Me sonroje mientras nos mirábamos.
- Pasa de la gente que te trata así, seguro que hay mejores - dijo y siguió con su paseo.
*** Día siguiente.
Me levanté, me duche y me vestí.
Vi a Rugge aún durmiendo y le tiré un cojín.
- Despierta - dije caminando hacia donde estaba dormido.
- Bonita forma de despertarme - dijo el y reí.
- Levantate, vamos juntos abajo, tengo miedo de encontrarme sólo con tu abuela y me mate o algo - Rugge rio.
- Que exagerada, si mi abuela es un trozo de pan - rodé los ojos.
- Un trozo de pan duro.
Poco después bajamos y desayunamos juntos.
Ayude a recoger la mesa y lave los platos.
- Bueno, nosotros iremos a visitar un poco el pueblo - dijo mi papá.
- Yo también - dije secando mis manos.
- No, tu no - dijo la abuela -. Tú y Rugge tienen trabajo.
- Pero.. - ella me interrumpió.
- Nada de peros.
Poco después mi papá, Anto y Allison se fueron.
La abuela nos llevo a Rugge y a mi a la granja y nos dijo lo que teníamos que hacer.
- No pienso hacer eso - dije -, me picaran.
- Claro que no - dijo la abuela -. Sólo son gallinas - un poco temerosa la seguí.
- Pero son muchas - la abuela hizo una mueca.
- Mira, Rugge le da de comer a los caballos.
- Pero.. - me interrumpió.
- Vamos Barbie.
La abuela me empujó dentro y como llevaba la comida, las gallinas empezaron a ir hacia ella, asustada se me cayó la cubeta llena de comida y salí corriendo. Rugge al verme rio.
- Pero que inútil - dijo la abuela.
- Si claro, me querían comer a mi - ella alzo las manos.
- Son gallinas, ¡gallinas!
- ¿No puedo hacer otra cosa?
- A Rayo le hace falta una peinada.
- ¿Quien es Rayo? - pregunté confundida.
- Ese - apuntó hacia el frente - ahí está la cubeta con agua, su jabón y el peine. Voy a hacer la comida.
La abuela se fue y yo moría de miedo.
Rugge mientras terminaba con los caballos me miraba y reía.
Intentaba acercarme al perro y mientras daba un paso el perro ladro y grité asustada mientras iba hacia Rugge.
- Rugge, tu abuela quiere matarme - Rugge no paraba de reír, el perro me lamia y yo casi lloraba.
- Rayo, sientate - el perro hizo caso -. Y tu ven - me dijo Rugge.
Tomó mi mano junto con el peine y me ayudó.
El perro disfrutaba y a mi se me quito el miedo.
Seguimos haciendo trabajo y Rugge de vez en cuando me ayudaba.
Disfrutábamos mucho, y más Rugge por que reía de cada tontería que hacía yo.
- ¿Quieres que montemos a caballo? - me preguntó Rugge.
- Yo no se - sonrio.
- Pues vamos en uno sólo.
Rugge tomó un caballo, me ayudó a subir y el subio detrás.
Paseamos mientras hablábamos, y llegamos a una cascada.
- Que bonito - dije.
- Vamos a bajarnos.
Rugge se bajó primero y después me ayudó a mi.
Ató al caballo a un árbol y miramos el paisaje.
Rugge empezó a quitarse la ropa y lo mire extrañada.
- ¿Que haces? - me volteó a ver.
- Me voy a meter - abrí mis ojos de más.
- ¿Desnudo?
- Eso te gustaría - se burló -. En boxer.
- ¿Y porque no vamos a la casa, nos cambiamos y volvemos? - el rio negando.
- No tiene caso, ya casi es la hora de comer - me crucé de brazos.
- Yo no pienso meterme en ropa interior y encima tu mirándome - ladeo su cabeza.
- Anda muñeca, yo me doy la vuelta y te metes.
- ¿Y como puedo saber que no miras? - levantó una mano.
- Vamos, confía en mi.
Se dio la vuelta y me fui desvistiendo.
Cuando me quite el pantalón mire a Rugge y vi que miraba un poco.
- Eres un tramposo - dije pegándole en el hombro.
- Bueno, que más da - rio mientras me tomaba de la mano -. Que cuerpazo tienes muñeca - dijo mirándome.
- Ya, no me mires así - sonrojada le volví a pegar.
