- Sabes que tu me quieres - lo mire divertida.
- Sólo un poco - me sonrio.
- Pues yo mucho - me abrazo como un niño pequeño, todos rieron ante esa escena.
- Oye oye, no te pases con Karol - dijo mi padre abrazandome -, ella es mia - rei.
- No se preocupen, hay Karol para todos - dije.
Por la noche estaba en el sofá acostada mientras veía mi serie de los jueves. Era la única que seguía y me encantaba. Estaba con una manta, de repente sentí a alguien que se ponía a mi lado.
- Rugge, vete por ahí, aquí no cabes.
- Tengo frío ¿puedo ver el partido? - dijo quitandome el control.
- No - se lo quite -, es la única noche que veo la tele.
- Pero es que..
- Me da igual y vete que no cabemos los dos - me abrazo pasando su mano por mi cintura. Ahí estábamos los dos, debajo de la manta mientras me abrazaba y ponía su cabeza en mi hombro.
- Rugge.. - dije nerviosa.
- ¿Que? - suspire.
- Que te vallas, no cabes aquí.
- Andale, ya estoy caliente - no dije nada -. Por la cobija, digo. No pienses mal - no lo mire.
- Yo no dije nada - río un poco.
- Pero lo pensaste.
- Ya Rugge, vete.
- ¿No me quieres? - dijo besando mi hombro.
- Pará Rugge - siguió besando mi hombro.
- ¿Porque?
- Por que si - dije moviendome.
- Dame un beso, sólo uno. Como cuando jugamos con la botella - susurró muy cerca de mi oído.
- Que no - rodé los ojos.
- ¿Porque no?
- Ash, ni la serie me dejas ver Rugge - me intenté levantar pero el no me dejó -. Ya sueltame.
- Bueno, ya paro - me soltó.
- Más te vale.
Seguimos viendo la tele hasta que el capítulo termino. Ruggero se quedó dormido y me levanté del sillón.
- Rugge a dormir - dije despertandolo.
- Hay muñeca, déjame - me crucé de brazos.
- Te daré un beso si vas a tu habitación - abrió los ojos.
- Bueno, ¿que esperamos? - dijo levantándose de golpe y yo sólo rei.
Los dos subimos hasta llegar a la puerta de nuestras habitaciones, me acerqué lentamente a el.