Capítulo 5: La fiesta-Parte 1

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—Ni lo sueñes.

—Vamos Emily, por favor. No seas tan amargada. Todos van a asistir; es la primera fiesta que realizan desde que comenzó el campamento.

—No, Megan, no insistas. Odio las fiestas; no sé bailar. Imagínate que cuando tenía las fiestas de mis amigas, permanecía sentada en una silla. Creo que sólo me gustaba asistir por la comida.

—No lo puedo creer, nunca antes me había tocado una compañera de habitación tan aburrida como tú.

—Pues, acostúmbrate. Esto es lo que soy.

—Eres una tonta, te perderás la mejor fiesta. Aparte es la oportunidad perfecta para conocer chicos, estoy ansiosa por saber quiénes ingresaron este año.

—Es sólo una fiesta; prefiero quedarme leyendo.

—Tu y tus estúpidos libros...

—Megan por favor, no insistas más. Y si me disculpas tengo que seguir trabajando o me despedirán.

—Como quieras, tú te lo pierdes. Si cambias de opinión la fiesta es a las diez de la noche en el salón principal. Nos vemos.

La verdad es que no sabía que hacer. Estaba decidida a no ir a esa estúpida fiesta; pero el hecho de que todos hablaran de esta en todo el maldito día, me hizo dudar. ¿Debería asistir? No, definitivamente no. Ni siquiera sé que ropa debería usar para una ocasión como esta. Sin embargo una parte de mi, siente curiosidad y ganas de ir.

Lo mejor es dejar de pensar y ponerme a leer—digo al momento que tomó un libro del estante colgado en la pared de mi habitación.

Al cabo de unos veinte minutos, Megan llega con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Y a ti qué te pasa? ¿Por qué estás tan contenta?—pregunto

—Es el amor amiga—dice mientras comienza a probarse ropa.

—¿Se puede saber de quién estás enamorada?

—Del chico más lindo de este planeta.

— Pero, ¿cuál es su nombre? ¿Cómo lo conociste?

—No tengo idea de su nombre, pero eso no importa. Lo único que sé es que ingresó este año y que está en la sección de arte y recreación al igual que yo. Es el destino.

—Eres una tonta, ¿al menos hablaste con él?

— No, pero me lo crucé mientras venía para acá y me sonrió.

—Ay Megan, eres muy enamoradiza.

—Lo mejor es que va a asistir a la fiesta. Es por eso que debo lucir estupenda ¿Cuál crees que me quede mejor, el rojo o el negro?—pregunta señalando dos vestidos que yacen en la cama.

—El rojo-respondo pensativa.

— Buena elección, Emily ¿En qué piensas?

En ese momento recordé a mi hermana Alice, a ella de seguro le habría gustado que fuera a la fiesta. Luego recordé las palabras de mamá diciéndome que debo hacer amigos y seguir con mi vida. Por lo que sin dudarlo, digo:

—Está bien, acepto.

—¿De qué hablas? Explícate- dice Megan levantando una de sus cejas, algo confundida.

—Iré a la fiesta.

—Sí! , gracias Dios, gracias por haberla hecho recapacitar- dice Megan abrazándome.

—Que exagerada—digo riendo. Pero tengo un problema.

—¿Cuál?

— No sé qué debo ponerme.

— Ah era eso, no te preocupes. Estas hablando, con la experta en moda ¿Qué ropa tienes? Muéstrame.

—No tengo tanta como tú, pero tengo un vestido que me regaló mi abuela para uno de mis cumpleaños.—digo mostrándole un vestido amarrillo con mangas que pasa las rodillas.

—Es horrible, disculpa que te lo diga de esta forma, pero tengo que serte sincera. Ni se te ocurra ponerte eso. Serías el hazmerreír de la fiesta.

—¿Por qué dices eso? A mí me gusta, es muy lindo y me siento cómoda en el.

—¿Sabes qué? Olvídalo. Te prestaré algo de mi ropa. Ponte esto—indica entregándome un vestido verde esmeralda con escote en la espalda.

—Es muy lindo, en verdad. Pero me temo que no podré usarlo.

—¿Por qué, qué tiene?

— La espalda, ¿acaso no te das cuenta? Es muy descubierta.

—Está bien, ¿qué tal este conjunto?—pregunta mostrándome una pollera cintura alta negra con un top azul francia.

—No, se ve mi panza. Verán mis rollitos de grasa.

—Pero, si no tienes nada! Ay Dios, agotarás mi paciencia. Te aviso que no encontrarás ninguna túnica en mi ropero—dice algo molesta.

—Creo que lo mejor será que no vaya.

—Ah no, eso si que no. No dejaré que te eches atrás, jovencita. ¿Qué tal este? Y antes de que pongas una excusa ridícula, pruébatelo.—ordena entregándome un vestido estilo Marilyn Monroe de color celeste cielo.

— Está bien, como usted ordene sargento—digo riendo.

Al observarme en el espejo, no me reconozco. Hacía tanto que no me sentía bonita.

—Estas hermosa, Emily. Hasta diría que tengo celos de ti.

—No digas tonterías, tú también luces muy linda.

—Lo mejor es que nos apresuremos, ya vamos retrasadas. Son las diez y media— dice Megan señalando el reloj de la pared.

—Sí tienes razón, espera Megan.

—¿Y ahora qué?

—Gracias por ser tan buena conmigo.

—No hay de qué, ahora camina, que llegamos tarde.

Si estuvieses aquí.../#PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora