-Ella, deprisa o perderemos el tren! –mi madre me jalaba del brazo apenas llegamos a la estación de tren.
Mamá se había retrasado en recogerme después de su turno en el hospital y ya íbamos tarde para abordar nuestro tren.
Cuando llegamos a la plataforma 35, el tren que nos llevaría a París ya daba sus últimos llamados a los pasajeros. Un hombre mayor con un traje azul marino nos ayudó a subir nuestras maletas y cerró las puertas detrás de nosotras.
Nuestro boleto tenia asignado un vagón y no fue difícil encontrarlo, se hallaban sentados una pareja mayor muy elegante y un hombre joven frente a ellos, que me pareció no tendría mas de 25 años.
-¿Edward? –habló mi mamá una vez nos sentamos.
El hombre joven se volteo a vernos y reconoció a mamá.
-Maryse! Que sorpresa –sonrió y la saludó con un abrazo.
-Quién pensaría que te encontraría en un tren a Paris –mamá se sento a su lado y yo me quede en mi lugar al frente de ellos.
-En realidad, viajo a Ámsterdam.
-¿De verdad?, nosotras también- ahora mamá me señalo a mi y tuve que sonreír ante la mirada de Edward.- Te presento a mi hija menor, Ella. Ella, él es Edward, un viejo amigo mío. –Sonrió
Yo susurré un débil 'Mucho gusto' y tomé su mano. Definitivamente mi mamá estaba llena de 'viejos amigos'.
Ellos siguieron charlando y tuve tiempo de detallar a aquel nuevo amigo de mi mamá. Su rostro no se me hacía conocido de las fotos, si es que era un 'viejo amigo'. Además, era muy joven para que llevaran tantos años de amistad. No quería hacer sentir vieja a mi mamá, aunque en realidad ella parecía mucho más joven de lo que en realidad tenía, un beneficio de los nefilim.
¿Y si aquel hombre también era un nefilim? Tendría más sentido. Tenía el cabello negro y brillante que caía algo desarreglado en su frente, tez pálida y ojos rasgados y oscuros. Su cara angulada y su rostro de facciones suaves y poco marcadas, le daban un aspecto joven, pero una ligera curva debajo de los ojos junto con una sombra bajo ellos delataban largas noches en vela, o sólo muchos años más de vida.
Era delgado, y bajo el abrigo negro que llevaba pude ver en su cuello unas líneas negras que marcaban su piel.
Runas, como las que llevaba mamá. Definitivamente, este viejo amigo era un nefilim.
***
Luego de dos horas de viaje, llegamos a París. El siguiente tren a Ámsterdam salía en 3 horas por lo que bajamos a comer y recorrer algo de la estación.
Había una bonita vista de París desde uno de los restaurantes y decidimos quedarnos ahí hasta que saliera nuestro siguiente tren. Durante la comida ellos siguieron hablando de lo genial que había sido el viaje por el Euro túnel y lo maravillosas que eran las construcciones que los 'mundanos' podían crear.
'Mundano', era una palabra que mamá no usaba mucho, ella se refería a las personas no magas como muggles, pero esa era la forma en que los nefilim llamaban a los que no tenían sangre de ángel. Definitivamente era un viejo amigo nefilim de mi mamá.
Ya más en confianza Edward nos contó que también viajaba a Alacante. Se ofreció a ayudarnos a llegar a la ciudad pero mi mamá se rehusó.
-Te agradezco Edward, pero nos encontraremos con una amiga que nos llevará–dijo lo más amable posible.
-Bueno, siendo así podemos ir todos a Alacante –mi mamá asintió sonriente- ¿Qué amiga es ella? –preguntó- ¿La conozco?
-Se llama Theresa Gray –al escucharlo me atraganté con la comida que estaba en mi boca y tosí fuertemente.
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Para Siempre Fred
FanfictionEstábamos ahí, sentados uno junto al otro tomados de la mano. Mientras un mago bajito situado frente a Bill y Fleur recitaba las palabras de compromiso para la unión de ellos dos, Fred las repetía en mi oído. Su voz y las palabras que decía me estre...