CAPITULO #14

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Keren. M

Este es mi momento, soy demasiado suertudo me encanta verla, encontrármela una y otra vez me enloquece, quiero besarla justo ahora, invitarla a bailar, gracias al cielo acepte la invitación de Max para venir un rato a este bar. Su mirada es de asombro igual a la mía.

─ ¿Quieres bailar? ─ Sus ojos se abren de una manera inesperada, ¿No le agrada la idea? ─ Baila conmigo ─ insisto al ver que ella no se mueve, ni responde.

─ No creo que sea buena idea ─ responde vacilante, sé que también quiere lo noto; la forma en la que esta erguida, me desea como yo, lo siento y espero no equivocarme, quiero sentir como mueve sus caderas en mis manos. De seguro es muy sexy, lo veo en su mirada.

─ Si, es buena idea lo sabes ─ La tiento, estoy siendo sensual con ella, me acerco y la tomo de la cintura. ─ No me niegues el placer de bailar contigo ─ le hablo al oído y su aroma me enloquece ¡Dios! esta mujer tiene algo que me atrae y la quiero en mi cama. Se aleja y coloca una mano sobre mi pecho.

─ Está bien, ya que insistes ─ su voz en segura y su mirada es de lujuria. Esto definitivamente se pondrá bueno.

La música de fondo es rara para bailar, pero pega con esta situación.

La tomo de la mano y la llevo hasta la pista de baile, ella sigue mis pasos sin parar, su palma sobre la mía hacen que mi entrepierna tiemble, se ve pura, quiero corromperla, quiero ver esa linda boca gritar mi nombre una y otra vez.

─ Tómame de la cintura. ─ pide mientras empieza a mover sus caderas de una manera decadente pero extremadamente sensual y me gusta me gusta mucho, intento moverme al compás de ella, con la misma lentitud. Sigue moviendo sus caderas pero ahora un poco más rápido, de cerca su cuerpo libera una energía que me envuelve, ella es como un éxtasis que me empieza a enloquecer.

─ Me encanta como te mueves ─ le digo al oído y ella sonríe.

─ Tú no lo haces nada mal ─ dice sonriendo, se le ve relajada y me encanta.

Pego mi cuerpo más a ella, me da la espalda y mueve su hermoso trasero para mí, me enloquece de una manera que no puedo explicar, quiero tenerla, quiero sentirla mía.

Mueve sus caderas al compás de la música, lento y rápido a la vez, nuestros cuerpos están complacidos, nos rozamos con ganas de más. Siento ganas de tenerla solo para mi, que baile para mi desnuda, quiero besar ese hermoso cuello, su boca. ¡Dios! Todo.

El sudor se hace presente, ella me da la espalda y yo coloco mi mano izquierda en su abdomen cerca a sus pechos, suelta un gemido que casi es un susurro, ese ruidito me estremece.

─ Eres hermosa miel. ─ su cuerpo se tensa bajo mi taco, no deja de moverse y yo tampoco quiero que lo haga.

Cambian de música y esta es un poco más lenta, pero no deja de ser sensual. Sus movimientos me enloquecen. Ella empieza a cantar bajito la canción que está sonando. Y extrañamente yo también me la se.

─ Tomame de los pies a la cabeza porque quiero ser la lava que derrama tu volcán de miel. ─ su voz es entonada y preciosa ¿A caso me gusta todo lo de esta mujer?

─ Besame tápame la boca, con tu boca porque quiero arder. ─ complemento y ella se voltea hacia mi y nuevamente quedamos frente a frente, su mirada es brillante, y esta toda sudada se me hace  extremadamente sensual.

─ Lo que dice esa canción quiero hacer, quiero besarte justo ahora. ─ le digo con voz firme y la acerco mas a mi. Ella sonríe y niega con la cabeza. ─ ¿No quieres que te bese justo ahora? ─ pregunto acercándome peligrosamente a su cuello, suelta una risita de placer que me hace verla nuevamente.

─ Solo, hazlo ─ dice con ojos cerrados, tiene sus manos sobre mis hombros.

─ Muero por probarte ─ respira lento justo como yo.

─ Melanieeee ─ el grito de una mujer nos sobresalta, ella se aleja instintivamente y yo retrocedo.

─ Es tarde vámonos ─ vuelve a gritar la mujer. Mi miel sonríe y se lleva una mano a su frente.

─ ¿Te vas? ─ pregunto un tanto triste, no quiero que se valla si apenas empezamos.

─ Eso creo.

─ No te vallas, yo te llevo a tu casa ─ ¿Qué mierda? Que acababa de decir no es cierto esta mujer me hace comportarme como un idiota.

─ No, lo creo mañana trabajo ─ suelta mientras echa su cabello hacia atrás, me quedo lelo viendo ese gesto que me parece perfecto.

─ Oye, vamos no era que trabajabas mañana  ─ se acerca la joven que estaba con ella en la tienda de carteras. No me mira lleva su mirada puesta sobre mi miel. Esta parpadea aturdida.

─ Eh ─ dice y me señala esta se lleva las manos a la boca y me sonríe coqueta

─ Oh no sabia que eras tú con el que bailaba mi primita tan sensual. ─ suelta sin reparos, Melanie sonríe y esconde su rostro entre sus manos, es tan perfecta ¿A caso cada uno de sus gestos son así de perfectos?

─ No te preocupes ─ intento sonar relajado pero no puedo lo cierto es que me siento tenso no quiero que se valla, quiero llevarla a mi casa.

─ ¿Te quedas? ─ Le pregunta su prima con coquetería. La decisión es toda suya, yo la miro con ojos suplicantes, deseo que se quede, que terminemos lo que habíamos empezado. Me mira y sonríe; mis ojos le gritan que se quede. Me acerco a su oído ─ Quédate yo te llevo, por favor quédate ─ le suplico y sueno tan gay que me da risa, pero de verdad quiero que se quede.

─ Lo siento, pero mañana trabajo. ─ su prima la mira con rabia.

─ Esta bien, ¿Nos vemos otro dia? ─ pregunto deseando que diga que si.

─ Te esperamos afuera ─ dice su prima, da la vuelta y se va. Aprovecho que Melanie esta viendo como esta se aleja y la tomo de la mano, la llevo fuera de la pista de baile, quiero oírla con claridad.

─ No veremos otra vez ¿Verdad? ─ ¿que me ha hecho? Por que siento que no llevo las riendas yo.

─ De seguro que si, trabajamos en la misma revista ─ sonríe mientras habla, muestra sus blancos dientes y me derrite.

─ Cierto Miel ─ se me sale sin querer y ella posa sus ojos sobre mi boca, me acerco con lentitud sintiendo muy cerca de mi rostro su respiración. Ella cierra los ojos y se deja llevar, tomo su cintura con mis manos y la acerco con cuidado, deseando con fervor besarla.

─ Besame ─ digo mientras siento su boca muy cerca a la mía. Se acerca y posa sus labios sobre los míos, su mero tacto me excita mucho, ya sintiéndola cerca tomo uno de sus labios y lo chupo con cuidado, ella gime bajito y sé que me desea al igual que yo, esta es la mayor muestra de ello. Me hago espacio entre sus suaves labios y pruebo su sabor con lentitud, ella tiene sus manos sobre mi pecho, la sangre corre de manera vertiginosa por todo mi cuerpo, me calienta de una manera que jamas había sentido, la sigo besando con decadencia, sientiendo cada centímetro de su boca, mi lengua entra en su pequeña y caliente cavidad y ella gime, me abre espacio y la saboreo con locura con deseo.

Ella sonrie sobre mi boca y me parece tan tierna que ya no quiero llevarla a mi cama, quiero mas, mucho mas de ella. 


INESPERADAMENTE DESEADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora