Capítulo XIII

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Me dirigía al despacho de la profesora Trelawney, ésta seria la ultima vez que la visite antes de vacaciones de navidad. Ya ha pasado tiempo y las cosas no han mejorado, ni en el castillo ni para mi.

Hace algunos días las alarmas se prendieron porque se ha visto a Sirius Black por terrenos cercanos y se cree que ya ha logrado entrar al castillo. Desde entonces los dementores están casi encima de nuestras cabezas, Dumbledore muy enojado por las medidas tomadas por el ministerio, me pidió de urgencia que debía tomar clases "personalizadas" con la profesora Trelawney.
Desde entonces voy todas las tardes después de clase a su despacho y ella me enseña a "canalizar mis energías y relajarme para abrir paso a mi visión interior". Al principio solo lograba frustrarme mas porque no lograba casi nada con sus consejos, pero desde hace algunas semanas puedo controlar cuando y de quien tengo una visión. Sin embargo, algunas veces las visiones vienen espontáneamente cuando la persona que esta involucrada cambia de decisión o se cambian las cosas y altera el futuro.

Pero ese avance para mi también ha sido un problema, porque cuando el mismísimo Ministro de Magia se enteró de mi desarrollado don, mando una carta a Dumbledore pidiendo mi presencia en el Ministerio para "asuntos de alta confidencialidad", esto hizo enojar aún más a Dumbledore y el día que me citaron el me acompaño y exigió estar presente ya que yo todavía soy menor de edad. Recuerdo que entramos a un gran salón donde se encontraba Fudge, algunos aurores y pude reconocer al Señor Malfoy.

Me interrogaron sobre mi don, quien me había ayudado a desarrollarlo y con que propósito. Casi no hable mucho porque era Dumbledore quien respondía por mi, realmente estaba muy furioso. Luego, me pidieron que si podía concentrarme en Sirius Black y ver su siguiente paso. Intenté de todas maneras hacerlo pero nada surgía. Tenía leves visiones que se desvanecían y cambiaban al poco tiempo, eso me agoto mucho, mi cabeza dolía demasiado pero los presentes me exigían que lo intentara una y otra vez hasta que llegué a desmayarme.

Desperté en la enfermería del castillo, fue justamente hace una semana. Lo único que supe que paso después fue que Dumbledore prohibió cualquier intento de volver a tratarme como conejillo de indias y me saco del Ministerio furioso. Desde ese día mi visión ha estado bloqueada y según la profesora Trelawney, el esfuerzo que hice fue demasiado que si lo intentaba un par de veces más habría agotado mi don por completo. Pero me estoy recuperando y hace dos días volví a tener una visión, miré de nuevo a aquel perro negro pero ahora se encontraba con una criatura que luego de investigar descubrí era un hombre lobo. Pero no había enfrentamiento, solo me pareció como un encuentro de dos criaturas que ya se habían visto antes.

Lo primero que vino a mi mente fue el profesor Lupin, quería hablarle de mi visión pero se ha ausentado algunas clases y no pude hacerlo. Terminé por contárselo a Dumbledore, que me pidió seguir asistiendo a aquellas clases con la profesora Trelawney y obviamente a Harry, Ron y Hermione.

Las cosas ya están mejor con Ron, Hermione tuvo que intervenir para que dejáramos de lanzarnos miradas asesinas e hizo que ambos nos disculpáramos, amenazó con dejarnos a los dos solos en el bosque prohibido si no lo hacíamos.

Mis clases con la profesora Trelawney han hecho que tenga que dejar de ir a la biblioteca después de clases, y por lo tanto, no he visto a Draco a partir de entonces. Hemos hablado por medio de mensajes secretos que dejamos en medio de nuestros pergaminos y nos vemos en algunas clases, pero nada más.

***
Ya es más de las nueve y apenas termino mi clase con Trelawney. Me dirijo a mi sala común cuando puedo ver que en una de las columnas del pasillo se halla recostado un chico con una cabellera platino que reconozco muy bien, Draco.

Me acerco a el y me saluda con una sonrisa.

-Hola -digo en un susurro.

-Buenas noches D'frend. -se acerca a mi y deposita un beso en mi frente.

-¿Qué haces merodeando a estas horas?

-Esperaba encontrarte cuando salieras de tus clases, y veo que lo logré. -sonrío y agacho la cabeza apenada.

