CAPITULO IX

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Se quedo dormida en la sala de espera, sin comer ni beber desde hacia horas. Aún  no recibía noticias de Christopher. El rugido de su estómago la despertó a la madrugada, y la sequía de su garganta la obligó a levantarse y buscar algo de comida y bebida. Caminó hasta la cafetería del hospital y se compro un sándwich y una botella de agua. Solo podía pensar en su prometido y en su hijo. 

La cirugía había sido larga, debido a la perdida de sangre. Fuera de eso, un par de huesos rotos no tardarían en sanar. Revisó su celular, y eran apenas las dos de la mañana. Si no recibía noticias hasta las cinco, buscaría al doctor. 

Nuevamente se sentó a esperar, y una enfermera que la había visto desde temprano en esa silla dura de plástico, le sugirió que se levante un rato. Samantha contestó que quería recibir noticias de su prometido. Pero después de un rato, accedió, y salió al patio del hospital a fumar un cigarrillo.

Mientras fumaba, no podía dejar de pensar en cómo estaría su hijo, y si Logan lo estaría cuidando bien. No lo llamaría a altas horas de la noche, de seguro estaban durmiendo.

Terminó el cigarrillo y volvió a esperar. Por fin salió el doctor y le dijo lo que tanto esperaba: todo había salido bien y Christopher podía regresar a casa en pocos días.

Volvió feliz a su departamento, y cuando entró todo estaba en silencio. Sobre la mesa había una caja de pizza cerrada, y en una esquina de la habitación junto a la escoba, un montón de harina. Sonrió ante la idea de que habían intentado hacer pizza pero no tenían la receta. Dentro de la caja habían dos porciones para ella, y se las comió. Se quitó los tacones y caminó hasta la habitación de Jayden. Ahí no pudo evitar sonreír al ver que él y Logan se habían dormido juntos. En silencio los cubrió y besó la frente del niño. Pensó que, sin experiencia, Logan era buen padre.

***

En cuanto supo de la noticia, Kristine quiso ir a ver a su amiga. Fue grande su sorpresa cuando, esa tarde, llegó a su departamento y Parker le abrió la puerta.

—Kristine —saludó con un café en la mano—¿Estas buscando a Samantha?

La cara de la mujer no podía disimular la sorpresa. ¿Acaso habían vuelto un día después de reencontrarse y del accidente de Christopher? Esa idea le parecía ilógica, por lo que la descartó al instante.

—Sí, supe lo de Christopher y quise venir a verla —contestó.

—Ella no está aquí, pero puedes esperarla.

La hizo pasar y la acompañó hasta el sillón. Jayden la vio y corrió feliz hacia ella.

—¡Tía Kristine! —dijo feliz. Ella lo abrazó—. Tía, ven a mi cuarto a ver lo que dibujé.

La guió hasta la habitación. Kris, teniendo conocimiento de la situación y de Psicología, pensó que podría ser de utilidad ver ese dibujo.

Él le mostró el dibujo y lo analizó detenidamente. Eran su amiga, su hijo y Logan tomados de la mano en el campo. Entre Samantha y su ex amante habían corazones.

—¿Quieres a Christopher? —le preguntó.

—Sí, pero más quiero a mi papá.

—Pero tu mamá lo quiere mucho. Christopher siempre la cuida.

—No, mi mamá no quiere a Christopher, ella quiere a mi papá.

—¿Por qué crees eso?

—Porque cada vez que alguien lo menciona, o están hablando los dos sus ojos se llenan de brillo y su sonrisa es muy grande. Tú siempre dices que los ojos y las sonrisas no guardan secretos.

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora