STAY STRONG|| SHEO

CAPÍTULO 23

SHAI

Trato de dejar de llorar, es imposible, no quiero que me vea débil. Verá que tiene el poder. Que me hace daño.

Siento sus manos subiendo lentamente por mis costados. Cierro los ojos fuertemente, causando que las lágrimas dejen de caer, aprieto la mandíbula y pienso en todos estos malditos años en los que me ha violado y lastimado. Me ha dejado sin felicidad. Sin nada. Con un gran vacío.

Suelto un gruñido y lo pateo lo más fuerte que puedo.

—Oh, maldita puta, nunca debiste de hacer eso —sonríe lamiendo sus labios. Lo miro a los ojos, no dejaré que me vea débil.

Se acerca mucho más a mí, dejando su rostro cerca al mío. Vuelvo a gruñir con odio, lo alejo con mis manos... Realmente nunca debí hacer eso.

—No, no, no. —deja de sonreír, mirándome seriamente—. Eres más estúpida de lo que creía, hija.

Lo miro con tanto odio. Él se levanta y va por esa maldita caja, sacando otro trapo. Me levanto lentamente, con mi cabeza palpitando. Odio estar desnuda frente a él. Lo odio tanto.

Busco mi celular sin mucho éxito, quito el trapo de mi boca, y antes de poder hacer algo, Bill me toma por el cabello, arrastrándome hacia alguna parte de la habitación. Grito. Lo más fuerte que puedo. Es un grito desgarrador. Me duele la garganta por el esfuerzo.

Cuando llega a mi cama, amarra mis manos con el otro trapo. Hago fuerza para que no lo haga, pero lo único que consigo es un golpe, y que logre atar mucho más fuerte el maldito trapo.

—Oh, Shailene, Shailene, ¿cuando aprenderás? —acaricia mi cara levemente, ya que logro moverla lejos de su mano.

—Déjame en paz, Bill.

—Nunca había conocido a alguien que me diera tanto placer.

—Eres un maldito hijo de puta.

—Y menos me imaginaba que, ¡fuera mi propia hija!

—Para.

—Deja de hablar, estúpida. Si me vuelves a interrumpir, te ganarás un castigo.

Sonríe cínicamente, quitando lentamente su cinturón.

—¡Déjame en paz! ¡maldita sea! —trato de mover mis manos, causando que las heridas de mis muñecas duelan. Joder.

—Eres tan idiota —niega con su cabeza y quita completamente su cinturón—. Te he extrañado, ¿sabes? Pero como tienes a ese estúpido niño que te “protege” no he podido mostrarte —me toma por el cabello, evaluandome— que eres solamente mía.

Trato de no llorar. Esto duele, maldita sea. Duele tanto.

—No... No soy tuya —susurro, y sé que esto me causará más dolor, pero no me importa.

—Bien.

Asiente, bajando su pantalón. Con la mano que tiene el cinturón me golpea. Duele tanto.

—Necesito placer, y así no lo conseguiré nunca. —empieza a besar mi cuello y a acariciar mi cuerpo.

—¡No me toques, joder! ¡No me toques! —chillo moviéndome.

—¡Callate!

Baja sus boxers y abre sus piernas. Me preparo para lo que pasará. Sé que va a doler. Me hará más daño.

Entra en mí fuertemente, y repetidas veces. Gruñe y jadea acariciándome. Trato de no llorar aunque es imposible.

Nunca puedo ser feliz. El siempre llega a arruinarlo todo.