La petición

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POV narrador

Si Emma ya estaba sintiéndose confusa, su mente dio un vuelco al descubrir que ni Regina ni Zelena irían a trabajar ese día. La morena había dado como disculpa que tenía un dolor de cabeza muy fuerte y su hermana había llamado advirtiendo que no la esperaran en la empresa. La rubia se pasó todo el día sin poder concentrarse en lo que hacía, por más que intentara mantener sus pensamientos en orden, su cabeza insistía en permanecer fija en esa confusión que sentía.

Cuando finalmente la jornada laboral acabó, condujo como loca para llegar a casa pronto, no dejaría que aquella situación durase más tiempo. Tendría una conversación seria con Regina y solo le entregaría los papeles tras la conversación, para estar segura de que la morena no iba a quedarse con ella solo por eso. En cuanto paró el coche frente a la casa, le extrañó el hecho de que su hija estuviera de pie, por fuera de la casa, esperándola y llevando un vestido que la hacía ver como una princesa.

«Mamita» Lucy corrió hasta ella y se tiró a sus brazos «¿Juegas conmigo?»

«Ahora no, hija» Emma intentó argumentar «Estoy cansada y tengo que hablar con Regina. ¿Y por qué estás vestida de esta manera?»

«Ella está durmiendo» respondió la pequeña poniendo morritos «Pero trajo un bonito vestido para que tú jugaras conmigo. Por eso yo ya llevo el mío puesto»

«¿Qué?» Emma la miró asombrada «¿Un vestido?»

«Síiiii» dijo Lucy animada «Le dije que quería jugar contigo a ser princesa y me trajo un vestido para mí y otro para ti»

Emma dejó a su hija en el suelo y permitió que la pequeña la arrastrase de la mano hasta el garaje, donde realmente había un hermoso vestido rojo esperando por ella. Tras algunos minutos de insistencia por parte de su hija, la rubia, finalmente, se rindió y se puso el vestido, dejando su ropa de trabajo en la caja en la que antes estaba el vestido de fiesta. Miró cómo estaba en el reflejo del coche y sonrió, la morena había acertado de lleno en sus medidas y el vestido encajaba perfectamente en su cuerpo.

«Ven, mamita» Lucy sonreía y empujaba a la madre «Estás linda»

«Tú sí que estás linda, mi princesa» Emma cogió los papeles que había traído en una mano y dejó que la hija le agarrase la otra, conduciéndola al interior de la casa.

En cuanto entraron en la casa, Emma se quedó sorprendida por encontrar a todos vestidos de gala, incluso sus padres. Tras abrazarlos rápidamente, la hija continuó guiándola hasta llegar al centro de la sala, de la que todos los muebles habían sido retirados. Las personas allí presentes hicieron un círculo grande alrededor de ella y cuando la rubia estaba a punto de preguntar qué estaba pasando, Regina atravesó a las personas y se acercó a ella, con una hermosa sonrisa en el rostro.

«Emma» acarició Regina su rostro con la punta de los dedos «Hace algún tiempo era una mujer completamente cerrada, viviendo siempre con los ojos fijos en mi mal humor, sin darme cuenta de las muchas cosas buenas que la vida me ofrecía. Estaba siempre irritada, siempre queriendo tener algún super poder para destruir a todos» ellas rieron con aquella frase «Y era así como me sentía la madrugada en que choqué mi coche con el tuyo, perdida, como si nada valiera la pena» una lágrima solitaria descendió por el rostro de la morena y Emma la enjugó con el dedo «La primera vez que vi los ojos de Lucy y me preguntó si yo era un ángel algo dentro de mí cambió, como una llama que se enciende e ilumina la oscuridad. Yo nunca fui un ángel, pero tu hija sí lo es, y gracias a ella pude acercarme a ti. Gracias a ella conseguí abrir un resquicio en el gran muro que me había construido a mi alrededor, y gracias a ti ese muro cayó completamente. Al principio me sentí expuesta, temí acabar herida de nuevo, pero tú no te marchaste, te quedaste aquí y permaneciste a mi lado, haciendo que yo me enamorara cada día más»

En ese momento, Zelena caminó hasta ellas y extendió una pequeña caja de terciopelo negro hacia Regina, que sonrió en agradecimiento. Emma sentía que las lágrimas comenzaban a caer por su rostro, pero no se preocupó en secarlas, solo dejó que la emoción pura y desnuda se reflejase en su rostro sin disfraz alguno.

«Mi amor» habló Regina de nuevo «Las veinticuatro horas de un día no son suficientes para estar contigo, así como nada será suficiente para demostrarte cuánto te amo, pero quiero pasar los días que aún me quedan a tu lado» la morena abrió la pequeña caja y dejó ver dos hermosas alianzas, ambas con un pequeño diamante «¿Aceptas casarte conmigo?»

Emma tardó algunos segundos hasta poder emitir las palabras y hacer que pasaran por su garganta, todos los miedos, las dudas y vacilaciones esfumándose de su mente y una sonrisa apareciendo en sus labios junto a las lágrimas que seguían derramándose de sus ojos.

«Sí» dijo finalmente «Si, sí y sí»

A pesar de los temblores que se apoderaron del cuerpo de ambas, se pusieron las alianzas, una a la otra y se dieron un prolongado beso. Emma sabía que no habría mejor momento para sacar a la palestra la sorpresa que ella misma había preparado y se separó un poco de la morena, sonriendo confiada.

«No tenía idea de que tenías esto en mente» miró alrededor y todos sonrían «Creo que nuestras mentes pensaron a la vez en cómo unir aún más nuestra maravillosa familia, que aun inconscientemente hemos logrado construir» Regina la miraba curiosa «Cuando Lucy nació, solo la registré con mi nombre y la pequeña línea donde había que poner el nombre del padre quedó en blanco durante todo este tiempo. Pero hace algunas semanas, decidí que ya había encontrado a la persona que me gustaría que apareciera en el registro junto a mi nombre» esta vez, las lágrimas corrían por el rostro incrédulo de la morena «Por eso hice un pequeño cambio en el registro, y en vez de constar que Lucy tiene una madre y un padre inexistente, ahora consta con dos madres. Así como en su vida»

La rubia le entregó los papeles a Regina que los leyó sin poderse creer que aquello estaba realmente pasando, entonces sonrió al ver que su nombre, de verdad, estaba escrito en ellos, ahora tenía realmente una familia suya, una prometida que se convertiría en su esposa y una hija, su hija. Pasó los brazos por el cuello de Emma y la besó apasionadamente ante los aplausos de las personas allí presentes.

Aquella noche una nueva etapa comenzó en la vida de aquella familia, aquella noche las dos novias dejaron de lado todos los dolores y resentimientos que tenían con las personas allí presentes. Ambas habían perdido a su familia por el camino, ambas solían ser dos lobos solitarios ansiando una manada y a partir del momento en que se encontraron, se habían unido y acercado a sus familias. Finalmente, habían conocido el amor, no cualquier amor, sino el amor verdadero. Capaz de surgir en las situaciones más improbables y crecer de forma desmedida con el paso de los días. A partir de ahora, ellas realmente conocerían la felicidad y disfrutarían de ella juntas y estarían acompañadas por los pequeños ojos azules de Lucy, que no podría sentirse más feliz por tener ahora, oficialmente, dos madres.

FIN

I will be thereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora