. El hielo del silencio se había convertido en agua. La voz era de mujer, era algo suave y delicada, Evans logro comprobar de quien era, pero no quiso hacer nada, mejor se detuvo para escuchar más y querer comprobar si era de quien estaba pensando.

—Elisa —grito alguien más, una voz de mujer—. ¡Cuidado! —y entonces un ruido se escucho, un ruido de algo quebrarse. Evans salió, mientras sacaba un artefacto de su bolsillo y ocultaba la hoja en el mismo.

—¿Amanda? —dudó Evans al inicio. Estaba una mujer al frente de él, una mujer que Evans ya conocía, se trataba de Amanda.

—¡Evans! —gritó Amanda de alegría una vez al mirarlo. Sus ojos estaban llenos de alegría.

—¡Amanda! —gritó Elisa desde abajo, se había caído la parte donde estaba, lo cual la llevo todavía más abajo, a un lugar secreto—. Debes de venir a ver esto.