| Capitulo 4 |

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- Míralo, por ahí viene. - dijo Jorge.

- Oh no, no, no, no y no. - negue desesperada, a lo lejos vi a Lionel con Ruggero, Ruggero al verme me sonrió sarcasticamente.

- Hola chicos. - dijo Lionel. - Karol. - dijo abrazandome. Los chicos me conocían desde el colegio. Ellos son como mis hermanos y los adoro.

- Hola muñeca. - dijo Ruggero sonriendome falsamente, yo sólo bufe.

- ¿Se conocen? - preguntaron los demás.

- Si, la muñeca plástica es mi hermanastra. - dijo Ruggero.

- Por lo que veo, no se llevan muy bien. - dijo Lionel.

- ¿Pero acaso me sigues? - dije fastidiada.

- Oh no, créeme, tengo bastante con tenerte en casa como para seguirte.

Lionel les presento a Ruggero, a Jorge y Michael. Poco después entramos al cine, y Ruggero y yo empezamos a discutir.

- No, de acción no, son aburridas. - dije.

- Pues vete. - dijo Ruggero.

- A mi me invitaron todos y a ti no, el que se va eres tu.

- ¿Que pasa? - dijeron los chicos mientras venían con las bebidas y las palomitas.

- Que aqui la muñeca quiere ver películas de amor y cursilerias. - lo miré mal.

- Y aquí el tonto quiere ver películas de su categoría.  - me miró mal.

- ¿De mi categoría? - asenti.

- Una película de tontos para un tonto.  - sonreí victoriosa, Ruggero volteó a verme, él trataba de decirme algo pero no logró decir nada, así que sólo le quedo decir...

- Es de acción. - rodé los ojos y antes de hablar, Lionel se interpuso.

- Ya basta. - dijo Lionel poniéndose en medio de los dos. - Veremos una de miedo, ni para Ruggero, ni para ti.

- Ya que. - dije enfadada mirando con odio a Ruggero.

Entramos a la sala y me senté en medio de Michael y Jorge. La película terminó y con suerte ninguno discutió. Nos dirigimos a jugar boliche, yo me ponía mis zapatos cuando llegó Ruggero y me empujó para sentarse a mi lado y ponerse sus zapatos también.

- Se dice con permiso ¿Que no sabes?

- No. - negó sin mirarme.

- Maleducado. - rodó los ojos.

- Oh, siento no ser del país de las muñecas plásticas. - estaba que echaba humo por las orejas.

- ¿Se puede saber que te he hecho yo para que me digas y me trates así de mal? - lo mire, en serio necesitaba saberlo.

- ¿Que no sabes? Con ser tú me basta. - dijo él terminando de ponerse sus zapatos para luego levantarse.

- Si lo que quieres es molestarme, antes te molesto yo a ti. Sólo te advierto que no te paso ninguna más Ruggero, ninguna. - volteó a verme y con una cara fingida de miedo me dijo...

- Oh que miedo, mira como tiemblo. - dijo en tono burlesco. Ruggero se fue y llego Agustin y se sentó a mi lado.

- Lo odio. - dije.

- ¿A quien? - preguntó él ladeando la cabeza.

- Al güerejo ese, a quien más. - él dirigió su mirada a Ruggero.

- Güerejo y muñeca... - río Agustín. - que loco. - volvió a reír.

- El loco es él. - Agustín seguía riendo.

Al terminar de jugar todos fuimos a tomar algo. Todos se divertían, bueno, todos menos Ruggero y yo, nosotros sólo nos mirábamos con odio.

- Karol, - me llamó Lionel - ¿vendrás? - sacudi la cabeza.

- ¿A donde? - Lionel me miró sorprendido.

- Al partido ¿donde estas? - río.

- Lo siento pero sí, sí iré, ya sabes que nunca me pierdo los partidos. Además yo soy la que los anima.  - todos rieron menos Ruggero.

- ¿Que partido? - preguntó Ruggero.

- En nuestro colegio hay un equipo de fútbol y este viernes por la tarde tenemos un partido contra otro colegio.

- ¿Y todavía se pueden apuntar? - preguntó Ruggero.

- Es muy tarde.. pero si pruebas que eres bueno, puedes hacerlo.  - Ruggero asintió.

- Chicos, es tarde, ya quiero ir a casa, además mamá preparó algo rico de comer. - dijo Agustín.

- ¿Algo con zanahorias? - preguntó Jorge para después reír.

- Sí. - dijo Agustin feliz.

- Sí, vamos ya, yo también quiero comer.  - dije.

- Te vas a poner más gorda de lo que estás, muñeca. - dijo Ruggero.

- Sabes, has superado el límite, me tienes harta. - dije enfadada. - Prepárate Pasquarelli, prepárate.

- Uy, pero que miedo. - rió Ruggero.

- Bueno, ya. - dijo Jorge.

Muñequita  | Adaptada | RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora