| Capítulo 60 |

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- Oh Dios... - dije masajenado mis sienes.

Abrí los ojos levemente cuando vi una habitación que no era la mía.
No me acordaba de nada... sólo tenía un fuerte dolor de cabeza y mareo.
Vi la ropa tirada por todos lados. Era la habitación de Ruggero... cuando miré a mi lado no había nadie.

- Buenos días, muñeca. - rió él saliendo del baño.

- Rugge, duele... - puse mis manos en mi cabeza.

- Pues normal. ¿Quieres algo?

- Un buen plato de pastillas, por favor.

Salió del cuarto riendo. Poco después me trajo una pastilla y un vaso de agua. Me lo tomé y le agradecí.

- ¿Quieres que salgamos a desayunar?

- Quiero dormir un poco más, estoy cansada.

- Está bien. - sonrió. - Duerme un rato más.

***

Mientras ella dormía recogí toda la ropa que había. Supuse que Karol no despertaria para desayunar así que fui a Starbucks y desayuné.
Al llegar ella aún dormía así que me puse a cocinar.
Agustín me llamó para preguntar si Karol estaba bien.
Cuando terminé subí al cuarto y le di un beso en los labios.

- Buenas tardes, dormilona.

- Rugge... - sonrió abriendo los ojos.

***

- ¿En serio? - pregunté avergonzada mientras comía.

- Sí, llegaste así sin más y comenzaste a insinuarte. Después no me dejaste en paz hasta que lo hiciéramos.

- Oh Dios... - dije totalmente sonrojada.

- ¿Dónde estuviste ayer?

- Noche de chicas, en un antro.

Seguimos comiendo mientras hablábamos. Después salimos y fuimos a mi casa dónde nos juntamos todos.
Las chicas reímos recordando que habíamos hecho ayer.

- Agus... - dije cuando todos se fueron.

- ¿Qué pasa? - volteó a mirarme.

- Lo siento, digo, por cómo me comporté anoche, que vergüenza. - él rio.

- No pasa nada, enana. - me despeinó dulcemente. - ¿Y dime... te han dado tu buen chape?

- ¡Agus! - grité regañándolo mientras le di un golpe en el hombro, Agustín cayó en el sofá y me tiré encima mientras él reía. - Deja de reír.

- Ya, Karol... - siguió riendo. - ya paro.

- Eres un tonto. - le enseñé la lengua.

- Pero enserio, ¿te dieron un buen chape o no? - soltó una carcajada y le volví a pegar pero reí por la risa contagiosa de Agustín.

- Te odio. - dije yendo a mi habitación.

.

Al día siguiente me levanté, me duché y desayuné con Agustín.
Fuimos en el coche y nos encontramos con todos... menos Ruggero.

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⏰ Última actualización: Mar 16, 2017 ⏰

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Muñequita  | Adaptada | RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora