Después de escuchar tantas historias en televisión y en internet sobre esto, uno desea que eso se vuelva una realidad, un deseo que a mí, si se me cumpliría para mayor de mis desgracias.
Todo empezó hace 3 años y medio. Siendo solo una chica de 16 años, en ese momento, ya me había mudado más de 8 veces. De escuela en escuela, de hogar en hogar, de amigos en amigos. Por los grandes cambios que llevo en mi vida he tenido que adaptarme para no ser tan apegada sentimentalmente con la gente porque no estaba en un solo lugar por mucho tiempo, a pesar de eso no pude evitar encariñarme con mis últimos compañeros de escuela, mis grandes amigas, Daniela, Paulina, Laura y Christine, y bueno por supuesto mis grandes amigos varones, David y Lucas, que a pesar de todas sus bromas les guarde mucho cariño. Nunca una mudanza me había afectado tanto como esta, llore mucho el día que me fui de mi antigua escuela.
Después de guardar todos esos valiosos recuerdos en mi memoria, volví a la realidad, mi padre me llamaba.
– ¡Amy! Despierta, ya llegamos. Me dijo el.
Esa antigua camioneta siempre fue mi lugar favorito para sentarme y recordar cosas, tenia algo que me recordaba a los lugares donde había estado.
La nueva casa no me emocionaba mucho, era bastante corriente escuche a papa decir que databa del siglo XVIII.
– ¡Recoge tus cosas y entra! ¿Qué esperas? ¡Que lo haga un sirviente? Me dijo mi madrastra, Karen.
Siempre tuve una muy mala relación desde el comienzo con Karen, seguramente porque después de que mi mama murió, ella quiso imponerse como mi nueva madre de un día para otro, aunque jamás lo consiguió, incluso hoy en día, no le llegaría ni a los dedos de los pies.
Era hija única así que siempre fui muy consentida por mi padre y mi madre, cuando estuvo viva, considero que fue una infancia excelente. Hasta que llego esa mujer, Karen.
Era la niña mas feliz del mundo, hasta que a los 12 años mi madre murió en un accidente laboral, diseñaba interiores pero ocurrió un temblor cuando ella estaba en la casa. Ese día fue muy gris, el cielo estaba muy nublado cuando un trabajador compañero de mi mama llego para darnos la noticia.
Al principio, me negaba a la idea de que no la vería jamás, pensaba que había tenido que ir a un viaje de negocios en el exterior, todo era producto de una negación que me nublaba la mente. Poco a poco fui aceptando que se fue. A quien ni le ocasiono problema olvidarla fue a mi padre, bueno eso a mi parecer, porque tan solo 7 meses después de que mi madre muriera el ya estaba empezando a salir con Karen, con quien se casaría tan solo 1 año después.
Karen era tan "Buena Madre" que el único hijo que había tenido había quedado con su padre por orden de la corte, cuando se divorcio el juez considero que ella no podía cuidar bien a su hijo. Cada vez que tenia un enfrentamiento con ella me aprovechaba de eso para recordarle lo mala madre y madrastra que es.
Con todo el caos que se formaba en mi hogar me tenía que ir con mi abuela materna, Elizabeth quien siempre me apoyaba y me daba la razón, al igual que yo, nunca le pareció que Karen fuera una buena mujer.La nueva casa quedaba en Manzanillo, un pequeño pueblo en el estado de Colima, en México. El pueblo, para ser pequeño, tenía muchas cosas, parques de flora y fauna, museos, escuelas, cines y museos. Allí tendría que empezar nuevamente en el Instituto Monte Corona el último año de secundaria.
Deje las maletas adentro de la casa y le dije a mi padre que saldría a conoce el lugar.
– Esta bien pero regresa antes de las 7, a esa hora vamos a cenar. Me respondió.
– Esta bien.Eran solo las 5, tenia 2 horas para recorrer el lugar y conocer mejor la historia del pueblo.
Llegue a una plaza y me encontré a una señora, de unos 60 años que me pregunto.
– ¿Estas perdida? Me pregunto con una voz temblorosa.
– No, solo estaba conociendo el lugar, soy nueva aquí. Le respondí.
– ¿A que casa te mudaste?, no me digas que en la casa antigua que queda justo frente al mar. Me dijo con un tono de intriga. – Bueeenoo, si, a esa, ¿Por Que? Dije titubeando.
– ¿No te contaron la historia antes de mudarte a ese lugar?
– No, ¿que ocurrió ahí? Dije con intriga.
– Bueno sentémonos primero. Pues hace exactamente 45 años, en 1968, viva en esa casa una familia, Los Ruiz, eran una joven pareja con 3 hijos pequeños, de 1, 3 y 4 años. Una noche la madre de la familia, llego a su casa luego de trabajar en la madrugada. Siempre les decía a sus niños a su esposo "Siempre dejan la puerta cerrada antes de acostarse", esa noche al parecer no traía la llave, toco la puerta fuertemente y grito. Apareció un hombre con una túnica que le cubría la cara, le dijo "Shhh, Shhh, Shhh, no corras" ella reacciono por el instinto de miedo y no pudo evitar correr. A la mañana siguiente, el padre de la familia no encontraba a su mujer en toda la casa, salió cuando se disponía a trabajar se horrorizo al encontrar a su esposa muerta, con el cuello degollado y muchas puñaladas, en la puerta de madera estaba escrito con sangre "No Corras" y la mujer tenia las manos sobre la puerta, que daba a entender que mientras el hombre la apuñalaba ella intentaba tocar la puerta para que alguien saliera a auxiliarla. Por ese golpe emocional el padre quedo muy deprimido. Tan solo 4 meses después de la muerte de su esposa el hombre le dio un veneno a todos sus hijos, espero a que murieran y luego el se suicido dándose un tiro con una escopeta. Fue un caso policial muy llamativo en esa época.
– Emmm, bueno, Gracias. Le dije, fue lo único que se me ocurrió después de ese relato tan intrigante.
La señora me sonrió y se fue. Unos chicos que estaban en la plaza fueron a hablarme y me dijeron.
– Hola, ¿cual es tu nombre?
– Amy, soy nueva aquí, ¿y ustedes?
– Bueno, somos María, Roberto y Pablo. Seguro que esa vieja te vino con la historia de la mujer que mataron y del hombre que mato a sus hijos y se suicido. Me dijo Roberto. – Si, ¿Por qué? ¿Se las ha dicho a ustedes también? Pregunte con interés.
– Por supuesto. No solo a nosotros, sino a todos en el pueblo, es como la loca del vecindario, siempre nos cuenta la misma historia. Respondieron María y Pablo.
– Bueno, dejemos eso atrás. Dije eso para quitarme la historia de la cabeza y conocer mas a los chicos, que para mi suerte irían al mismo instituto que yo.
Hablamos por un buen rato cuando me percate que eran las 6:40, sabia como era mi padre y me tuve que despedir e irme corriendo a casa.
Llegue a las 7 exacto, ni un minuto mas ni uno menos. Ya la mesa estaba servida, mi padre cocinaba de maravilla, porque además para colmo, Karen no movía ni un dedo en la casa, se iba a trabajar y cuando llegaba no hacia nada. Todo lo hacíamos mi papa y yo con la ayuda de Elena, nuestra antigua criada de la casa a quien le había guardado mucho cariño.
Mientras comíamos esa noche Karen lanzo una pregunta.
– ¿Qué tanto estuviste haciendo? Me dijo con tono de desprecio.
– Conociendo el lugar. Le respondí.
– Ja, Ja, Ja, si como no. Seguro andabas de regalada por ahí, con quien sabe con cuanto muchacho por la calle. Me dijo con enojo.
– Ummm, si claro, ¡Aprendiendo de ti! Le grite y me fui corriendo a mi cuarto.
Me enojo mucho por lo que ocurrió y que mi padre no me defendiera. Pero bueno, eso seria lo pero que pasaría en mucho tiempo.
Pasaron 8 meses increíbles, quitando la convivencia con Karen, todo fue perfecto.
Tenía nuevos amigos en el nuevo instituto a los cuales me apegue mucho, tenia mejores calificaciones que la vez anterior y mi padre me enviaba casi todos los fines de semana a Querétaro, donde estaba mi antigua escuela y mi abuela. Salía con ellos y a veces dormía en sus casas, y mi abuela me trataba como a su hija.
Fueron 8 meses de calma y felicidad, incluso Karen me había dejado de molestar, todo estaba en armonía.
Nunca tuve problemas para formar relaciones, así que obtuve amistades muy buenas rápidamente no era digamos la "Nerd" del salón, era alguien corriente pero a la vez me consideraba a mi misma diferente al resto. De cabello oscuro y liso, piel muy blanca y ojos café oscuro. No era la más bella del mundo, que si rubia y de ojos azules, pero me sentía conforme como era.
Llego el 15 de Julio del año 2010, era el día en que tendría la graduación del instituto y estaba lista para ir a la universidad y estudiar para se Veterinaria, siempre le tuve un amor inmenso a los animales.
Me cloque la mejor vestimenta que me compro mi padre. Mi abuela había ido e incluso mis amigos de la escuela anterior fueron, quienes se habían graduado antes. Como siempre hubo personas que no pudieron ir a la graduación por que no aprobaron todas las materias, yo por el contrario tenia notas excelentes, mucho mejores que en mi antigua escuela.
Durante la ceremonia, mientras entregaban los diplomas, no se por que, pero sentí una extraña sensación, un raro hormigueo en mis piernas, recordé la historia que me conto aquella mujer hace tantos meses, pensando en que pasaría si esa historia hubiese sido real. Me quede con la mirada perdida, hasta que una voz me reincorporo.
– La señorita Amy, pase adelante a recibir su diploma e insignia por favor. Dijo la señora Luz, la directora del instituto.
Quite esa historia de mi cabeza momentáneamente y pase con una sonrisa a recibir mi diploma y mi insignia.
Al fin me había graduado, la emoción fue tan grande que olvide esa historia.
Luego de la ceremonia tenia planeado salir con mis amigos de fiesta, iban a ir todos, tanto los nuevos como los de la antigua escuela. Iríamos a una fiesta sencilla, mi padre sabia que yo era alguien que se me podía defender sola y me dejo salir.
Llegamos al lugar y estuvimos a ahí como por unas 2 o 3 horas, no lo recuerdo muy bien, tuve un gran dolor de cabeza, tan fuerte que el más mínimo ruido me molestaba, y en la fiesta la música estaba a todo volumen. Le dije a mis amigos que me iría a cas por el dolor, Paulina se ofreció a acompañarme pero le dije que no se preocupara y me fui.
Tome un taxi y cuando iba cerca de la casa me percate que no había traído las llaves porque de la ceremonia me fui directamente a la fiesta y no las busque. Me baje del taxi y toque la puerta, lo hice por un tiempo y nadie salió, ya me estaba poniendo nerviosa, decidí entonces llamar a mi padre por mi teléfono, mientras lo hacia me estaba inquietando, la neblina me golpeaba en todo el cuerpo, escuche aullidos de lobos, y como la casa quedaba a la orilla del mar se oían las olas golpeando fuerte la costa, los nervios me atacaron, me estaba empezando a asustar recordando a aquella historia. Justo en el ultimo repique del teléfono mi padre contesto, nunca había sentido tanto alivio en mi vida, le explique todo y salió a abrirme la puerta. Después me acosté, tratando de olvidar eso. Aunque después de todo, no seria nada comparando con nada de lo que vendría después.
Después de esos 8 meses de tanta tranquilidad, vendría la oscuridad, como por arte de magia todo seria opacado.
Había llegado Halloween, me encantaba invitar a mis amigos y ver películas de horror hasta tarde. Los llame y los invite a todos.
Eran cerca de las 10 pm cuando mis amigos llegaron a mi casa, yo había comprado todo, comida, refrescos y varias películas. Yo era una gran amante de las películas de horror.
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