Capítulo 11 - Competencia de Bastardos [Parte3]

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El movimiento en el bosque era evidente. Los centinelas seguían con la mirada a las bestias que se deslizaban de un lado a otro, corriendo y aullando, examinando el terreno. No les quitaban el ojo de encima y es que si se descuidaban en lo más mínimo podría significar un error fatal para ellos.

Por otro lado, los Cazadores se mantenían alejados del pie de la montaña alrededor de su pequeño campamento, y aunque sus intenciones seguían siendo desconocidas, los hombres de Joe no bajaban la guardia. Los tenían en la mira, listos para acabar con el pequeño grupo de hombres de negro que estaban reunidos a varios metros, escondidos detrás de los árboles, atentos hacia la montaña, conscientes de que eran observados por ellos. Sabían que algo se estaba orquestando entre weres y Cazadores, pero aún no sabían qué con seguridad. Sus acciones siempre solían ser erráticas e impredecibles, lo que los obligaba a ser más cautelosos con ellos.

Joe había dado sus órdenes y todos debían acatarlas; si se acercan demasiado a la montaña, disparen.

Dos grupos de hombres ya estaban dentro del bosque, ocultándose entre la naturaleza y utilizando las condiciones del terreno a su favor. Dos francotiradores apuntaban a los Cazadores desde las ramas de dos grandes árboles en las que se camuflageaban. Sus compañeros habían utilizado las viejas salidas que conectaban la montaña con el bosque, una red de túneles que aunque los weres o Cazadores pudieran ingresar, jamás podrían llegar al interior de la base, ya que había puertas que tenían que abrir y éstas solo se abrían desde la Sala de Control.

Los hombres se Joe se habían vestido con colores militares, mezclándose con la naturaleza del terreno, mientras levantaban las pequeñas trampillas y asomaban la punta de sus fusiles de asalto M4A1, al igual que los francotiradores cargaban sus Barret 50 y apuntaban a la cabeza de los Cazadores, quienes no parecían ni imaginarse que estaban rodeados.

Los weres resultaban ser los más fáciles de capturar, ya que teniendo a sus compañeros su resistencia era inútil, así que aunque hicieran lo que hicieran serían derrotados. Los Cazadores eran otro asunto, ya que debían de eliminarlos en un solo ataque, o de lo contrario se prolongaría aún más su enfrentamiento y eso es lo que ellos querían evitar.

Solo necesitaban que Joe diera la orden para iniciar el ataque y todo habría terminado, antes de que siquiera pudieran defenderse. No les darían esa oportunidad.

Un leve destello desde el centro del bosque llamó su atención y cuando fijaron sus miras sobre la extraña luz, tuvieron que retroceder cuando ésta se intensificó y les hizo imposible continuar usando la visión nocturna.

Mientras se recomponían y ajustaban su equipo para comenzar a disparar a quienquiera que fuera, un fuerte temblor y una explosión resonó en el bosque, mientras grandes nubes de humo cubrían todo el terreno, elevándose hasta las copas de los árboles, donde estaban los francotiradores.

¿Están viendo lo que sucede aquí, Pelicano14? —preguntó uno de los francotiradores hacia la base de centinelas del sur a través de los comunicadores. —Tenemos que iniciar el ataque ahora, antes de que...

La transmisión se cortó cuando volvió a resonar otra explosión acompañada de un pequeño destello y vieron que algunos árboles comenzaban a caer, produciendo un sonido estrepitoso. Los hombres de Joe advirtieron que se trataban de las ubicaciones en las que estaban los francotiradores y eso no podía ser una casualidad, los estaban atacando.

― Todas unidades, prepárense para... —pero el hombre no logró terminar de dar la orden, porque vieron que un proyectil salía desde la nube de humo, dejando una pequeña estela por la fuerza con la que la habían lanzado.

Cuerpo Frío, Corazón CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora