CAPÍTULO XXVI

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Ahí estaba ella, con un anticuado vestido y un peinado que al final no le gustaba. Su rostro no tenía expresión alguna. Suspiró pesadamente y Jayden tomó su mano.

—¿No quieres casarte con Christopher? —le preguntó él.

Samantha no contestó. Simplemente apoyó su dedo índice sobre la boca del niño y le sonrió, seguido de un guiño. El pequeño salió del cuarto de hotel donde se estaban preparando y se sentó a esperar al pasillo. Kristine salió del baño usando un vestido rosa pastel.

—¿Estas segura de hacer ésto? —le preguntó. Sabía que una vez que lo hiciera no habría vuelta atrás.

—Su amor es puro y sincero. A pesar de los problemas que tuvimos lo es, no existen amores perfectos. Existen amores que luchan por existir mucho tiempo —contestó Sam.

Jay sonrió al verlas tan hermosas y les sacó una foto. Kate y Claire ya estaban esperándolos en la limusina, y esa mañana habían sido enteradas en la decisión.

Llegaron a la iglesia y las primeras en entran fueron las tres damas de honor. Estaban arrojando pétalos de rosa roja. Los siguientes fueron ella y el niño, tomados de la mano. Fingir una sonrisa le salía tan bien a Hillson. Christopher se sorprendió al verla así, aunque más al ver que su vientre estaba un poco más grande de lo que recordaba.

Se paró junto a él y lo miró profundamente a los ojos. El sacerdote hablaba palabras eternas, y ella quería terminar con eso ya. El vestido la asfixiaba y la tela vieja le daba picor.

Las damas de honor lo sabían muy bien, y Sam las miraba de reojo. Ya ninguna podía soportarlo más. Querían que la ceremonia acabe. Las palabras de aquel calvo con sotana parecían no acabar jamás. Eran tediosas. Por fin dijo lo que todas querían escuchar.

—Samantha, ¿aceptas a Christopher como tu esposo para amarlo y respetarlo? —preguntó con una gran sonrisa, como si adivinara la respuesta.

—No, no lo acepto —contestó ella. Todos los presentes quedaron boquiabiertos y sus ojos eran tan grandes como platos—. Christopher, yo no te amo, yo no soy para ti. Lo menos que puedo hacer es agradecerte por ser tan celopata, eso me ayudó a ver a quién amo en realidad: amo a Logan Parker.

Levantó un poco el vestido, dejando a la vista un par de zapatillas y huyó de ese lugar. Logan Parker era su amor puro y sincero. Su sonrisa mientras corría era enorme.

En cuanto estuvo en la puerta de la iglesia paró un taxi. La taxista era una mujer de cabello negro que sonrió al adivinar porqué tomaba su servicio. Sam pasó la dirección a la mujer y ésta la llevó.

Estaba feliz, había tomado la decisión correcta. No le había tomado mucho tiempo darse cuenta de que verdaderamente amaba a Logan.

Pagó el taxi y bajó corriendo. Para su mala fortuna, el ascensor del edificio estaba en mantenimiento, por lo que tuvo que subir cuatro pisos por la escalera. Todos los vecinos que miraban a la novia en zapatillas se quedaban mirándola sorprendidos, y cuando le preguntaban a dónde iba, ésta contestaba:

—¡Voy a buscar a mi verdadero amor!

Se agitó a mitad de camino, por lo que paró a descansar. David la vio sentada en la escalera y supo lo que había pasado. Cuando se repuso, terminó de subir y tocó el timbre reiteradas veces. Logan abrió la puerta y la vio sonreír, con el cabello un poco despeinado por todo lo que Samantha corrió. El final del vestido sucio sugerían que había huido de la iglesia.

—Logan, me di cuenta de que te amo.

Él la abrazó feliz y besó sus labios. Las paredes fueron testigo fiel de aquel romance puro, sincero y verdadero.

***

¿Las hice asustar verdad? Jajaja es mi especialidad xD pero todavía no termina, aún quedan dos cosas por revelarse 👶❤

Saludos ❤❤❤

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora