Quince.

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Comenzaba el año escolar y mi grupo de amigas se había divido porque no queríamos las mismas áreas, en realidad fui la única que me separé de ellas las iba a extrañar en serio.

Por tercer año seguido Valentín estaba en el mismo grupo que yo y eso me alegraba bastante porque si no tenía a mis amigas conmigo al menos lo tenía a él que me hacía tan feliz.

Como esperaba la primera semana había sido demasiado sofocante y no me había alcanzado el tiempo para todo lo que quería hacer.

Era sábado y estaba demasiado atareada cuando alguien llamó a la puerta, abrí y era Valentín.

- ¿tienes planes para hoy?.

- Si, hacer mucha tarea al igual que tú.

Nos reímos y lo invité a pasar.

- Ya he terminado, anda vamos a caminar imagino que debes estar estresada.

- Un poco pero no hace falta.

- Si, llévatela ya vendrá después a terminar-. Dijo mi mamá al salir de su recámara.

Valentín le sonrío entusiasmado y le hizo caso. De un momento a otro ya estábamos caminando por los alrededores del edificio donde yo vivía y nos detuvimos en un lugar donde habían columpios, nos sentamos y me balancee lentamente.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?-. Dijo en voz baja, mi corazón comenzó a latir más rápido de lo normal.

Ni siquiera sabía que iba a preguntar y ya mi cuerpo se estaba adelantando a todo.

- Claro, ya sabes si es algo coherente si.

Se rió y negó con la cabeza. Era un momento tenso, se puso frente a mí y me miró directo a los ojos, me hacía sentir lo mismo que hacía meses y cuando digo meses eran muchos mesesss.

- ¿Antes te gustaba?-.

- Si, demasiado-. bajé la mirada para evitar encontrarme con la suya.

- Oh... ¿Y ahora ya no, cierto?-. hizo lo mismo que yo e inmediatamente tomé su rostro con ambas manos.

- No, ahora te amo.- lo besé como si mi vida fuera a acabar en ese instante, pero en realidad, en realidad estaba besando a mi vida.

Continuó besándome y el tiempo se detuvo, no existía en el universo más que él y yo.
Llevábamos tiempo ya en el beso y me separé para poder respirar, repasé cada unas de las facciones de su rostro y me sentí la chica más afortunada de la tierra por tenerlo.

- ¿Quieres ser mi novio?-. Le solté y el quedó más que sorprendido.

- ¿Y Fernando, que con él?-.

- Ya nos somos más que amigos, desde hace ya un mes-. Reí y lo besé de nuevo - ¿y tu respuesta es?.

- ¡Si! Sabiendo que estás soltera ¡si! , bueno ahora no lo estás porque eres mi novia y... -. Me beso repetidas veces, su felicidad era tan grande como la mía - Te amo.

- Y yo a ti Valentín.

No puedo quedarme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora