Capítulo quince.

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Los ojos me pesaban, intentaba abrirlos, la luz que estaba frente a mi no ayudaba en absoluto.

— ¡Está despertando! —Llamaron al doctor.

Éste entró de inmediato, por fin que abrí mis ojos, estaba en una habitación de hospital.

—Buenos días. —Dijo alegre.

— ¿Qué día es hoy?

—Es dos de mayo. Estuvo inconsciente cuatro días.

—Hoy es el funeral de Iris. —Me levanté alarmada, bajé de la cama y me quité las cosas que estaban pegadas a mi cuerpo.

—No, debería de descansar. —De inmediato sentí cómo el aire me faltaba, mis huesos se debilitaban y caía al suelo.

—Kaley, Ingrid movió el funeral de Iris. Supo que caíste en una especie de "coma". —Dijo haciendo unas comillas en la palabra coma. Me levanté con las pocas fuerzas que me quedaban y conecté de nuevo cada cable a mi.

—Volvamos, ¿recuerda qué pasó? —Cerré los ojos, intentando recordar.

Sentí una mano tomar brutalmente mi brazo, intenté gritar, pero me había puesto un pañuelo en la nariz, pataleé con lo que pude.

—Cállate.

La habitación era oscura, quizá era por la noche, gemí, me dolía la cabeza.

— ¿Quién eres? —Pregunté en voz de hilo.

— ¡DEJA DE MOVERTE! —Gritó en un susurro, y sentí un golpe en la cabeza. —No te haré mucho daño, si te dejas de mover. —Advirtió.

—Ya deberías saberlo, Kaley, mi amada Kaley.

No había luz, no podía ver su rostro, su voz se distorsionaba, como si él no fuese quien estuviera hablando.

Sentí como me tapó los ojos, amarró ambas manos y ambos pies y me lanzaba a una especie de camioneta.

—Soy Tres. —Susurró en mi oído.

Me hice hacia adelante en busca de aire, estaba sudando, recordar aquello me causaba escalofríos y un miedo sin igual.

Más allá de los ecosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora