Este capítulo va dedicado a:
CinthiaVRN rociorosello9 SkyBlueDiamond00 katathegiraffe dulcerosello15 LeenTDG02 CandelaGutierrezGaldEl salón estaba repleto de gente. El mismo estaba decorado con globos de color dorado y telas blancas. Habían cuatro mesas largas con todo tipo de comida: sándwiches, hot dogs, pavo, pizza y empanadas de jamón y queso. También pude observar que a un costado se encontraba una mesa dulce con bocadillos. Al parecer era una fiesta estilo copetín. Eso creo porque no había sillas y cada uno se servía lo que quería. También había un puesto donde servían bebidas; y por supuesto lo que no puede faltar en una fiesta: música. Esta estaba a todo volumen a tal punto que cuando hablabas con alguien, tenías dificultad en escucharlo y tenías que preguntarle dos veces lo que esa persona había dicho anteriormente.
Al llegar nos encaminamos hacia un grupo de chicos que al parecer Megan conocía. Sin embargo, para mi mala suerte entre este grupete se encontraba ni más ni menos que el muchacho a quien le arroje el plato con fideos. Esto no podía estar pasándome. Justo cuando ya creía haber olvidado ese espantoso episodio, tenía que toparme con él nuevamente. ¿Por qué? Ya no podía hacer nada, mi amiga los había saludado a lo lejos y estos le habían hecho señas para que nos acercáramos. Caminé mirando el piso, tratando de ocultar mi rostro con mi cabello, pero fue en vano tuve que levantar la vista, cuando Megan me presentó ante a sus amigos.
—¡Hola chicos! ¿Cómo están? Les presento a mi nueva compañera de cuarto, su nombre es Emily, espero que no les moleste que se quede con nosotros esta noche.
—Hola Emily—saludan todos al unísono a excepción de la chica pelirroja que se encontraba el día del incidente en el comedor. Esta viste un short negro con una blusa transparente que enseña su sostén color rojo.
—Tu rostro me es familiar.—dice examinándome de pies a cabeza—Espérate, ya sé quién eres. Tú eres la mesera, la que le arrojo los fideos a Caleb—indica con una sonrisa en su rostro.
—¿De qué hablas Samantha?—inquiere Megan.
—¿Acaso ella no te contó? Qué extraño, creí que las amigas se contaban todo.
—Luego te cuento—respondo al percatarme que Megan me mira de brazos cruzados esperando una respuesta—Y sí, soy yo aunque al parecer no soy bienvenida aquí, lo mejor es que me vaya.
—No, aguarda. No es necesario que lo hagas. Ya olvidé lo de ese día, todos tenemos nuestros días malos, no te preocupes. —dice el muchacho de cabello castaño oscuro al momento que le lanza una mirada amenazadora a Samantha.
— No me mires así, solo bromeaba. —exclama Samantha cruzándose de brazos.
—Oye, discúlpame Emily. Lamento haber sido tan grosero aquel día. Mi nombre es Scott, un placer conocerte. —expresa el chico de cabello rubio y ojos azules.
—El mio es Kaitlyn, espero que estés disfrutando de la fiesta—dice la muchacha que se encuentra el lado de Samantha. Su rostro es muy alegre y viste un pantalón blanco y una blusa verde que combina con su color de ojos.
Yo simplemente asiento con una sonrisa y dirijo la mirada hacia donde se suponía que estaba Megan pero no la encuentro. Miro en todas direcciones hasta que la logro ver a lo lejos a la otra punta del salón. Se encuentra hablando con un muchacho alto de cabello castaño y sonríe como estúpida. De seguro es el muchacho del cual me habló esta noche. Ay Megan, decirte que te quiero matar, es poco. Me convences de venir a la fiesta y luego de la nada me dejas sola. Me encuentro perdida en mis pensamientos cuando de pronto...
—¿Bailas? Pregunta Caleb, quien se me ha acercado y me está ofreciendo su mano.
—¿Me hablas a mí?—pregunto algo desorientada y mirando a los costados para asegurarme de que fuese a mí a quien hablaba y no a otra persona.
—Sí, a ti te estoy hablando. ¿Aceptas o me tendrás con la mano así toda la noche?—responde sonriendo.
—Ehh...yo...me encantaría pero...pero no sé bailar—respondo rápidamente y me doy la vuelta para ir a buscar un vaso de jugo pero él me retiene tomándome del brazo.
—Por favor...solo una. Creo que me lo debes. Aparte te puedo asegurar que peor que yo no bailas.
—Está bien, pero no te quejes si te piso—digo entre risas.
—Lo prometo.
El estar bailando con él me ponía incómoda ; no por tener miedo de hacer el ridículo, sino por el hecho de que las pocas veces que lo miré, pude ver sus ojos clavados en mí. Por lo que me veía obligada a bajar la mirada. Podría haber aguantado la canción entera de no haber sido por su comentario que me desconcertó:
—Tienes unas pestañas muy largas.
En ese momento sentí que todo mi cuerpo se tensaba y un calor repentino se apoderaba de mis mejillas que se tornaron de color rojo tomate.
—Necesito ir al baño, disculpa.
—dije.Fue lo primero que se me ocurrió para zafarme de ese momento incómodo. Me sentí un poco mal por él, porque al retirarme se quedó mirándome confundido y digo algo en voz baja que no logré escuchar por el ruido de la música. Pero había sido suficiente por un día. En cuanto a Megan, se las iba a ver conmigo, la estaría esperando ansiosa en nuestra habitación...
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Si estuvieses aquí.../#PNovel
Novela JuvenilLuego del suicidio de su hermana, Alice, por razones desconocidas, Emily se convierte en una persona totalmente diferente a la que un día fue. Ahora vive una vida monótona, en la cual su única preocupación son los estudios y su única distracción lo...