Capítulo 14

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Al abrir mis ojos, toco mi mejilla como acto reflejo. Estoy sudando y me encuentro recostada en mi cama. El reloj indica que son las tres y veintidos de la mañana. Miro hacia el costado, el libro que comencé a leer ayer por la noche yace en el piso abierto en dos. Inmediatamente lo recojo y acto seguido me siento a reflexionar acerca de lo que acaba de suceder. Al parecer todo fue un sueño creado por mi inconsciente. El día lluvioso, yo disculpandome con Caleb, y él no sólo perdonandome sino besando mi mejilla, nada fue real, nada ocurrió. Lo que no comprendo es por qué mi cerebro imaginó esto, ¿es qué acaso quiero que suceda?
Intento poner mi mente en blanco y pensar en algo distinto. Pero no logro conseguirlo, tampoco puedo conciliar el sueño por lo que decido continuar leyendo "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen. Me adentro tanto en la lectura que ni siquiera me doy cuenta de la hora. De no ser por el despertador que comienza a sonar, de seguro hubiese llegado retrasada al trabajo.
Por suerte eso no sucedió, no creo que el señor Philips y Marta se hubiesen molestado a tal punto de despedirme, todo se hubiese visto reducido a un llamado de atención. No obstante, no me sentiría bien conmigo misma, la verdad es que siempre he sido una persona muy puntual, al colegio siempre solía llegar media hora antes y lo continuo haciendo incluso en la Universidad, a pesar de que en ésta no rigen normas en cuanto a horarios y uno pude entrar y retirarse cuando le viene en gana. Muchas personas suelen decir que soy muy estructurada, que nunca me desvio de lo que tengo planeado. En otras palabras, que siempre cumplo todo al pie de la letra. Aunque no lo considero un defecto, creo que cada persona  tiene su forma de actuar en la vida, ser así mantiene la mía organizada.
Volviendo al tema, mi día fue igual de ordinario que los otros, no ocurrió nada que lo distinguiera de los demás. Servir, recoger y barrer, fueron las únicas actividades que realice en todo el día.
Sin embargo, debo agradecer tener a Megan como compañera de cuarto. Es la única que logró sacarme una sonrisa. En especial cuando le pregunté acerca de su día en el trabajo con Scott:

—Ni me lo menciones. No lo soporto, es insoportable. Nadie jamás en mi vida había tornado un día tan penoso. ¿Acaso es un castigo? ¿Tan mala persona soy para recibir esto?

—¿Tan mal estuvo? — pregunté entre risas.

—Terrible es poco, tendrías que haber estado. Toda la maldita mañana tuve que tolerar sus críticas hacia mi persona y seguir sus órdenes. "No lees correctamente, debes hacer una pausa al finalizar una oración", "Le das demasiado libertad a los niños, debes ser más severa",  "Niños sepan perdonar su mal vocabulario, al parecer no le enseñaron a expresarse bien en casa" Frases como estas me vi obligada a escuchar y no sólo eso, sino a agachar la cabeza y fingir que no me molestaban en lo absoluto. Si no fuese porque necesito el empleo ya lo hubiese golpeado.

—No le hagas caso, lo hace por que sabe que te enojas fácilmente. Tan sólo ignoralo. Aunque ya sabes lo que dicen: que del odio al amor hay un sólo paso —dijé levantando mis cejas con picardía.

—¿Qué estás insinuando? Eso nunca, escuchame bien, jamás de los jamaces sucederá. Él no es mi tipo, es feo y su ego llega hasta las nubes. Prefiero estar muerta o vivir sola con cuarenta gatos a tener que salir con Scott. —a medida que lo decía su semblante se tornaba serio y sus cejas se fruncian. Lo que me dejó en claro que hablar de esto la enfurecía. — Pero cambiemos de tema, cuentame ¿te disculpaste con Caleb? —preguntó Megan al mismo tiempo que dibujaba en su cuaderno.

—No —respondí algo desanimada —Aún no he podido hablar con él, no lo he visto en todo el día. Lo más extraño es que soñé con él.

—¡¿Qué?! —exclamó Megan al instante dejando de lado el dibujo y mirándome fijamente  en espera de una respuesta.

Procedí a contarle mi sueño, sin ocultarle ningún detalle. Aunque para ser honesta, me arrepentí de hacerlo ya que Megan comenzó a reírse como una demente cuando finalicé.

—Ya deja de reírte, no es gracioso. Haces que me sienta una estúpida.

—Lo siento, es que no lo puedo evitar. Fue la típica escena de romance que aparece en la mayoría de las películas. ¿Cómo fue que te dijo? "Yo nunca jugaría con tus sentimientos Emily, nunca" —dijo Megan imitando la voz de Caleb y tomando su oso de peluche para besarlo en la mejilla.

—Si continúas burlandote, no te contaré nada la próxima vez.—espeté molesta.

—Está bien, está bien, no me reiré más —respondió Megan intentando lucir seria y retomando su dibujo.

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Ojalá el sueño hubiese sido real, ojalá lo de Caleb estuviese resuelto. Lamentablemente no es así. Han pasado dos semanas y aún no consigo su perdón, ni siquiera he podido entablar una conversación con él. Todo este tiempo me ha ignorado por completo. Cada vez que he intentado acercarme a él, me ha evitado; incluso ha preferido no estar con sus amigos cuando yo me encontraba junto a ellos.
No obstante, a veces creo que es mejor así, es decir fingir que nada pasó. Olvidar que lo conozco y continuar con mi vida.
Es por ello, que no hice el menor esfuerzo por hablar con Samantha y reprocharle lo que hizo. No conseguiría nada con esto, sólo conseguir que me odie al igual que Caleb.

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