Capítulo 22

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*

La Chica Muerta se había hecho tendencia en todo el Claro. No había lugar al que no fuera que no hablarán de ella. Ni lleva aquí veinticuatro.

Están siendo demasiados obvios con eso de que jamás han visto una mujer antes.

-¿Todo bien? -Thomas acaricia mi cabello. Estamos acostados en mi cama, estamos despiertos desde la madrugada-. He notado que estas muy callada.

-Todo está bien, Tom -respondo-. Es sólo que el tema de la medio muerta esta inquietandome. Ya no vendrán más novatos o éso es lo que dice la nota que traía. ¡¿Y qué onda con que todo va a cambiar?!

Máximo dormí dos horas, le he estado dando vueltas al asunto y nada bueno saldrá de esto. Nos pusieron aquí con un propósitos que desconocemos; tal vez sólo por el simple hecho que les gusta hacer sufrir personas. Si quisieran pueden mandarnos algo despiadado en el caja que nos mate en segundos y no habrá nada que podamos hacer.

Llame a Thomas para que me hiciera compañía, lo extraño es que también estaba despierto. Vino aquí con un vaso de leche y su curiosa mirada.

-Encontraremos respuestas, te ayudaré y a la vez encontraremos una salida -voltea a verme.

-Casi amanece -suspiro. Ruedo hasta llegar al borde de la cama-. Será mejor que me levante para irme con Minho. Disfruta tu día libre.

Nada más seremos Minho y yo. Antes de dar siquiera un paso Thomas me rodea por la cintura pegando su pecho a mi espalda. Deposita un beso en mi hombro, mueve mi cabello a un lado y besa mi cuello.

-Tommy, tengo que irme -digo a duras penas. Mi debilidad es que me bese el cuello.

-Quedate -suplica entre besos.

Hay que darle lo que quiere. Sus ojos tienen un brillo peculiar, acarició su nuca mientras me acerco lentamente a su boca. Recorre mi espalda por debajo de su camiseta; uso sus camisetas de pijama.

En algún momento volvimos a la cama, él encima mío. Devorando mis labios a su antojo.

Sus curiosos dedos comienzan una travesía por debajo de mi blusa

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Sus curiosos dedos comienzan una travesía por debajo de mi blusa. Trazan un sendero que va de mi vientre hasta mis hombros; pasando por mi cintura, la curva de mis pechos y mi espalda .

El beso se profundiza más. Es más desesperado; más lujurioso. Explora con su boca los rincones de mi cuello y clavícula, jadeo de puro placer al sentir como muerde el lobulo de mi oreja. Con dificultad me deshago de su camiseta, es un obstáculo que se interpone en mi camino.

La temperatura de mi cuerpo aumento. Mi mente está por los cielos. Esto no está bien, alguien podría llegar y...

¡Madre Santa!

En algún momento me quito la camiseta, estoy tan concentrada debatiendo su esta bien o está mal esto que hacemos, que no soy consciente de lo que pasa. Masajea lentamente uno de mis pechos, no mentire; se siente bien.

Siempre Te Recordaré (EDITANDO) #JUNTOS1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora