CAPÍTULO XXI

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Nota de autora: antes de empezar la lectura les ruego que no me maten D: no subí capítulo porque estaba averiguando cosas de la universidad. Tengan compasión D:

***

—Bueno, ahora cuéntame —pidió Kristine cuando Jayden estaba en su cuarto.

—Ayer hice el amor con Logan —susurró Samantha.

—¿En serio rubia? —la morocha parecía sorprendida.

—Sí, necesitaba a Logan en mí... y empiezo a darme cuenta de varias cosas de Christopher.

—¿De qué?

—No respeta mi espacio, ni mi trabajo, ni mis vicios... y últimamente actúa extraño.

—Es un sociopata, no puedo decir otra cosa.

—Y tus diagnósticos nunca se equivocan —halago Sam. Ambas tenían razón.

Así pasaron el rato. Kristine hablando feliz sobre su embarazo, Samantha hablando sobre su próximo hermano y sus ganas de que fuera niña. Kristine queriendo saber con detalles sobre la relación con Logan, Samantha feliz por haber vuelto con él. Kristine imaginado su boda, Samantha pensando en cómo era Christopher...

Kris tenía razón, toda la razón. Harrison era un sociópata, y amaba manipular a la gente. Sus habilidades de manipulador las había adquirido de joven, cuando era hijo de unos mafiosos en Florida. A pesar de ya no estar en la mafia, tenía contactos, muchos contactos. Era el hijo del jefe, Big Dick. Y los valores de la mafia lo acompañaban.

Regla #1 del esposo mafioso: si un miembro de la mafia rival, o un hombre que no pertenezca a la mafia intenta quitarte a tu mujer, ¡demuestrale quién tiene el poder!

La regla número uno. La regla más importante del esposo mafioso. La regla que él nunca creyó que iba a necesitar. Y la peor de todas las reglas. Por otra parte, los valores cristianos...

Las amigas pasaron una tarde agradable. Llegó la noche y Samantha bajó del edificio para comprar comida y algo que satisfaga su antojo. Su hijo se bañaba en el departamento.
Caminaba tranquila con un cigarrillo en la mano y las bolsas de compra en la otra, cuando de la nada apareció un hombre encapuchado que la apuntaba con un arma en el pecho. Ella asustada, abrió su bolso y sacó todo lo que tenía ahí: algunos billetes, su celular, y sus tarjetas. Pero se demoraba. Se demoraba demasiado. Por coincidencia del destino, un hombre llegó a salvarla. No era Logan, era Christopher. El pelinegro apuntó al asaltante con un revólver, y lo amenazó con dispararle si no devolvía a la señorita lo robado. Sam recuperó todo menos su celular. Aliviada corrió a su encuentro.

—Muchas gracias Christopher, no sé qué me hubiera pasado si tú no llegabas —agradeció asfixiando al hombre.

—Pensé en pasar a saludarte. Menos mal que llegué a tiempo —contestó él correspondiendo su abrazo.

—Por favor sube, quiero que cenes con nosotros.

—Cuando te cases conmigo ésta clase de cosas no pasarán, porque yo siempre te protegeré, incluso si tengo que perder la vida en ello.

—Casemonos pronto —pidió ella, presa del miedo que la consumía.

—-¿Mediados de noviembre? Será en ocho semanas.

—Por favor.

Aceptó esa fecha sin darse cuenta y subió con él al departamento. Jayden se estaba poniendo el pijama cuando llegaron. Cocinaron juntos unos deliciosos niños envueltos. Él ya no era tan distante, ésta vez la abrazaba por detrás. El niño los vio asomado por la puerta, y en silencio fue a encerrarse a su cuarto. Eso no le gustó para nada.

Sirvieron la mesa. La chica llamó a su hijo pero éste no venía. Lo llamó dos veces más y seguía sin obtener respuesta. Decidió ir a buscarlo. Christopher, mientras esperaba, escribió un mensaje:

<<Buen trabajo padre. Todo salió justo como lo planeamos >>

Jayden Hillson estaba acostado en su cama, leyendo un comic cuando su mamá entró. Tenía el cabello recogido en un moño en lo alto de su cabeza.

—Vamos a comer. Christopher está aquí con nosotros —le pidió.

—No tengo hambre, gracias —contestó el hijo.

—Por favor hijo acompáñanos, sabes cuánto amo comer contigo.

—En serio mamá, no tengo hambre.

—Cuando lo sientas estaré esperándote.

Salió del cuarto decepcionada. Sabía que su hijo estaba así porque no quería que Christopher comiera con su mamá, sino Logan. Algo en el oído del pequeño le susurraba que Harrison estaba metido aún en negocios muy sucios.

***

A la mañana siguiente Christopher se encontró con su padre en la oficina. Éste le devolvió el celular de su futura nuera y esperó la información. El abogado se dio cuenta de que su prometida se había estado viendo con su ex amante.

Regla #1 del mafioso cristiano: perdona a tus enemigos, pero no olvides sus nombres.

—No importa, ella será mía en ocho semanas —le dijo después de leerle los mensajes.

—Hablas como todo un mafioso, qué orgullo más grande siento por ti, hijo.
Pasó el tiempo entre clientes y más clientes. Entre demandas y más demandas. Entre planes y más planes.

***

—Y así fue cómo me robaron anoche —contó Samantha a Logan en la sala de profesores. Éste no soltaba su mano.

Phill Hillson entró y de inmediato se soltaron las manos. Él tenía una tarjeta de bodas en la mano, la cual de inmediato guardó en el maletín y volvió a su oficina.

Terminó la mañana y en cuanto salió, Harrison estaba ahí, en la puerta del colegio esperándola con una caja en la mano. La recibió con un fuerte abrazo y miró de reojo a Parker. Éste lo miró también y subió a su auto sin decir una palabra. Las estudiantes de Quinto, que estaban cerca, hicieron una mueca de desilusión. Una de ellas tenía una madre trabajadora social que ayudaba a mujeres que salían de relaciones de abuso y sabía las señales, que eran las mismas que veía en la relación de Samantha con ese abogado.

Christopher le acercó una caja envuelta en papel rosa. Ella la abrió y descubrió que era un IPhone.

—¿Por qué me regalas ésto? —preguntó confundida.

—Porque te asaltaron anoche y te lo quitaron. Además necesitas ésto por tu trabajo y quiero regalártelo —contestó.

—Es muy lindo de tu parte, pero puedo comprarme uno yo, con mi dinero.

—Anda, aceptalo aunque sea un tiempo.

—No, no lo haré. Además más tarde iré a comprarme uno nuevo. Tengo seguro de robo. Lamento haberte hecho malgastar el dinero, pero no te será problema recuperarlo.

—¡Nada de seguro de robo! ¡De no ser por mí te hubieran disparado, estúpida! —gritó. Todos a su alrededor los miraron fijamente.

—Profesora Hillson necesito su ayuda urgente en la biblioteca —pidió Lilly, la hija de la trabajadora social.

—Adiós Christopher, tengo que trabajar —se despidió y siguió a la chica—. ¿En qué necesitas mi ayuda Lilly?

—Sólo quería sacarla de ahí. Pensé que ese podría hacerle algo, profesora. Él no es como Parker.

—Admito que estoy enamorada de Parker, pero me casaré dentro de poco con Harrison.

Logan es bueno, Logan no es gritón ni celopata, le dijo su conciencia.

***

¡Woa! ¿Qué opinan del verdadero Christopher?

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora