Cuestión de tiempo

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Hace frío y me envuelvo con mis propios brazos cuando una corriente de aire intenta arrancarme el poco calor corporal que me queda, el camino al trabajo es corto pero este invierno ha sido duro. No me gustan estas caminatas matutinas hacía el trabajo porque es cuando oigo más claros mis pensamientos y desde hace unos días solo puedo pensar en cómo mi novio, el hombre del que estoy profundamente enamorada, me pidió tiempo.

Lo hizo en la noche de mi cumpleaños, pasadas las 12:00, como ya no era mi cumpleaños, estrictamente hablando, no tuvo reparo alguno. Me dijo que necesitaba tiempo, que necesitaba pensar con la cabeza fría las cosas, que había tomado una decisión muy precipitada y que no estaba seguro de lo que había hecho.

Me tomó por sorpresa, esperaba una velada agradable pero no eso. Lo que más me dolió fue que dijera que yo no lo comprendía cuando yo había hecho de todo por hacerlo feliz.

A pesar de todo, me recordé a mí misma el compromiso que me había hecho con él en esta relación, lo haría feliz, a pesar de lo mucho que me doliera, haría lo correcto y le daría tiempo, es más, lo apoyaría, yo lo amaba y qué otra cosa podía hacer.

Habían pasado ya dos semanas, requirió de todas mis fuerzas el no hablarle y darle su espacio, por su parte él interpuso un silencio absoluto entre nosotros.

Por la noche a regresar a casa me siento muy sola, sé que me pidió tiempo pero no puedo evitar el deseo de verlo, eso no me lo prohibió, así que después de debatirme un rato, bajo a la cocina y me dirijo hacia el refrigerador. Cabe decir que estoy muy orgullosa por la que forma en que lo ayudé, él requería tiempo y pensar con la cabeza fría, decía que lo asfixiaba y yo encontré la solución perfecta.

Al abrir la puerta del refrigerador puedo ver ese hermoso rostro del que me enamoré, tiene una expresión un poco extraña y la posición en que se encuentra parece incomoda, no había más espacio, vivo sola y no me imaginé necesitar un refrigerador más grande.

Él me había dicho que lo asfixiaba y le demostré como era ser asfixiado en realidad, me dijo que necesitaba tiempo para pensar y ahí tendría todo el tiempo que necesitará, quería pensar con la cabeza fría y se lo concedí metiéndolo en el refri. Lo mejor de todo es que podría verlo cuando quisiera y así la espera no sería tan difícil.

Me despido de él con un beso, ahora me siento mejor, subo feliz a mi recamara pensando en la gran novia que soy y cómo cuando el tiempo que me pidió haya pasado estará más enamorado de mí que nunca.

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