Día nueve mil quinientos tres bajo el círculo.
—El tiempo se agota —indico Besth casi afligida cuando tomaba el arma con sus largas manos, al igual que sus uñas que tenían suciedad por dentro de ellas—. Debemos de avanzar ya.
—No puedo incorporarme —comento Rick—. ¡Debes de irte y seguir!
Besth lo miró detenidamente, Rick se encontraba tumbado entre algunos escombros cubierto totalmente de polvo; ella se encontraba de pié, examinando su cabeza para comprobar si tenía algo. Pero continuaba mirando a Rick a pesar de todo.
—No Rick.
—¡Debes de completar la misión, —comentó— tu misión!
—No podré sin ti —Besth estaba llorando, las lágrimas que caían por sus mejillas eran sumamente de angustia, un profundo remordimiento que llevaba cargando desde años, cuando todo había comenzado, desde que había llegado por primera vez al círculo.
Rick miró a Sara fijamente, pero Sara no lo miraba a él. Ella estaba de espaldas, mientras él continuaba tirado sobre el suelo que estaba mojado.
—El tiempo no se detiene, y nunca podremos alcanzar a los años, si no hacemos algo en este instante, nunca más lo volveremos hacer —comentó Rick.
—¡Somos viajeros! —añadió Sara.
Rick la miró, fue entonces cuando ella también lo miró a él y, sus miradas se encontraron, eran tan serias, como si nunca antes se habían visto de esa forma.
—¡Seamos viajeros! —corrigió Sara.
Rick se logró incorporar en ese sitio húmedo, estaba de pié frente a Besth que aún no dejaba de mirarlo, un suspiro valía más que cualquier palabra. Besth tenía miedo que Rick hablará, las palabras de él eran arrastrantes que dejaban heridas, heridas que tardaban años en sanar.
—¡Debes de irte! —dijo Rick mirándola seriamente—. Recuerda, el tiempo no es para siempre, debemos de intentar ser algo.
—Debemos de serlo —comentó Besth al instante.
En ese momento, Rick estrechó su mano al frente, con Besth.
—¡No! —dijo Besth—. ¡No debemos de alejarnos!
Rick no bajo su mano, la continuaba estrechando, ahora, Besth la miraba, su fijación tan detenida era algo que común mente no solía hacer, pero que debería.
—Lo siento demasiado —dijo Besth mientras estrechaba su mano al frente, para poder encontrarse con la de Rick. Su mirada estaba encontrada nuevamente, Rick estaba sonriendo, pero Besth no. La sonrisa de Rick era algo malo para Besth, ella simplemente pensaba que no debería de estar sonriendo, además de que se preguntaba, ¿por qué lo hace?
—No lo sientas —lanzó Rick mientras extendía sus brazos para abrazar a Besth—. ¡Debes de alcanzar, el tiempo esta corriendo, puede olvidarte si no lo ajustas!
—¡En realidad lo siento mucho! —volvió a decir Besth mientras se apartaba de Rick para seguir con su camino, Rick simplemente se quedó allí, pasmado por unos momentos, para luego de una vez que Besth se hubiera marchado por un tele-transportador (generado por Rick), se sentara en el suelo húmedo una vez más y, quedarse allí mirando al frente, con una sonrisa, la misma de siempre. La de toda la vida.
Recordando todo y, a todos. Para ese momento, Besth simplemente ya se había ido. Su rastro de persona se había logrado esfumar rápidamente por medio de lo común mente se conocía como algún viaje.
Día quince mil treinta y nueve bajo el círculo.
El camino era estrecho, la blanda suavidad del viaje no había sido incomoda, Besth no sabía en que año, ni días se encontraba actualmente, lo único que tenía en mente era que las mejores personas se estaban yendo y, lo que tenía que hacer era detener algo para evitar otras cosas.
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EL CÍRCULO DE LA AMISTAD © //Terminada
Ciencia FicciónEustace Parker es el chico de la vigésima segunda generación de individuos del lugar en el que habita, por si fuera poco debajo del cristal en forma circular que desde hace años se construyó por problemas del planeta. Problemas que al paso de los añ...