Accidente

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POV Regina

¿Mi nombre? Regina Mills. Si usted suele leer periódicos o columnas sobre los famosos, probablemente ya habrá oído hablar de mí. Tengo 36 años y soy una de las socias de Mills Company, formo parte de la alta sociedad y sin pecar de modestia, soy una de las mejores en mi área. Sé en qué momento exacto cerrar un negocio y sé también qué negocio cerrar. Podemos decir que tengo un aguzado sexto sentido. Era lo que mi padre decía, se gustaba llamar a sí mismo inversor, pero ambos sabíamos que era una verdadero fracaso como tal. Su mala suerte nos llevó a pasar hambre varias veces y por ese motivo mi madre acabó abandonándonos para buscar una mejor vida en otro sitio, eso no fue del todo malo, ella era una persona horrible, y a mí hermana mayor y a mí nos hacía sufrir día tras día.

Las cosas empezaron a cambiar cuando mi padre me llevó con él a la pequeña empresa en la que trabajaba, yo tenía una gripe muy fuerte y me vi obligada a faltar a clase, y mi pobre padre, sin salida, tuvo la idea de meter a una niña de once años en medio de una oficina llena de personas encorbatadas que corrían de aquí para allá con sus caras serias y sus puños cerrados.

Siempre fui una niña inteligente, me llevó solo unas pocas horas descifrar el complicado panel que mostraba los sectores de la bolsa de valores, los números cambiando de sitio constantemente y las letras subiendo y bajando según las personas invertían. Mi padre observaba atentamente el mismo panel y su rostro mostraba una expresión confusa, como si entendiera menos aún que yo. Me acerqué a él y le dije que invirtiera en uno de los sectores que estaba más abajo en el panel, él me miró desconsolado, y por falta de buenas opciones, acabó siguiendo mi consejo, obteniendo así uno de sus primeras grandes ganancias.

Tras eso, empecé a ir con él a la oficina siempre que podía y nuestra situación en casa no tardó en mejorar. Primero poco a poco, después con más rapidez, pasamos a comer mejor, dormir mejor, nos fuimos a vivir a una casa mejor. Acabé consiguiendo un puesto de prácticas en aquella misma empresa cuando entré en la facultad, siempre soñando con tener mi propia empresa, prometiéndome siempre a mí misma que sería diferente a todas aquellas personas mal humoradas.

Antes de poder realizar mi sueño, mi padre en su lecho de muerte me pidió que mi hermana y yo lo hiciéramos juntas, él sabía que ella no conseguiría su propia empresa y no quería verla trabajando como empleada para otros durante toda su vida, como había hecho él. Y fue así que tuve la mala suerte de acabar en una sociedad empresarial con Zelena.

Ah, antes de que me olvide...Me volví una de esas personas mal humoradas, siempre fui una mujer cerrada, empeoró un poco con la muerte de mi padre, pero acabé de cerrarme del todo para la vida tras sufrir un aborto natural a los cinco meses de embarazo, bueno, tal vez no tan natural.

He salido con varias personas, hombres y mujeres, buscando algo que ni yo misma sé lo que es, pero por muy bien que fuera la relación, continuaba sintiéndome vacía al lado de esas personas. Por fin, acabé rindiéndome y enfocando mi vida totalmente en hacer que la empresa siguiera ascendiendo.

Conducía velozmente por las calles de Los Ángeles, me sentía cansada, enferma y sobre todo furiosa. Durante la mañana conseguí cerrar un negocio millonario con uno de nuestros inversores y aun así, acababa de escuchar a mi hermana decir lo que incompetente que yo era.

«Regina, las cosas no son como tú quieres» había dicho «Tú cierras un negocio a la semana mientras yo cierro tres. Si no logras trabajar correctamente, deberías dejar la empresa solo a mi cargo»

«Cierra la boca Zelena» repliqué irritada «Sabes muy bien que los negocios que yo cierro equivalen al triple de los que cierras tú. Con uno yo gano mucho más para la empresa que tú con tus tres»

I will be thereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora