CAPITULO #4

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Melanie A.

Siempre he sido una espectadora en la vida de Sami y en la de mi familia, nunca he actuado ante nada, simplemente me limito a observar. Realmente necesito con urgencia que algo o alguien cambie mi vida, que irrumpa en mi burbuja, esa de la que temo salir.

Saco mi móvil y le marco al Señor Ignacio, luego de dos tonos responde ─ Mela ¿Todo bien? ─ Me aclaro la garganta, sintiéndome nerviosa, no sé por dónde empezar. ─ Eh si... Bueno no pero... ─ Hago una pequeña pausa y respiro ─ ¿Qué sucede Melanie? ─ Me llama por mi nombre y sé que ya está enfadado. ─ Es Sami ─ ¿Qué sucede con mi hija? ─ Su voz suena desesperada y ya no sé cómo decirle ─ Anda, muchacha termina de decirme que sucede ─ Me ínsita a hablar ─ Sami está detenida ─ suelto sin más.

─ Pero ¿Cómo? ¿Qué paso? ¿Dónde estás? ─ Sus preguntas me abruman y no encuentro las palabras para responder cada una de ellas, al ver que no respondo habla ─ Voy saliendo para la estación de policía, nos vemos en unos minutos ─ la preocupación es notable en su voz.

Respiro profundo, y tomo un taxi, dirigiéndome a la comisaria. Estoy asustada, el padre de Sami es abogado y sé que hundirá a ese idiota que intento propasarse con ella, hay un trancón terrible y comienzo a desesperarme. Mi celular suena, miro la pantalla y es un número desconocido.

─ Diga ─ respondo extrañada ─ ¡Melaaaaa! ─ La inconfundible voz de mi prima Emma inunda mis oídos y no puedo evitar sonreír al escucharla.

─ Oye enana ─ respondo con la misma efusividad. ─ ¿Dónde estás? ─ Pregunta emocionada. ─ Voy camino a la estación de policía, Sami ha tenido un problema ─ Mi voz es melancólica ─ Venga Mela, todo se arreglara. ─ dice positiva ─ Eso espero ─ Venga cariño, calma, tu prima querida está aquí ─ Sonrió al escucharla.

─ lo se enana, lo se ─ No, en serio Mela, estoy aquí en el aeropuerto ven a buscarme ─ ¿Qué? ¿Aquí en Bogotá? ─ Pregunto sin esconder mi emoción. ─ Si Bruja aquí, ven a recogerme, que este frío asqueroso me está matando. ─ Su voz ahora suena exageradamente temblorosa, pongo los ojos en blanco al escucharla. ─ Pero debo pasar primero por la estación de policía, en unos treinta minutos paso por ti enana ─ Sonríe ─Te espero, no tardes que creo que encontré el chico para ti. ─ Su voz es picarona ─ ¿Qué? No Emma otra vez no. ─ digo frustrada, es una loca que se empeña en buscarme novio. ─ Este te gustara, además está de muerte lenta. ─ Sonrió por sus palabras locas.

El taxi, para ─ Hemos llegado señorita. ─ La voz del conductor, me sobresalta. ─ Emma he llegado nos vemos en un rato ─ y cuelgo, le pago al conductor y entro a la estación de policía, al llegar el padre de Sami ya está hablando con el comisario y el timbre de su voz es alto y firme. ─ Esto es un atropello a la dignidad de mi hija, esto le saldrá muy caro ─ el rostro del comisario es de perplejidad pura. ─ Señor... ─ hace una pausa ─Yo no sabía que era su hija. ─ pues ahora lo sabes, saca ya a mi hija de esa asquerosa celda ya ─ su voz es firme y segura, el comisario de turno camina dispuesto a obedecer la orden que le ha sido dada. El padre de Sami además de ser Abogado, es teniente retirado de la policía.

Este nota mi presencia y se voltea ─ Ya lo solucione, ahora lo que quiero saber es quien fue el cabron de mierda que intento propasarse con mi hija, la va a pasar muy mal ─ tiene ambas manos puestas en su cintura, y suena bastante molesto. ─ Gracias Mela por llamarme. ─ asiento. ─ No era para menos, Sami es mi mejor amiga y la quiero mucho.

─ Lo sé, y agradezco que estés en su vida. ─ su voz se suaviza ─Papi ─ dice Sami corriendo hacia su padre. ─ Fue horrible, te lo juro ─ tiene la voz quebrada y llora en los brazos de su padre, esa escena me hace extrañar a mis padres los cuales están en en otra ciudad, un poco retirada, los hecho de meno. ─ Gracias Mela ─ sorbe por la nariz, y se acerca a mí, yo abro mis brazos para recibirla. ─ Te quiero ─ beso su cabeza para calmarla. 

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