Capitulo 2

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Jordan


El aire abandonó mis pulmones apenas Aria y Riley salieron por la puerta. Sin embargo su aroma permaneció en la habitación incluso cuando ya habían dejado la cafetería.

Maldición. Sabía que iba terminar encontrándomela tarde o temprano, sin embargo no esperaba que fuera tan pronto. Apenas habíamos abierto la cafetería hace un par de semanas, y en ese tiempo había estado esperando que ella cruzara por esa puerta, sin embargo ahora que finalmente lo había hecho había estado al borde de un colapso.

-Es más linda de lo que me habías dicho-Dijo Erik mientras se ponía a mi lado tras el mesón.

Metí mis manos en los bolsillos de mis pantalones antes de voltear mi cabeza un poco para poder dirigirle una mala mirada.

-Cállate, Erik-Dije.

-Oh, vamos, Jordan, simplemente estoy diciendo que es linda.

-Ya sé que es linda, no necesitas decírmelo.

-No tienes porque molestarte.

Apreté mi mandíbula hasta que dolió, era Erik, sabía que estaba diciendo esto en gran parte para molestarme, pero aún más irritante que eso era que lo estaba consiguiendo.

-¿Pueden dejar de hablar estupideces?-La voz de Dakota nos interrumpió.

Maldición.

-No estamos hablando de nada, Dakota-Dije mientras una de mis manos tomaba una taza y otra un paño y empezaba a limpiar manchas imaginarias.

Ella rodó los ojos antes de empezar una discusión con Erik en la que me terminaron involucrando. No iba a mentir diciendo que si no hubiera sido por ellos estos tres últimos años hubiesen sido una verdadera pesadilla, sin embargo viendo a Aria (aunque fuese sólo de lejos) hacía que recordara mi vieja vida, y se sentía malditamente extraño hacerlo.

-Necesito ir a fumar-Dije cuando mis pensamientos empezaron a escabullirse hacia recuerdos escabrosos-¿los puedo dejar solos un rato?

Ellos me miraron un segundo antes de asentir, sus rostros con un par de ligeras muecas que no me agradaron, pero agradecí que no me dijeran nada.

Pasé por la cocina y salí rápidamente por la puerta trasera que daba a un callejón por el cual no pasaba casi nada de gente, por lo que lo consideraba un sitio lo bastante tranquilo como para pensar. Solté un suspiro antes de apoyarme contra una de las paredes de ladrillo, estábamos a principios de marzo y luego de más de tres años casi me había olvidado de lo frío que era Minnesota.

Una de mis manos buscó en los bolsillos de mi chaqueta hasta encontrar mi cajetilla de cigarrillos con mi encendedor dentro, puse el cigarrillo entre mis labios y lo encendí, inhalé y mantuve el humo en mi boca por algunos segundos antes de expulsarlo por mi boca.

Ugh, tenía el extraño deseo de gritar, pero me limité a dar otra calada al cigarrillo. Esto era más difícil de lo que había pensado que sería, pero por otro lado dudaba que quejarme fuese a ayudarme en algo.

Respiré el aire frío junto con todos los aromas que había en él, incluyendo el olor a cigarrillo. La primera vez que había fumado había tenido dieciséis años y desde entonces no lo había dejado (de algo había que morirse de todas formas).

Aria olía a cigarrillos...y a chocolate y libros. Era un olor agradable, igual que ella aunque tuviese un carácter del demonio la mitad del tiempo.

¿En cuántos problemas podía meterla si le decía que estaba vivo?¿qué pensaría de mí si le decía lo que era ahora?

Evan llegó antes de que pudiera contestarme.

Sueño de Luna LlenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora