Olvídenos

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POV Emma

Acaricié los cabellos de Lucy mientras ella dormía y volví a sentarme en el pequeño sofá que había en el cuarto. No he conseguido pegar ojo desde que mi hija se había quedado dormida, tenía miedo de que no despertase. Las palabras de Regina vagaban por mi mente, quería llevarnos a casa, pero yo ya empezaba a sentirme mal ante todo aquella situación. Ella podría sencillamente pagar los gastos del hospital y dejarnos allí, pero continuaba regresando y preocupándose. Había algo tan doloroso en aquellos ojos castaños, algo que no conseguía descifrar.

Al mismo tiempo en que era una mujer completamente cerrada, era dulce y amable con Lucy. Y yo sentía que mi hija se estaba apegando a ella más de lo que debería, en breve probablemente no nos veríamos más y Lucy sufriría, terminaba apegándose demasiado a las personas equivocadas, siempre pasaba. Era una niña tan pequeña, tan inocente. Tenía que empezar a prepararme para consolarla cuando Regina saliera de nuestras vidas.

El toque de mi móvil hizo que volviera a la realidad y lo atendí sin mirar quién era.

«¿Diga?»

«Emma Swan» era la voz de mi jefe, Gold, y cerré los ojos, sabiendo lo que vendría «Está usted despedida»

«Gold, espere» hablé rápidamente «Le avisé de lo que me había pasado»

«Y dos días son más que suficientes, ¿no, Señorita Swan? Al final, por lo que me ha dicho usted no ha sufrido nada grave»

«Pero mi hija está ingresada y...»

«No me interesa» gritó «Está despedida, y punto final, si quiere, pase por aquí a recoger sus cosas y el sueldo del último mes trabajado»

«Gold, por favor» susurré «No tengo cómo mantener a mi hija si no trabajo»

«Ya le he dicho, su vida no me interesa» fue la última frase antes de colgar.

Dejé caer el móvil de mis manos y sofoqué un grito de rabia que estaba a punto de escapar de mis labios. ¿Qué haría ahora? No tenía a nadie para cuidar de Lucy y aparentemente estaba sin empleo.

POV narrador

Ya pasaban de las diez de la mañana cuando el médico pasó por el cuarto y al ver el estado de Lucy, le dio el alta. La alegría de la pequeña fue tan inmensa por poder, finalmente, irse a casa, pero también porque había oído cuando Regina le había dicho a su madre que la llamara, y así podría ver a la morena otra vez. Tras mucha insistencia, convenció a Emma para que hiciera la llamada, pero la rubia no quería tener que pedirle nada a Regina, y tras marcar el número, le dio el móvil a su hija, que esperó con una sonrisa a que alguien hablara al otro lado.

«¿Emma?» la voz de Regina sonaba firme y preocupada

«Lucy» respondió la niña con una sonrisa en los labios «Dijiste que nos llevarías a casa cuando yo pudiera salir»

«¿Y ya puedes?»

«Sí, ¿me vas a llevar a casa?»

«Claro que sí, pequeña. Pídele a tu madre que te prepare, en unos minutos estoy ahí»

La pequeña colgó el teléfono y con la ayuda de Emma se preparó rápidamente para esperar a la morena. Ella estaba nerviosa y se cepilló sus cabellos rubios varias veces, pues quería estar bonita, ya que todas las veces que Regina la había visto, estaba enferma. Su madre la preparaba en silencio y sus pensamientos parecían estar lejos.

«¿Mami?» preguntó y Emma la miró sorprendida tras ser arrancada de sus pensamientos «¿Está todo bien?»

«Sí, hija» Emma intentó sonreír «Solo algunos problemas»

I will be thereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora