Capítulo VIII

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Les dejo una canción para que escuchen mientras leen el capitulo :) fue con la que lo escribí.

Nos leemos. 

Clase de Pociones.

Ya llevaba una hora de clase, estaba con Hermione preparando una poción que nos estaba quedando muy bien, entre los estudiantes de Slytherin busqué a Draco pero no había rastro de él. Toda la semana lo había estado evitando y me di cuenta que en el gran comedor me buscaba con la mirada al igual que yo, pero siempre evitaba que lo notara.

El día anterior, en clase con Hagrid, Draco había salido herido por pasarse de listo, en realidad se lo merecía; pero no pude evitar ir a visitarlo a la enfermería cuando dormía y asegurarme que se encontraba bien. Para mi sorpresa, me encontré a Fred cuando salía de la enfermería:

–Ella? –Fred me sorprendió por la espalda y pegué un brinco.

–Fred! Eh.. hola, que haces por acá? –traté de sonar lo más normal posible.

–Eso te pregunto a ti, en mi es normal deambular por el castillo a estas horas, pero tu? En qué andas, eh? –me escudriñó de pies a cabeza.

–Venia a la enfermería –dije señalando la puerta tras de mi– no me sentía bien y decidí venir– no podía verlo a los ojos, odiaba mentirle.

–¿Y ya te encuentras bien? –se acercó a mí y tomó mi cara entre sus manos, obligándome a verlo a los ojos.

Cafés, ese color chocolate que se oscurecía cuando algo en su interior dolía o se volvía miel cuando reía. Después de eso Fred me acompañó hasta la sala común, según el por un atajo, pero que noté mucho mas largo y hablamos por más tiempo.

Volví de ese recuerdo sacudiendo la cabeza justo cuando Hermione me pedía que fuera a buscar unos ingredientes más para la poción. Justo cuando iba de regreso con ellos Draco entra en el salón y se cruza conmigo, venia con su brazo vendado, me mira y se detiene.

–Hola.. –logro decirle.

–Señor Malfoy, que bueno que llega. ¿Cómo se encuentra? –Snape se acerco al platino.

–Duele, pero estaré bien. Aunque profesor, no creo que pueda hacer mis pociones hoy –se disculpó con más lastima de la necesaria– como verá, mi brazo me lo impide.

–Entiendo. –Snape se volvió hacia mi, que por alguna razón no sabia porque seguía parada ahí.

–Señorita D'frend, acompañe al señor Malfoy a realizar sus pociones.

–Pero Señor, yo estoy trabajando con Hermione.

–Lo sé, pero la señorita Granger lo esta haciendo bastante bien como de costumbre y no creo que necesite más ayuda. De todas formas a ustedes dos ya las he calificado. Solo tendrá que ayudar al señor Malfoy en algunas cosas, el hará el resto con la varita. –sin darme tiempo a protestar, Snape se fue.

Puse los ojos en blanco y fui con Draco hacia uno de los calderos que estaban vacíos.

Como notaba las miradas de todos los estudiantes encima de nosotros, traté de centrarme en buscar la poción en el libro y ver los ingredientes para ir por ellos.

–La Señora Pomfrey me dijo que me visitaste anoche –Draco susurró y casi dejo caer el libro de mis manos.

–Q-que-quería ver como seguías –logre decir y fui por los ingredientes.

Los siguientes minutos la pasamos en silencio mientras ayudaba a cortar y preparar otras cosas, sentía la mirada del platino en mi en todo momento.

–Detente. –Draco colocó su mano sobre la mía que estaba cortando unas raíces –Así no obtendremos la porción que nos interesa de la raíz. –me indicó como debía cortar con sus manos sobre las mías.

–Se te da bien esto –le dije sin pensarlo.

Sonrió y me miro a los ojos.

–Gracias –algo en mi interior rugió satisfecho, Malfoy agradeciendo un tonto cumplido mío.

Se apartó de mi y siguió revolviendo en el caldero. Tiempo después Snape se acercó a nosotros y sonrió satisfecho al resultado.

–Gracias Ella. –dijo Draco cuando hubo terminado la clase– Por ayudarme aquí y por lo de ayer –dicho eso salió de la mazmorra.

Los cambios de humor de Malfoy iban a acabar conmigo. Recogí mis libros y al cerrar uno de ellos, un pequeño pedazo de pergamino doblado cayo de el. Lo abrí y note una caligrafía fina y muy elegante.

>>>Biblioteca, después de la cena. –D.M. <<<

Quede mirando el pergamino sin poder creerme lo que decía, si las iniciales no me engañaban era de Draco. ¿Para que quería verme a esa hora? No sabía si ir o no, lo mas probable es que nunca llegue y me haga esperarlo como una tonta.

Al almuerzo, Hermione me conto algo que hizo que se me quitara por completo el apetito. Fred estaba saliendo con Angelina; y para mi desgracia lo comprobé por mi misma al ver como ella lo besaba en frente de sus amigas al entrar al Gran Comedor.

–¿Y ya no estaban saliendo? –le pregunte a la castaña tratando de parecer desinteresada.

–A Fred nunca se le ha conocido una novia oficialmente, todas han sido chicas con las que ha salido algunos días, nunca así como con Angelina. –Hermione me miro con cara de pesar pues se daba cuenta que en realidad eso me afectaba de cierta forma.

–No importa, en serio. Esta en todo su derecho. –sonreí sin ganas. Así como yo también estoy en el derecho de verme con quien quiera.

Defensa contra las Artes Oscuras. Estábamos haciendo fila para practicar nuestro nuevo hechizo 'Riddíkulo' contra un boggart.

–Quiero que ahora todos piensen en lo que más miedo les da y una forma cómica de transformarlo –dijo el Profesor Lupin.

Mi mayor miedo... por mi mente parecían imágenes de cosas que me atemorizaban, pero una llegó con fuerza y me hizo estremecerme por completo. Me quede pensando la forma de ridiculizarlo pero no le veía manera.

–Ella, tu turno. –me animó el profesor Lupin. Me di cuenta que ya era la primera en la fila y era mi turno, me acerqué al boggart desconfiada, no estaba lista y no había pensado la otra parte del hechizo.

La mano enjaulada de Dean, cambio de forma y adoptó la forma de un hombre tirado en el suelo boca abajo, el boggart tomó la forma de Dumbledore muerto. Sus ojos sin vida me miraban fijamente y de su boca salía un liquido espeso de color rojo que se expandía por el suelo.

Mi mano tembló al alzar la varita. Mis ojos se llenaron de lagrimas y una punzada de dolor se instaló en mi pecho que no me permitía pensar bien.

–Ella.. vamos, tu puedes –oí que el profesor Lupin me animaba.

_Ri.. riddíkulo! –dije casi en susurro, el hechizo no hizo nada, al contrario, el Dumbledore del piso se movió un poco y soltó un doloroso y agonizante 'Ella..', el dolor en mi pecho aumento y sollocé.

–Ron, adelante! –oí que gritaba Lupin y al hacerse frente al boggart, este adoptó la forma de una enorme araña.

Salí del salón corriendo y ahogando unas lagrimas que querían salir. Mi mayor miedo ante mis ojos, otra muerte que me destrozaría. Había pensado en la muerte de mi padre, pero al ver a Dumbledore en el piso supe que mi mayor miedo era perder de nuevo a alguien que quería tanto y que veía como mi padre. 

Para Siempre FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora