Me levanté, desayuné con Rugge, fui a ducharme, me vestí y salí con Katu de compras.
- Que bien que por fin podamos hablar tranquilamente. - dijo Katu mientras se sentaba.
- Sí. - sonreí. - Katu... ¿sabes algo de Candelaria?
- Pff... esa chica está en un manicomio... está fatal.
- No lo entiendo, parecía tan normal...
- Lo sé, pero parece que le viene de familia, a su abuela le pasó casi lo mismo.
- Me siento tan mal y culpable.
- No tienes por qué... una persona normal sabe afrontar la realidad. - arquee las cejas.
- Madre mía... ¿y dónde está? ¿En Londres?
- Sí. Sus padres están muy enojados con Ruggero... espero que nunca se vean.
- Yo también.
- Y pensar que casi te mata...
- Lo sé... pero cuéntame, ¿cómo vas con Lionel?
- Es un amor... me llama siempre, nos vemos muy a menudo, no sé, estamos genial. Yo me quiero casar con ese chico. - rio.
- Llevan casi un año juntos ¿no?
- Sí. ¿Y tú con Rugge?
- Pues muy bien la verdad, pero aún no me pide ser su novia.
- Lo hará Karol, solo ten paciencia. - suspiré.
- ¿Y mi padre? Cuando se entere. Él dijo una vez cuando estábamos en la mesa que lo aceptaría pero yo creo que lo dijo más que nada porque creía que no pasaría.
- Es verdad, son hermanastros... pues no sé, esperemos que todo salga bien.
- Ojalá. - sonreí.
- Bueno, sigamos con las compras.
Estuvimos prácticamente todo el día juntas.
Comimos, compramos, fuimos al cine y luego nos reunimos con las demás y fuimos al antro.Después de bailar toda la noche, beber y tomarnos muchas fotos, fuimos a casa.
Al llegar a casa me costó meter la llave en la cerradura de lo ebria que estaba. Pero al final lo conseguí y cuando entré me encontré con Agustín en el salón sentado con cara molesta.- ¿Hola? - sonreí.
- ¡¿Hola?! - dijo. - ¿Se puede saber dónde mierda estaban todas? Me preocupé mucho.