CAPÍTULO VI

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—¡McField! —gritó Logan cuando la vio en el pasillo. Samantha de inmediato quedó helada al reconocer esa voz. Respiró hondo, y se dio vuelta.

—Samantha McField ya no existe —contestó, mirándolo a la cara. Él  no había cambiado en nada, a excepción de unas pequeñas arrugas que casi no se veían en sus ojos. A pesar de eso, ella supo que era Logan.

—Necesito hablar contigo —pidió.

—No hay nada de qué hablar... —contestó. Aún, después de diez años, seguía molesta por haberle roto el corazón.

—¿Entonces qué hay de Jayden? —preguntó. Ya sin más remedio, aceptó.

—Está bien, pero te veo en Starbucks en dos horas —respondió rendida.

Aún no podía creer la sorpresa. Pensaba que con el apellido que tomó cuando Phill decidió adoptarla (de esos pocos casos en los que se adopta al hijo propio) y su nueva apariencia, no la reconocería. Y lo que más la intrigaba era ¿cómo supo de la existencia de Jayden?

En su casa, comió en silencio, y cuando el niño se levantó, prendió un cigarrillo tras otro. No quería ver a Logan, pero no tenía opción. Y no quería que su hijo lo viera todavía. La única forma que fuera, sería si lo dejaba en la casa del abuelo. Apagó el cuarto cigarrillo del día, agarró sus llaves y lo llamó. El niño fue directo a donde estaba su mamá, y luego a buscar su mochila. Le encantaba estar en casa de Phill y Kate, porque lo mimaban mucho y él siempre lo ayudaba con las tareas.

Bajó del auto y lo acompañó hasta la casa. Su papá sabía que era algo importante. En la vereda, le hizo la gran pregunta:

—¿Ya sabe que eres tú?

—Sí papá, no sé cómo... —respondió.

—¿Y del niño?

—También, es de eso de lo que vamos a hablar ahora.

—Bueno hija, te deseo mucha suerte. No olvides mantenerme informado, ¿si?

—Lo haré papá. Dile a Jayden que se porte bien.

Volvió a su auto, a punto de sudar por los nervios que sentía. Después de dejarla sola y embarazada, se había jurado no volver a hablarle si lo volvía a encontrar... Pero su hijo, su hijo siempre había querido saber de su papá, y pensó que si a él le hacía feliz saber que estaba viviendo en la ciudad, estaría bien para ella.

Manejó pensativa hasta el lugar del encuentro. No sabía qué ni cómo decirle tantas cosas... Y no sabía cuáles serían las tantas cosas que Logan tenía para decirle. ¿Estaría casado de nuevo? ¿Tendría más hijos? ¿Cómo se tomaría la noticia? Siempre un café era el acompañante perfecto para decir cosas importantes... y reencontrarse con viejos amores.

Llegó a Starbucks con veinte minutos de retraso, pero aún así la recibió con una sonrisa y le acomodó la silla para que se sentara, como en los viejos tiempos... Dos vasos de café llegaron, ella prendió un cigarrillo y rompió el silencio.

—Creo que es obvio de lo que quieres hablar —dijo y caló el cigarrillo.

—Sí, ¿por qué no me lo dijiste antes?

—Me enteré después de que te fueras con ella y te busqué por varios meses sin encontrarte. Te llamaba y no contestabas el teléfono.

—Pedí el divorcio cuando me mandaste las fotos —sabía que había sido ella. ¿Quién más podría haberlo hecho?—. No te busqué porque no quería que te sintieras la segunda opción y me uní al ejército para olvidarte... porque me di cuenta que tú sí me amabas. Y que yo había sido un tonto.

—Por mil noches sentí que no te había enamorado lo suficiente como para que te quedaras... —tragó humo.
—Por mil noches pensé en ti... —se dio cuenta de lo que estaban diciendo y cambió de tema—. ¿Cuándo cumple Jayden?

—En dos semanas cumple nueve años.

Logan hizo cálculos mentales y... coincidían perfectamente a la fecha en que hicieron el amor por primera vez, y que sólo esa vez bastó para hacer al bebé.

—¿Me muestras una foto? —Samantha lo hizo, y se parecía tanto a él que no le cambió duda—. Ojalá me dieras la oportunidad de conocerlo.

—Bueno, también es tu hijo y él últimamente preguntó mucho por ti... No te pediré dinero por él, sólo que cuando quieras visitarlo me llames, mi número es el mismo que antes —apagó el cigarrillo ya consumido, y la vista de Logan bajó a su mano izquierda, donde brillaba el anillo de Christopher.

—Gracias, y bonito anillo por cierto.

—Gracias, me casaré con el abogado Christopher Harrison.

Se sorprendió al escuchar ese nombre.

—Es el que tramitó mi divorcio.

—Qué pequeña es Cleveland.

***

Jayden estaba en casa de su abuelo, comiendo unas galletas que Kate le compraba que iba. Veía la televisión, cuando la señora llegó, y éste fue al encuentro de su abuela.

Kate Feller se había casado con Phill hace siete años, y siempre había visto a Samantha como una hija, y por lo tanto, al niño como su nieto. Desde que empezó a estar con Hillson, siendo su novia nunca había dejado sola a la hija de éste, desde que se conocieron en un control de embarazo.  Por ésta razón también amaba al hijo de su hijastra.

Mientras preparaba la comida, la joven madre llegó a buscarlo. La hizo pasar, y luego la llevó al patio para conversar sobre aquel tema específico. Sirvió dos vasos de limonada.

—Entonces ya se lo dijiste.

—Sí, por suerte se lo tomó muy bien. Pero ahora quiere conocerlo... —bebió un trago.

—Eso es muy bueno, espero que...

—Pero no sé cómo Jayden se tomará la noticia —interrumpió a la madrastra—. Creo que no le agradó mi compromiso con Christopher.

—Querida, él puede conocer a su papá y tal vez no se acostumbre al principio. Pero él no puede decidir con quién vas a estar. Si te vas a casar con tu prometido, él tarde o temprano tendrá que aceptarlo, y saber que sin importar con quién estés, Parker jamás dejará de ser su papá, y él su hijo. Aunque posiblemente quiera verlos juntos, tendrá que aceptar que no lo están.

—Sé que será difícil, pero le guste o no, me casaré con Harrison. Logan es cosa del pasado...

Y tal vez ambas tuvieron que ser más atentas, porque ninguna notó el ligero brilló en los ojos que apareció cuando dijeron su nombre. No el de su amor actual, sino de su primer amor, el de Logan...

***

Después del encuentro en el café, Logan se sentó en el sillón, desbloqueo el número y leyó las viejas conversaciones. A pesar de todos los cambios de teléfono, estás seguían.

Lo invadió la nostalgia, el recuerdo, y nuevamente se sintió un tonto. Sin embargo, el sentimiento se desvaneció pronto.

Dejó el teléfono sobre la mesa y fue a su cuarto, a preparar las clases del día siguiente. Siempre trabajar lo ayudaba a dejar de pensar, y por momentos, pensó en su viejo amor.

***

Sé que no subí capítulos muy seguidos, porque en una semana me recibo de la secundaria y tengo muchas cosas para hacer. Para compensar, subiré dos, máximo tres capítulos ésta semana.

Digan en comentarios: ahora que se volvieron a ver, ¿cómo creen que irán las cosas? Quiero escuchar toooodas las suposiciones :D
(Comenten o mato a los protagonistas)

Saludos!!!

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora