[Carnaval]
- ¡No, por favor! ¡No me hagas daño! ¡Por favor! – gritó la chica delante de él, cubriéndose con ambos brazos, como si con ello pudiera protegerse a sí misma.
El chico dudó, sintiendo el nudo en el interior de su garganta tensarse aún más ante la escena que se presentaba delante de sus ojos. Se había dejado llevar por la corriente, queriendo no ser uno de aquellos que descansaran en el suelo, muertos, que no había parado a pensar en las otras personas.
Él quería sobrevivir, pero, ¿a qué precio?
Ahora, ahí, delante de él, la chica no paraba de llorar y suplicar por piedad, hecha un desastre, tanto física como emocionalmente. Su vestido azul se había desgarrado de la parte de la rodilla hasta su muslo, exhibiendo su piel, mientras el resto de su ropa estaba arañada y sucia por el polvo y el sudor. Pequeñas y delgadas líneas rojizas aparecían sobre su piel, tenía varios arañazos en los brazos y en las piernas, y algunos más en el rostro.
Bajó el arma, dejando salir un suspiro y retrocedió un paso. La realidad le golpeó. Apretó el arma y, tensando la mandíbula, la arrojó lejos de ellos. Sus ojos fueron hacia la chica, temblaba y gimoteaba, tirada en el suelo mientras las lágrimas y los mocos escurrían por su rostro. No era algo muy bonito de ver.
"¿Qué rayos estaba a punto de hacer? ¿Matar a alguien? Aunque no la conozca ella sigue siendo... una chica."
No podía matarla, no sin tener que cargar con ello. Lo cual lo consumiría. Él no era un asesino. No como los demás.
Se inclinó y le tendió una mano a la chica, aun sintiendo los temblores tras apretar demasiado el arma entre sus manos. Tenía que calmarse o solo asustaría a la chica, si es que se podía asustar más a una persona.
- Lo siento. – dijo, finalmente, pero se mordió el labio al ver que la chica retrocedía, alejándose de él. La siguió, tomando su brazo lo apartó para poder encararla. Los ojos de la chica lo miraron, solo una expresión legible; terror. – Mira, yo... Déjame ayudarte, ¿sí? – dijo, tartamudeando. No era una clase de conversación que podía empezar de la nada después de intentar de matarla. Era incómodo y vergonzoso.
La chica sorbió sus mocos y le miró, removiendo el otro brazo. Sus ojos le miraron a través de unas largas pestañas e iris de color azul, dudosos, juzgando la veracidad de sus palabras.
- ¿N-No vas a... matarme? - aun temblaba, pero ahora le miraba sin el mismo temor que en un principio. Veía sus labios apretarse, como si quisiera mantener las palabras dentro de su garganta. Él tosió y le miró, sintiendo sus mejillas arder.
- No, yo... lo siento. No quiero hacerte daño. Solo... Perdón. – dijo, casi suspirando mientras decía. La chica parpadeó y asintió, volviendo a sorber sus mocos. Pasó su antebrazo, limpiándose el resto, dejando una pequeña estela brillante de mucosidad sobre su piel, pero él lo ignoró.
Sin embargo, cuando ella intentó ponerse de pie, resbaló y volvió al suelo. Él se acercó, intentando ayudarla.
- Diablos. Espera, deja y... - sus palabras se quedaron en el aire. Su vista se nubló, solo unos segundos y cayó de rodillas.
Abrió la boca, pero sintiendo un fuerte dolor debajo de la mandíbula. Alargó su mano y tocó suavemente, sintiendo algo húmedo y cálido cuando sus dedos tocaron de donde provenía el dolor.
- Ja, ja, ja, ja, ja. – se giró hacia la chica que reía. Sostenía un pequeño cuchillo entre sus manos, demasiado cerca de su rostro, manchando su mejilla derecha con la sangre que escurría de éste. La chica se ponía de pie, quedando delante de él – Primera regla; no dudes, idiota.
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Cuerpo Frío, Corazón Caliente
VampireRESUMEN: Jason ha sido capturado por los vampiros, pero no como lo tenía planeado Bateman. Un cambio de planes que traerá consigo el caos y la devastación. El bosque de Los Azules fue un parque de diversiones, Ciudad Zwielicht es solo para los fuert...