-Bueno, aquí me tienes. ¿para qué soy buena?

-Quería preguntarte algo... -noto como tensa su mandíbula y se endereza. Yo solo lo miro a los ojos y el entiende que puede preguntar. -El fin de semana me encontré con mi padre, me contó que hace algunas semanas te vió a ti en el Ministerio. -me toma por sorpresa su comentario y desvío la mirada para otro lado- me dijo que te llamaron para examinar tu don y seguirle los pasos a Black. -Draco me escudriña con la mirada en busca de alguna señal o reacción de mi parte- pero... me dijo que las cosas no salieron bien y te desmayaste. ¿Es cierto, Ella? ¿Estás bien? -Draco toma mi mentón con sus dedos y me hace mirarlo a los ojos.

-Dumbledore esta furioso con todo el Ministerio -fue lo único que pude decirle.

Draco cerró los ojos con fuerza y se puso muy tenso, estaba controlando su enojo.

-¿Cómo se les ocurre hacerte eso? ¿No entienden lo peligroso que es para ti? -subió el tono de su voz y hablaba con rabia. -Dime como estas, sé que ha pasado mucho tiempo desde eso, pero apenas me enteré y no he tenido oportunidad de verte. -tomó mi rostro entre sus manos y me examinaba como tratando de buscar el mas mínimo detalle de que algo estuviera mal.

-Estoy bien, estoy bien -le sonreí -Ya ha pasado tiempo y me he recuperado. No te negaré que mi visión estuvo bloqueada por unos días, pero ya volvió-Draco se relajó- y estoy bien.

-Me alegra escuchar eso -me tomó por la nuca y pegó nuestras frentes, sentí una corriente por todo mi cuerpo -Ahora, te acompaño a tu sala común. Es tarde. -se alejó de mi y yo cerré los ojos soltando todo el aire que había retenido esos segundos.

Antes de que vuelva a abrir los ojos, noto que el me toma de la mano y me pega hacia su cuerpo y en un segundo siento sus labios sobre los míos.

No me permito abrir los ojos, es más, ni siquiera puedo mover un solo musculo de mi cuerpo. Siento como Draco mueve sus labios contra los míos tratando de que estos le sigan y quiero hacerlo pero nada en mi responde. Poco a poco, al no obtener respuesta de mi parte, el rompe el contacto y se aleja. Mis labios se estremecen por el repentino frio que sienten y odio esa sensación, mis labios reclaman los suyos.

Abro mis ojos y como si algo dentro de mi se hubiera vuelto a encender, reacciono. Draco me esta observando con sus manos en mis mejillas algo desconcertado, le sonrío y elimino la poca distancia que nos separa, vuelvo a unir nuestros labios y ahora soy yo quien le besa. Siento como sonríe y juro que es lo mejor que puede pasarme, su sonrisa contra mis labios.

El responde mi beso y ahora el me guía, enredo mis brazos alrededor de su cuello y lo apego mas a mi. Lo quiero más. Todas las veces que soñé con abrazarlo y tenerlo así de cerca a mi, no hacen justicia con lo que siento en este instante, todo es mil veces mas fuerte. El me pega mas a su cuerpo y recorre mi espalda con sus manos.

Al cabo de un largo tiempo, el se separa. Odio eso pero nuestras respiraciones están agitadas reclamando oxigeno, dirijo mi vista a sus labios y están de un color rojo fuerte e hinchados al igual que siento los míos. Me encanta verlos de esa manera, porque es por mí que están así.

El me mira a los ojos y solo sonríe, deposita un rápido beso sobre mis labios y se aleja, me toma de la mano y caminamos en silencio hacia mi sala común. Al llegar me abraza y vuelve a besarme, pero esta vez solo presiona sus labios contra los míos.

-No me cansare nunca de esto. Ya me permitiste hacerlo y no hay vuelta atrás, te lo advierto -me dice en un susurro.

-Yo no pondré mucha resistencia -digo y el ríe bajo.

-Muy bien señorita, es hora de irse a dormir. -dice rompiendo nuestro abrazo.

-¿Nos veremos mañana? -pregunto y el asiente.

-Misma hora, mismo lugar -besa mi frente y se aleja.

Digo la contraseña y Draco espera hasta que entre, antes de cerrarse la puerta me despido con la mano y el me dedica una sonrisa.

Para Siempre FredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora