Capitulo XXI

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Escuche el suave repicar de unas campanas a lo lejos y desperté. Mis ojos protestaron al instante por los fuertes rayos de luz que se colaban por la ventana y por donde provenía el sonido de las campanas. Me hallaba tendida en una cama y noté que todo a mi alrededor era de un color amarillo, los muebles, las cortinas y las paredes; éstas tenían un bonito papel tapiz con un gran árbol pintado que extendía sus ramas por todas las cuatro paredes de la habitación.

En la mesa que había al lado de la cama había servido una taza humeante, unas galletas y una manzana. Hasta que el olor del café llego a mi nariz, note que moría de hambre, así que me acerque la bandeja y comí. Me ardía la garganta con cada bocado que pasaba por mi cuello y recordé vagamente lo que me había pasado. Al terminar, me levante e inspeccione la habitación. Había un armario vacío, algunos cuadros colgados en la pared pero todos eran fotografías de bonitos paisajes o pinturas de más paisajes.

De pronto la puerta se abrió y mi mamá asomo la cabeza por detrás.

-Ella! –se acercó corriendo y me abrazó- Al fin despiertas ¿Cómo estas?

-Bien mamá –nos sentamos en la cama- ¿Por qué tan preocupada? ¿Cuánto tiempo dormí?

-Dos días... y medio –abrí los ojos de par en par.

-¿Por qué no me despertaste? –me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, me encontré con un bonito panorama de unas pequeñas casas que se organizaban sobre una colina. Más al fondo distinguí edificios mas grandes y ciertas columnas brillantes cada cierta distancia una de la otra.

-Bueno, quise que descansaras un poco. Además tenemos mucho tiempo –mamá se paro a mi lado y pasó su brazo por mis hombros –Bienvenida a Alacante –dijo en mi oído mientras yo no podía creer lo que te tenia en frente.

Luego de tomar un largo baño y ponerme ropa limpia baje las escaleras hasta lo que me pareció la segunda planta de la casa, había mas habitaciones, un baño y un amplio balcón. Me acerque y podía ver otra parte de la ciudad, ahora veía edificios mas antiguos, grandes cúpulas y torres pero las columnas brillantes seguían estando presentes.

-Impresionante, ¿no es verdad? –me sobresalté y me encontré a Tessa a mi lado –Nunca me canso de ver, me parece que la ciudad te da una visión diferente a cada hora del día. –ella seguía hablando mirando anonadada hacia la ciudad. Se volteo a verme. -¿Cómo estás?

Traté de buscar la palabra correcta para describir todo lo que sentía, las mil cosas que me pasaban por la cabeza y todas las preguntas que tenía, pero lo único que pude decir fue un leve 'Bien' y una pequeña sonrisa.

Tessa pareció comprender por la expresión de sus ojos y suspiró.

-Se que tienes muchas preguntas, Ella. Y por eso estas aquí, para aprender más de todo esto y de quién eres para que una vez estés preparada, puedas enfrentarte a este... maravilloso y cruel mundo. –dijo señalando allá afuera, a la ciudad más tranquila que me parecía a mi y que Tessa veía con la más grande nostalgia en los ojos. -¿Estás lista? –su pregunta me tomó por sorpresa.

-¿Li-lista? –abrí más los ojos.

-Tu madre te dijo que vendrías aquí a prepararte, que alguien te enseñaría a controlar tus dones y fortalecerlos. Pues bien, esa persona soy yo –me dedicó una cálida sonrisa.

Para Siempre FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora