Capitulo 23: Depravado.

5.2K 313 30
                                    

- ¿De que hablas? - dije evitando su mirada.

- Vamos muñeca, todos sabemos que Agus y tú tienen algo más que amistad - lo mire.

- ¿Y tu con Cande que? - dije intentando desviar el tema.

- Yo con Cande muy bien - dijo tirándose en mi cama -, me da sexo cuando quiero y con eso me basta - dijo con una sonrisa cínica.

- Que viva el romanticismo - dije sarcástica.

- Es que no la quiero. No tiene nada especial - rodé los ojos.

- Tu no quieres a ninguna, sólo las quieres para tus necesidades - dije mientras seguía metiendo cosas en mi maleta.

Mientras yo agarraba ropa del armario, Ruggero me miraba el trasero. Cuando me di vuelta lo caché.

- ¡Ruggero! - lo regañe.

- ¿Que? - dijo el riendo.

- No me mires el trasero, depravado - río.

- Pues tu no vayas provocando, soy hombre - lo mire mal.

- Estas loco - sonrio.

- Gracias.

- ¿Y están saliendo? - dije metiendome al baño.

- ¿Quien? - arqueo las cejas.

- Pues Cande y tu.

- No, somos.. amigos - salí lista y metí más cosas a la maleta.

- Ah.. amigo - el río.

- Como tu y Agus - lo mire mal.

- Que gracioso - se paró de mi cama.

- ¿A donde vas?

- A ver a Agus - ladeo la cabeza.

- ¿Para? - gire sobre mis talones.

- ¿Para verlo? - dije obvia.

- Pero si lo viste ayer - arquee una ceja.

- ¿Y que? ¿Acaso estas celoso? - soltó una risa cínica.

- ¿Yo? ¿Celoso? Claro que no - tomé mi celular y lo guarde en el bolsillo del pantalón.

- ¿No vas a ir a ver a Cande? - negó con la cabeza.

- ¿Para que? No somos nada, no tengo que darle explicaciones - alze los hombros.

- Bueno, has lo que quieras. Ahora sal de mi habitación que ya me voy - se hizo el indignado.

- ¿Me estas echando? - negué.

- No, te invito a salir de mi habitación.

Ruggero salió de mi habitación y después me reuní con Agus en una cafetería.

- ¿A una granja? ¿Tu? - río.

- Si Agus, si. Yo no se que haré allí, moriré - exagere -. ¿Y con que vestire?

- Tacones no - rio.

- Esto es muy difícil.

- La muñeca en la granja - soltó una carcajada y lo mire mal.

- Pero tengo buenas noticias también - rápidamente se acercó más a la mesa.

- ¿Que?

- Mi papá me pagara un mes de vacaciones donde quiera y tu vendrás conmigo - sonrio.

- ¿Quieres que vaya contigo? - rei ligeramente.

- Claro que si.

- ¿Y a donde iríamos? - pregunto entusiasmado.

- No se, a donde sea.

- Podríamos ir con los demás también, digo, los chicos y sus novias - asenti.

- Si, sería buena idea - sonreimos.

- Bueno, algo de playa no estaría mal. ¿Porque no vamos a las Islas Marieta? Playa, discoteca ..

- Oh si, vamos. Tu planealo todo con los chicos y después me llamas y me avisas.

- Ok. 

Acabamos de tomarnos nuestros cafés y nos fuimos a comprar ropa para estas vacaciones.
Después nos reunimos todos, incluso Rugge y fuimos a jugar billar. Luego de pasar la tarde entera juntos me despedí junto con Rugge.

- Adiós zanahorio, te echaré mucho de menos - dije abrazandolo.

- Y yo enana.

- Bueno ya - interrumpió Rugge -, vamos - lo mire mal y volví a abrazar a Agus.

- Te quiero mucho - le dije por última vez a Agus y el sonrio.

Nos subimos al auto y fuimos a casa. Al llegar seguimos con nuestras maletas y cenamos.
Después Rugge, Allison y yo miramos televisión en la gran sala.

- Será mejor que se acuesten ya, mañana nos iremos temprano, a las seis de la mañana - dijo mi papá.

- ¿Y como iremos? No cabemos todos en un auto.

- Por que iremos en mi auto también, muñeca - dijo Rugge y sonrio.

- Si, tu irás con Rugge, Allison y Anto, guardaremos las maletas en mi auto también - dijo papá y lo mire.

- ¿Porque yo con Rugge? - el río.

- Ya muñeca, no te quejes, has ido muchas veces conmigo - rei.

- Ya.. sólo es por pelear un rato.

Todos nos fuimos a dormir, tarde un poco en conciliar el sueño pero después caí profundamente dormida.

A las 5:30 de la mañana desperte, me dirigí al baño, me cambié y estaba terminando de maquillarme.

- ¿Muñeca, ya estas? - pregunto Rugge.

- Si Rugge, ¿me podría ayudar con mis maletas, por favor? - sonrio.

- Sólo por que me lo pides por favor.

- Gracias - le sonrei y los dos bajamos.

Mi papá cerró la casa y le dijo a Rugge que lo siguiera.
Ruggero y yo metimos las maletas en el auto de mi papá y subimos al auto de Rugge.

- Y empezará lo peor - dije abrochandome el cinturón.

- Que negativa, ya verás que te gustará el campo - rodé los ojos.

- Si, yupi - dije sarcástica.

Muñequita  | Adaptada | RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora