+ Capítulo 38 +

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  Sus ojos perforaban los míos y una pequeña sonrisa estiraba las esquinas de su boca. Apreté mi mano detrás de su cabello mientras que su mano acariciaba hacia abajo mi espalda despacio haciéndome estremecer con deseo. Justo cuando creí que no podía más con la provocación, él comenzó a aproximar lentamente su rostro más cerca del mío. Mis entrañas brincaban de la alegría con la idea de que me besara, si me besaba, entonces esto significaría que todavía me quería y todo lo que había hecho por mí desde que rompimos realmente significó algo. ¿Tenía razón Cami de que todavía me quería? Él no podía estar mirándome como una menor; porque su boca estaba ahora peligrosamente cerca de la mía. Cada centímetro de su cuerpo endurecido y tonificado estaba presionado contra mí, y yo apenas podía contenerme de chillar por la excitación.

Cuando sus labios estuvieron a punto de tocar los míos, la puerta del dormitorio se abrió otra vez y los pasos de Cami comenzaron a llegar en esta dirección. Adam gimió cuando se separó de mí. La desilusión me inundó. ¡Demonios, Cami, márchate! Le miré en un tono suplicante. Él sonrió tristemente cuando retrocedió y dejé que sus brazos cayeran de mi cintura. Sentí mi corazón hundirse.

Él sólo seguía haciendo esto todo el tiempo, y eso me mataba. Un minuto parecería que iba a besarme y en el siguiente regresaba a ser sólo un profesor otra vez. Era como si quisiera ilusionarme de nuevo, sólo para entonces poder arruinarlo por diversión o algo así. Sin embargo, yo sabía que él no haría eso.
Quizás era sólo que no podía controlarse, él había sido un mujeriego antes de que nos conociéramos después de todo, así que probablemente no estaba acostumbrado a estar cerca de una chica que quería y no hacer algo sobre ello. Si él quería a una chica entonces la tenía. Creo que para él era un poco difícil estar cerca de mí a veces debido a esto. Sólo deseé ser más que sexo para él, que quisiera más que sólo mi cuerpo, porque estaba lastimándome gravemente sin siquiera darse cuenta.

Suspiré y me obligué a no llorar.

—Iré a cepillar mi cabello e ir por mis cosas, entonces estaré lista para marcharme —mascullé ya que Cami entraba en la cocina. Ella pareció un poco avergonzada; como si hubiera interrumpido algo. Resistí al impulso de fulminarla con la mirada por arruinar mi momento con Adam por segunda vez en la misma mañana. Primero arruinó mi abrazo y ahora había arruinado un beso potencial y una sesión caliente de besuqueos. Adoraba a mi mejor amiga, pero a veces podría realmente estrangularla.

—Tienes tu bolso de noche allí. Lo saqué del coche de Danny para ti anoche —masculló Adam, frotándose la nuca y mirando en todas partes menos a mí.

—Gracias, será sólo un par de minutos entonces.

Agarré la mano de Cami y la jalé al dormitorio conmigo, no queriendo dejarla sola con Adam. Las cosas eran lo suficientemente incómodas como estaban sin agregarle presión alguna o pequeños comentarios sobre nosotros siendo una «linda pareja» o algo así.

Ella me miró con curiosidad cuando agarré mi bolso de la puerta y me quitaba la ropa de fiesta con la cual había dormido.

— ¿Así que vas a decirme por qué sigues disparándome miradas asesinas? —preguntó, riéndose mientras se sentaba en el borde de la cama.

Suspiré y cerré los ojos. —Adam iba a besarme pero saliste del cuarto —admití de mala gana. Ella chilló y prácticamente rebotó en la cama. La callé y me estremecí, esperando que Adam no escuchara esto y se preguntara qué pasaba.

— ¡Lo siento, oh Dios, lo siento tanto!—ella susurró, poniéndome la cara de cachorro de perro.

Suspiré y agarré un par de jeans, una camisa, y suéter de mi bolso, poniéndomelos.

* Amor Joven *  |A.L.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora