CAPÍTULO XXIII

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—¿Puedes apurarte? Nos quitarán el turno —pidió Christopher.

Era el día en que probarían comida para la boda. La organizadora los esperaba en el catering. Samantha salió de su habitación usando un jean ajustado rojo, una camisa blanca y una campera de cuero. Nunca se cansaba del cuero.

No la tomó de la mano, no la abrazó de lado, no le besó siquiera la comisura de los labios. Volvió a ser el hombre distante que era. Samantha miró para otro lado y suspiró pesadamente. Prendió un cigarrillo y siguió a Christopher hasta el auto.

Sin importar a donde fuera, Logan Parker ocupaba su mente. Lo veía en cada hombre y maniquí con traje que por su vista se cruzara. Creía escuchar su voz cada vez que alguien le hablaba. Decir que estaba loca por él era poco. La única verdad era que estaba loquísima por él. Empezaba a arrepentirse de haber elegido una fecha dentro de ocho semanas.

Harrison tomó su mano izquierda y notó que no se volvía a poner el anillo. Ésto lo molestó mucho, por lo que frenó en seco. De no haber sido por el cinturón de seguridad, Sam se habría golpeado contra la guantera del auto.

—¿Dónde esta el anillo? —preguntó conteniendo la furia.

—Ya te dije que lo guardé, no te hagas el sorprendido —contestó ella.

—Si eres mi prometida, te lo pondrás cuanto antes. Debes o... —como era de esperarse, la rubia lo interrumpió.

—Un puto círculo de metal no es sinónimo de ser tu prometida. Y ni creas que seré una perra sumisa que te prepare de comer.

La agarró del rostro con fuerza  y la obligó a mirarlo a los ojos.

—Una señora Harrison complace a su marido, y yo seré tu marido. Espero no equivocarme en eso.

Samantha logró quitarle la mano, y lo miró muy enojada.

—¡Deja de decir esas cosas! ¿De esa forma le hablarás a tus hijos e hijas?

—Mis padres me educaron así a mí y a Coraline, y lo hicieron muy bien. No tengo la culpa de que hayas tenido una familia disfuncional.

—Sabes muy bien cómo es mi historia, deja de decir cosas que no son y acabemos con ésto de una vez por todas.

El resto del camino fue sin dirigirse la palabra. Realmente estaba muy molesta con él. Realmente quería acabar con esa relación. Fue un acto fallido producto de su enojo, pero lamentablemente Christopher Harrison lo dejó pasar.

El engreído Christopher Harrison creía que Samantha no sería nadie sin él. Su mente era tan cuadrada que no le permitía ver la realidad. Ella ya no lo amaba, y él lo sabía muy bien, pero quería hacer que cayera rendida en sus pies.

Faltaban cuatro semanas para la boda, y  la chica hizo el amor con su novio casi todos lo días. No, Christopher Harrison no la tocaba. Logan Parker sí. Logan Parker sí la tocaba y la llenaba. Y Samantha que tenía antojos, y Samantha que orinaba mucho...

Sintió un leve mareo en el auto. El cigarrillo que se había prendido al salir del departamento había sido el primero en días. Porque llevaba días sintiéndose mareada, porque llevaba días con antojos, porque llevaba días sin el período.

Llegaron al catering y la mujer los recibió. Les dijo que parecían una feliz pareja. Hillson deseaba que fuera el hombre del que sí estaba enamorada y totalmente convencida el que la acompañara a esa prueba de comidas. Quería fingir un desmayo y huir, pero lo pensó bien y decidió que no, porque si se sentía así después de varias semanas de hacer el amor sin cuidados con Él, existía esa posibilidad de que estuviera embarazada.

De poca gana se sentó en la mesa, y los camareros sin saber la situación, los felicitaban. Ella sólo tenía ganas de tirarles la sopa que llevaban y salir corriendo. Al ver el primer plato, lasaña, sintió cómo el estómago se le revolvía. Era señal de comprar un test de embarazo. Fingió sentirse bien durante el resto de la noche. Fingió que le agradaba estar en la misma mesa que ese, cuando lo que en realidad quería era estar con su verdadero amor.

Fue a buscar su auto al edificio cuando terminó la prueba, y de camino a la casa de su papá compró un test. Lo guardó en el bolso y siguió rumbo. Quería hablar de eso con alguien, y Kate era la persona indicada para eso.

Cuando llegó, Phill se estaba bañando. El momento era el indicado. Feller la vio y supo que algo no estaba bien. La buena madrastra decidió escucharla.

—¿Cómo vas con tu relación? —le preguntó.

—Confundida, muy confundida —confesó—. Estoy conociendo al verdadero Harrison y no me gusta para nada. Mientras más pasan los días más deseo que fuera Logan el hombre que me propuso matrimonio.

—Todos lo notamos hija. Él sí te hace feliz... ¿y estuvieron juntos? —preguntó en un susurro.

—Sí, muchas veces —respondió y cerró los ojos.

—¿Tienes tu período?

—No... Hace tres días tendría que haberme bajado... —suspiró pesadamente y una pequeña lágrima cayó desde su ojo hasta su pierna.

—Por favor mantenme al tanto.

***

Como se estarán imaginando se acerca el final :c
Díganme qué creen: ¿Samantha estará o no embarazada otra vez de Logan?

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora