Capítulo 14 - Competencia de Bastardos -Parte 4.3

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[Derek]

La Colonia estaba hecha un desastre. Había tenido mejores días, pero este no era uno de esos. Derek observó lo que quedaba de su destruido hogar y casi no lo reconoció, de no haber sido por los números estampados en cada piso, o el mobiliario que había en las habitaciones, habría dicho que éste refugio llevaba muchos años abandonado, casi desde la Depuración.

Los ductos de ventilación estaban destrozados, cayendo desde el techo, junto al cableado que no dejaba de chispear. Goteras de las tuberías que provocaban grandes encharcamientos y que impedía moverse a través de ciertos pasillos. Una parte del tercer nivel estaba había caído sobre el segundo y ambos se tensaban, amenazando con caer sobre el primer nivel. Escombros aquí y allá, por donde sea que mirara había alguna parte de piso, techo o pared, incluso un pilar se había inclinado y parecía fuera a ceder en cualquier momento.

Aún había humo, pero era del mecanismo de la Colonia, no por el gas que había liberado Joe.

— ¡Detonación! —gritó Simon y una serie de pequeñas explosiones comenzaron a resonara, al mismo tiempo que con cada una de ellas una estela oscura quedaba alrededor de la enorme puerta. Dos más grandes que provocaron que parte de la pared saliera despedazada, lanzando escombros y polvo, y la puerta crujiera con un sonido agonizante.

Todos cogieron sus armas y apuntaron hacia la puerta, la cual se vencía y poco a poco comenzaba a caer, deslizándose hacia adelante. Retrocedieron cuando vieron como la puerta caía y con un sonido metálico les permitía entrar a la Sala de Control.

Derek sujetaba tan fuerte su rifle que sentía que se le fundía la mano con el gatillo. Estaba sudando frío y sentía como le escurría el sudor en la frente, su corazón resonaba en sus oídos con cada segundo que pasaba.

El primero en salir fue un sujeto que vestía una bata, salió corriendo a gran velocidad, lanzándose sobre uno de los miembros de la Colonia, pero una bala lo hizo perder el equilibrio y lo derribó, provocando que cayera al suelo y al mismo instante una lluvia de balas comenzara a caer sobre él.

— ¡Fuego! —indicó Derek y todos dispararon hacia dentro de la Sala de control, pequeños flashes de cada disparo y los gritos y siluetas de los traidores en el interior fue un incentivo muy vigorizante. No pararon hasta que el último hombre cayó y dejó de moverse.

La habitación era una pérdida total, así que ni se molestó en comprobar si algo funcionaba o si había algo rescatable. Todo, o estaba perforado por una bala o estaba hecho pedazos por la explosión y los estragos de la fricción mecánica.

Examinó cada uno de los cadáveres, algunos todavía se movían, eso era más que suficiente para comprobar sus sospechas de que los hombres de Joe y él mismo no eran humanos, sino vampiros. Cazadores más bien, solo así podrían tener semejantes habilidades y no activar los sensores dentro de la Colonia.

Sin embargo, por más que buscaba, no lograba encontrar al desgraciado entre los cadáveres y heridos. A menos que...

— ¡Nadie se mueve! ¡O-O les juro que se arrepentirán! —amenazó un hombre pequeño y calvo, levantando el detonador que sostenía en la mano. Su mirada iba de un lado al otro en segundos, sin parpadear y cubierto de sangre y sudor.

Derek lo observó durante unos segundos, era claro que el hombre no tenía la menor intención de utilizar el dispositivo y que tampoco había sido idea suya, era solo un peón, una distracción lo suficientemente tonta como para ignorar. La desesperación se reflejaba en su rostro y todo su lenguaje corporal demostraba su incomodidad por el resultado de la situación.

Cuerpo Frío, Corazón CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora