CAPÍTULO XI

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Actualizo de nuevo para compensar el capítulo corto y los días sin subir. No olviden dar play al vídeo antes de empezar a leer. ¡Qué disfruten la lectura y la canción!

Posdata: Michi_cobain ésto es especialmente para ti.

Despertó en una camilla y lo primero que vio fue una luz brillante y enceguecedora. Giró su cabeza a unos cuarenta y cinco grados, y vio que su brazo estaba conectado a un suero. Llevó sus manos a su rostro y sintió un pequeño tubo de goma en su nariz, y junto a él, un respirador. Intentó recordar qué había pasado, y hace cuánto. Christopher estaba despierto.

Los incesantes chirridos de su silbato de emergencia atrajeron de inmediato a los médicos. Éstos, al verlo despierto, procedieron a revisarlo e informarle a su familia, entre ellos, Samantha, quien sólo se iba del hospital para visitar a su hijo, asearse y cambiarse de ropa.

No pasó mucho tiempo hasta que lo cambiaron de habitación, a una normal. Samantha fue a visitarlo, y besó suavemente sus labios. Él estaría ahí hasta que le dieran el alta. Y ella, ya podría descansar en su cama, cómoda y llena de frazadas, y en ocasiones, los abrazos de su hijo. Christopher tomó su mano, la miró a los ojos, y volvió a proponerle.

—En serio, me gustaría que ustedes vivan conmigo ahora —una mueca de rechazo se dibujó en la cara de su prometida, y ésta soltó la mano.

—Sabes muy bien que quiero que Jayden se acostumbre a la idea de que me casaré contigo. Y como si fuera poco, ahora conoce a su papá.

—¿Y crees que yo no puedo ser un padre para él? Te recuerdo que él te dejó estando embarazada.

—Tú no eres su padre, y además cuando terminamos ninguno sabía del embarazo y tú lo sabes muy bien —se defendió... y a Logan.

***

Dejó al niño en su escuela de fútbol y volvió a su departamento. Melancólico, se acostó en la cama de su ex amante y hundió la nariz en su almohada. Inhaló profundamente y el perfume característico de ella penetró sus fosas nasales. Una deliciosa combinación de olor a frutas tropicales y cigarrillo.

Empezó a navegar en el mar de la fantasía, e imaginó cómo sería despertar cada mañana junto a esa hermosa cabellera rubia, con olor a frutas al principio. Luego prepararse para el trabajo mientras la otra hacía el desayuno, levantar y vestir a su hijo para llevarlo a la escuela mientras ella se arreglaba para trabajar, y después desayunar todos juntos. Se acercó la tormenta de los recuerdos, la cual hace varios años que no lo arrastraba al fondo. Recordó el primer beso que le dio, la primera vez que salieron juntos, la vez en que le quitó su virginidad y la embarazó... Y cuando la dejó sin saber que lo estaba... Sólo fueron  unos malditos segundos en que dijo las palabras que terminaron su romance y que provocaron que se perdiera de toda esa felicidad. Hasta una lágrima cayó.

Alguien tocó el timbre, y éste la limpió y fue a abrir. Sonrió al ver que era Samantha, y la abrazó fuertemente. Se sorprendió cuando ella lo abrazó también, y estuvieron así un largo tiempo.

—¿Estas bien? —le preguntó cuando se separaron.

—Sí, no te preocupes por eso. Solo fue...nada, déjalo así... —contestó Logan.

—¿Me haces un favor? —pidió ella.

—Lo que quieras, sabes que siempre voy a estar...

<<Sí, claro. Ya escuché eso antes >>pensó, pero en su lugar, le pidió: —Estuve tres días durmiendo en una silla de plástico, y como puedes imaginar, me duele todo el cuerpo, ¿me haces unos masajes? Tengo un aparato en...

—Por supuesto —la interrumpió—. Te haré los masajes.

—Gracias, te haré a ti también, y no digas que no los necesitas.

Buscó el masajeador y lo llevó al cuarto. Allí empezaron a desnudarse lentamente... pero solos. Mientras lo hacían, Logan contempló su delgada y esbelta figura, su suave y blanca piel y sus senos, un poco más grandes que cuando la conoció, pero con esos pequeños pezones rosados.

Y Samantha... Samantha también lo contempló. Contempló el torso desnudo y con algunos cuadritos, los pectorales masculinos y los brazos fuertes. Recordó la sensación de tenerlo encima, sudando.

Cuando se acostó para el masaje, él recorrió la vista por su espalda y muslos. Parte de ellos se veían debido a la poca tela de la ropa interior. Sin más preámbulo empezó a masajear su espalda, hombros y cuello, mientras no quitaba su vista de más bajo de su espalda.

Luego fue su turno, y Samantha sintió deseos de pasar toda la tarde con él, en la cama, mientras se masajeaban zonas que no eran la espalda, el cuello y los hombros. Lo hizo sin ponerse el sostén y el resto de la ropa.

No se había terminado de levantar cuando ella tiró de su mano en su dirección y nuevamente se abrazaron. Fue un abrazo fuerte, sus cuerpos se pegaron y sintieron la temperatura del otro. Nada más le apartó un brazo, lo miró profundamente y le acarició la mejilla, estando a escasos centímetros de su rostro. Luego se apartó. Se dio vuelta y cerró los ojos, como arrepentida por lo que hizo. Logan la abrazó por detrás y la consoló.

—No hicimos nada malo, fue sólo un masaje y un abrazo. Nada más que eso —le dijo sin soltarla.

No hizo otra cosa que asentir con la cabeza, y se despidieron sin decir alguna palabra. Respiró profundamente, y se quedó dormida. Fue raro, pero lindo, sentir su calor de nuevo, aunque fuese en un simple abrazo.

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora