- Te quiero muñeca - me sonroje, lo tomé del cuello y lo acerque más a mi para poder besarlo.
- Yo también - dije un poco dudosa y él sonrio.
- Vamos a casa, la abuela se preocupara.
- Okay, vamos.
- ¿Tenemos que hacer algo más hoy? - pregunte al terminar de lavar los platos.
- Si, ir a divertirte - dijo mi padre.
- Exacto - dijo Anto -, y tu también Rugge - le dijo.
- Bueno, me voy a cambiar - dije, subí a la habitación y me cambié de ropa.
Poco después salí y me senté en el patio de la gran casa.
Llamé a Agus.- Hola zanahorio - dije entusiasmada.
- ¡Karol! ¿Como estas? - dijo con el mismo tono que yo.
- Bien - rei -. Tengo cosas que contarte.
- ¿Sólo llevas un día y ya tienes cosas que contarme?
- Si - volví a reír.
Le conté todo lo que pasó, lo de la abuela, lo de trabajar en la granja, lo de la cascada.
- ¿Te quiere?
- Si Agus, o eso me dijo - rasque mi cabeza.
- ¿Entonces son..?
- No se.. algo, supongo - arqueé las cejas.
- Lo sabía, sabía que te gustaba - rodé los ojos mientras el reía.
- Bueno, si.. eso creo - rio.
- Aprovecha Karol.
Seguimos hablando y después colgué, decidí pasear por el rancho.
Cuando quería regresar me di cuenta de que tanto pensar las cosas, sobre todo en Rugge, me perdí.- Genial - murmure, rápidamente vi a un chico, moreno, fuerte y bastante guapo.
- Hola preciosa, ¿Te has perdido? - dijo aquel chico bajandose de su caballo.
- Eh.. un poco.
- Me llamo Gastón, Gastón Vietto - dijo dándome su mano.
- Karol, Karol Sevilla - dije sonriendo.
- ¿Sevilla? No me suena ese apellido por aquí - dijo dudoso.
- En realidad vine con la familia Pasquarelli, en la casa de la señora Rosa - asintió.
- Supongo que eres la novia de Ruggero ¿no? - dudé.
- Eh, su hermanastra - sonrio de lado.
- Ah, justo iba a verlo, así que te llevo, no vaya a pasarte algo. Una chica tan guapa no puede andar sola por aquí - sentí como me sonroje ligeramente.
- Gracias - sonrei tímidamente.
- Vamos, caminemos mejor - asenti.
- Mejor.
Los dos hablamos animadamente. Me cayó muy bien Gastón, nos llevamos bastante bien. Reíamos y caminábamos.
Al llegar entramos a la gran casa.- Karol, estábamos preocupados - dijo mi papá -. Rugge te busco por todos lados.
- Es que me perdí pero Gastón me ayudo - dije nerviosa y él sonrio.
- Hola Ruggero - dijo Gastón saludando a su amigo de la infancia, pero este estaba algo ¿celoso?
- Hola Gastón.
Subi a mi habitación despidiendome de los demas.
Prendí la televisión y hablé con Agus durante horas. Agus me contó que todos estaban de acuerdo en ir a las Islas Marietas.- ¿Cande también? - pregunté.
- Si, ¿te molesta que coquetee con Rugge? - rio.
- Un poco - suspire -. Bueno te dejo, que tengo que ayudar a la señora Rosa con la cena. Esta mujer me pone un montón de trabajo - Agus rio.
- Esta bien, enana, nos vemos, cuídate - colgué y baje.