Guardé silencio escondida dentro del armario de hierro que encontré en la fábrica abandonada, y escuché como alguien caminaba por la parte amplia de la fábrica mientras repetía "Hay alguien ahí?!". Esa voz no era de Camila y eso me hizo tener aún más miedo. Si alguien me encontraba ahí hurgando en sus asuntos no me haría nada bueno.
Escuché como esa persona resoplaba y susurraba algo como "deberán ser las ratas", y escuchaba como sus pasos volvían a la habitación de donde había salido.
Estaba realmente acojonada y decidí sentarme en aquel armario vacío en el que parecía que no buscarían nada. No había caído en la probabilidad de que Camila no estuviese sola aquí, y ahora tendría que permanecer sentada en la oscuridad de este armario hasta que no hubiese nadie allí fuera.
Permanecí allí sentada durante más de 40 minutos, y finalmente escuché como alguien se iba y arrastraba la gran puerta metálica y la cerraba con llave. Dude unos minutos en salir de mi escondite, pero fuera del armario no se escuchaba nada y tampoco iba a permanecer ahí para siempre. Así que entreabrí un poco la puerta del armario y afuera estaba todo oscuro, por lo que me decidí a salir.
Salí del armario y empecé a escuchar a alguien en la habitación de la que había salido aquella chica. Así que corrí para pegarme a la pared y empecé a acercarme en silencio a la puerta de esa habitación, que parecía el antiguo despacho del jefe de la fábrica. Una vez allí escuchaba a alguien moverse tras la puerta, pero no producía ningún ruido, hasta que me pareció oír pequeños sollozos ahogados y entonces me armé de valor y abrí la puerta.
Al abrir la puerta me encontré lo último que esperaba encontrarme. Camila estaba atada de pies y de manos en una silla y con una mordaza en la boca, mientras una rata le mordisqueaba la costura del pantalón vaquero. Al abrirse la puerta Camila me vio y su rostro se iluminó como si fuese una aparición divina.
Corrí hacía ella y espanté la rata de su pantalón con una patada mientras le quitaba la mordaza de la boca. Y pasaba a desatarle las manos.
- Camila!! Pero Camila... - Le decía mientras le desataba las manos y los pies. - Qué haces aquí?! Qué ha pasado?! - Camila solo me observaba y de sus ojos no paraban de brotar lágrimas. - Camila por favor!! Mírame. - Le dije mientras le cogía la cara con las manos. - Qué ha pasado?!
Ella se desplomó sobre mis brazos. Estaba pálida y tenía mordeduras, de rata supongo, en los brazos y el cuerpo, y estaba mucho más delgada que la última vez que la vi antes de que la encerraran.
La cogí en volandas aguantando su peso muerto, y era real que pesaba igual como una niña pequeña. La llevé corriendo hasta el coche en el que había llegado allí y cerré por dentro. Conduje hasta mi casa, pero una vez estaba acercándome hacia allí cambié de opinión. Si no estaba esa loca con Camila entonces estaría tras de mí, y ese era el sitio donde la enviaría el rastreo de mi teléfono móvil. Así que conduje hasta la casa de campo de mis padres donde pasamos el último fin de semana juntas, allí fue donde terminó o empezó todo.
Llegamos y la bajé del coche mientras seguía inconsciente. Abrí como pude la casa y entré con ella en brazos. La recosté en el sofá y la tapé con mantas mientras buscaba algo de comida en los armarios, menos mal que mi hermano solía venir bastante aquí con sus amigos y encontré algo de pan para poder prepararle algo. Me acerqué a ella con una botella de agua e intenté hacer que bebiese.
- Camz... Camila... Me oyes?! - Le preguntaba con delicadeza.
- Mmmm... - Era lo único que lograba decir, estaba sudando y su frente ardía.
- Camz, toma... Bebe, es agua. - Le dije mientras le acercaba la botella a la boca.
Ella sorbió un poco de agua y entonces abrió los ojos para tomar ella la botella y beber mucho más, al parecer tenía muchísima sed. Al incorporarse se mareó un poco y cayó en el sofá desparramando algo de agua en el sofá.
- Qué te han hecho Camila?! - Pregunté para mi misma mientras me levantaba para ver como estaba la pechuga que estaba haciendo a la plancha para ella.
Tras ver que iba bien la carne en la plancha me dirigí al baño en busca de medicamentos para bajar la fiebre y algo con lo que curarle todas las heridas que tenía. No era médico, ni veterinaria, pero era bastante obvio que Camila se encontraba así a causa de las mordeduras de rata que junto a la deshidratación y seguramente el no haber comido han hecho que se agrave la situación.
Encontré alcohol en el botiquín y ibuprofeno, no era mucho pero algo era algo, y me dirigí hacía ella para curarla. Ella permanecía en el sofá dormida o eso quería pensar, y terminé de preparar su bocadillo para que comiese.
- Camz... cariño... despierta. - Le susurraba para que no se asustase. - Te he preparado esto para que comas, toma... - Le dije mientras tomaba una migaja de pan con un trozo de pechuga y se lo acercaba a la boca. - Abre la boca venga, tienes que comer algo. - Y entonces la abrió.
Al notar que era comida real lo que le estaba dando empezó a comer sin parar, abriendo y cerrando la boca como una niña para darme a entender que quería más. Así, poco a poco le dí todo el bocadillo que había preparado para ella de pechuga con mayonesa. Al terminar le dí otra vez de beber y le dí la pastilla de ibuprofeno.
- Camz... Soy yo, Lauren... Me oyes?! Puedes decirme algo?!
- Mmm... Sí... - Respondió con la voz muy ronca y cansada.
Recordé entonces lo que mi madre hacía conmigo y con mis hermanos cuando éramos pequeños para que nos bajara la fiebre y decidí hacerlo con Camila.
- Camz, voy a ducharte vale!? No te asustes... - Le dije mientras la tomaba en brazos y me dirigía hacia el baño.
- Te quiero tanto Lauren... - Susurró Camila pegada a mi. - Tanto... - Y volvió a dormirse.
La senté en la taza del váter y empecé a desvestirla. Esto no era nada sexual, era extraño, me sentía como una madre cuidando de una hija, una hija vulnerable y destrozada, delgaduxa y llena de heridas, que ni de lejos ese cuerpo paliducho y los huesos marcados me dejaba reconocer a la morena que había sido mi novia por dos años.
Terminé de desvestirla y la sumergí en la bañera llena de agua templada, al sacarla del agua Camila abrió los ojos y pareció estar conmigo por primera vez.
- Lauren... - Fue lo único que pudo decir antes de empezar a llorar otra vez.
- Ssshh, shhhh... Camila... No llores... - Le decía mientras le tocaba el pelo con cuidado. - No hagas esfuerzos.. Tranquila...
Ella se estremecía bajo mi delicado tacto y se sumergió por si sola en el agua otra vez.
- Quiero agua Lauren... - Me dijo, y me levanté corriendo a por la botella de agua que tenía en el salón.
Al volver a entrar en el baño Camila estaba enjabonándose el pelo o al menos intentándolo. Me acerqué a ella y le pasé la botella y ella la cogió y empezó a beber casi ahogándose de la sed que tenía.
Me senté en el borde de la bañera y con cuidado empecé a enjabonarle el pelo. Estaba claro que estaba muy débil como para hacer una tarea tan simple como esta, y no me importaba hacerlo por ella ni me hubiese importado hacerlo por cualquier otra persona en su estado.
Terminé de enjabonarle el pelo y ella se sumergió en la bañera para enjuagárselo. Entonces se volteó hacia mí con el rostro sonrojado y no quería que ella viese esto como algo físico o sexual.
- Me... me ayudas a levantarme?! - Me dijo con rubor en su rostro no se si por la vergüenza o por la calentura.
- Sí, claro. - Dije poniéndome de pie y tomándola de las manos para que se pusiese de pie en la bañera.
- Y... y Lucy?! - Me preguntó sin mirarme a los ojos.
- En casa. - Respondí con sequedad. Aún no sabía que estaba pasando y la foto que le mandaron a Alexa no me hacia estar tranquila con Camila. - Tú! Tú le querías hacer algo verdad?! - Le recriminé al recordar lo de la foto.
- No Lauren... Yo... Yo te quiero... Y sí! Querría tenerte junto a mi, pero no fui yo!! - Me respondió diciendo esto último mientras me miraba a los ojos.
- Entonces quién es?! - Le espeté y me miró a los ojos cuando escuchamos a alguien caminar por el salón.
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Ahora tú (Laucy) #NeónAwards2017
FanficLa historia de como Lauren Jauregui vivió el amor más idílico y a la vez tormentoso del mundo con Camila Cabello, y como encontró su bote salvavidas en Lucy Vives aquella chica de su instituto. La cara A y B de una misma historia que une a estas tre...