Epílogo

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Día cinco mil ciento diez bajo el círculo.

Todo era obra de un sueño, la verdad es que Eu no lo sabía, él no sabía de que se trataba todo eso, no sabia absolutamente nada. No estaba totalmente enterado de que iba su sueño, si es que lo era. Lo único que sabía era que su vida era una total mentira. Entonces despertó, estaba sudando, mientras sus manos estaban aferradas a las sabanas blancas que se movían por el aire que entraba por la ventana de su habitación, sus ojos le ardían, entonces se levantó, y logro darse cuenta de que todo había sido un largo sueño, se acercó a la ventana para cerrarla pero no lo hizo, la dejo así, solamente se quedó mirando hacia el exterior de aquella habitación desordenada y logro recordar algunas cosas de lo que estaba pasando; el aire entraba a toda prisa y se estampaba con su cabellera negra, él logro recordar cosas de la mañana del día anterior, de lo que había desayunado y de los trabajos pendientes para el instituto que no logro hacer. Además de que tenía presenta la charla de su padre y él de la noche anterior, al parecer la charla compleja del Señor Parker con Eu, tenía una pequeña aguja que se encontraba encajada sobre el cerebro de Eu para que nada de la plática se le olvidará, la mirada estaba al frente de la madrugada fría y silenciosa, estaba por regresar a su cama y volver a dormir pero el miedo se lo comía en vida, y se hacía preguntas una y otra vez, preguntas silenciosas y sin respuesta que solo él sabía, mientras miraba al frente su cabeza estaba por estallar, entonces le llegó una imagen a su cerebro de edificios cayendo a pedazos por un lado de él y... de alguien más que no recordaba, entonces se acercó más a la ventana tan solo para comprobar que todos los edificios estaban en orden, luego al poco tiempo de caer la mañana de un nuevo día, se dio cuenta de que todo lo que había vivido, por decirlo así se trataba tan solo de su mente, por que nada de lo que recordaba de esas cosas coincidían con las cosas que el había estado soñando en los últimos momentos. 

"Hoy es el día", argumentaba Eu en sus adentros.  

—¡Hoy es el día! —dijo mientras ordenaba su cabello, al estar ordenándolo sintió polvo por encima de él. A decir verdad no le dio la demasiada importancia que requería; iba con un pantalón de color negro y una camisa de color azul de mangas cortas, en minutos logro cambiarse de ropa para después abrir la puerta de su habitación y salir a desayunar—. ¡Hoy es el día! —no paraba de decir. El pantalón casi limpio que llevaba era azul, el pasillo del hogar era algo estrecho y, la parte de arriba era algo inmensa. Él se sentía mal, al parecer le dolía su cabeza y solamente quería hablar con alguien sus problemas, pero antes que nada debería de cumplir el trabajo que su padre le había mandado hacer. 

Recordó la conversación que había tenido con su padre la noche anterior: 

«¡Deberás entregar los archivos a las primeras horas de mañana, por lo tanto debes de dormir ahora para que puedas lograrlo!» dijo el Señor Parker. 

«¿Y si fracaso?» preguntó afligido Eu mientras miraba a su padre con tristeza.

«No lo permitiría. Además no debes, es algo demasiado serio, si fracasas no serás nadie en la vida. Pero lo lograras, siempre lo consigues» comentó el Señor Parker mientras colocaba aquella caja metalizada sobre la mesa de la cocina del hogar. Era noche y, por lo tanto los integrantes de la familia deberían de dormir ya. Pero Eu no lo hizo, él aún no dormía, cuando todos se fueron a la cama, él se había quedado allí en la cocina, sentado en la silla de madera del lado derecho de la gran mesa mientras miraba detenidamente aquella caja de metal. 

Antes de que todos se habían ido a la cama la Señora Parker había besado la mejilla de su hijo, mientras le deseaba las buenas noches, su hermana pequeña, Ela también le besaba. Su hermano Friedich solo lo miraba furtivo, con algo de temor. 

EL CÍRCULO DE LA AMISTAD © //TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora