Capítulo 24: La Princesa.

1.1K 97 3
                                    


Narra Vivían.

— Padre, saldre un momento... —él  intenta decir algo— no te preocupes, sabes bien que corren mas peligro ellos que yo. Tal vez luego suba a mi habitación no lo sé, así es que despídeme de los invitados si no regreso.

— Esta bien tesoro. —se levanta y se acerca a mí para darme un beso en la frente. Y luego me voy tras aquella chica a la que ya han sacado de la fiesta.

Antes de salir del gran salón, le echo un vistazo al estúpido vampiro que baila embelesado con la astuta vampiresa, no es para nada consciente que a continuación le voy hacer un favor.

Mientras me alejo del trono, y camino hacia la salida, nadie se interpone en mi camino, ni siquiera a saludar o preguntarme algo.

Una vez fuera, lleno mis pulmones de aire, respiro de forma pausada y la busco. Una oleada de terror me llega desde el jardín, reconozco esa primera sensación antes de.... 
A paso rápido y firme me dirijo allí.

《—La han llevado al laberinto que hay más allá del jardín, son cuatro los vampiros.—susurra esa voz nueva en mi cabeza.
—Ese laberinto me gusta muchísimo...— murmuro.
—¡A mí también me gusta! —¡Oh sí, esa es mi naturaleza vampírica!》

Sigo con pasos firmes y rápidos hasta donde la pobre chica esta, puedo escuchar sus súplicas, su respiración es acelerada. Debo llegar rápido, y prudentemente oculto mi olor gracias a mi lado bruja.

El laberinto ha sido uno de mis lugares favoritos durante mi entrenamiento, lo conozco como la palma de mi mano. Puedo entrar y salir de él, con los ojos cerrados.

— ¡Disculpen! —irrumpo angustiada al llegar a donde esos malditos tienen a la chica. Sé que debo actuar como si estuviera desorientada, asustada, debo hacer creíble mi voz a sus oídos— me he perdido, ¿podrían hacerme el favor de decirme como salgo de aquí? ¡Este lugar me da escalofríos!

— Veo que la noche nos ha traído a otra pajarillo perdido, ¡pero que suerte tenemos! —la oscuridad de la noche no los dejaba ver mi rostro y la luna todavía no se hace presente en este lado con su luz, por lo que la oscuridad es un velo muy conveniente justo ahora. Y como mi olor a vampiresa y bruja estan ocultos, solo queda el de humana. Mis ojos no brillan, pero soy capaz de ver perfectamente en la oscuridad. Mi olor a humana me hace ser el bocadillo perfecto para ellos en este momento, pero que pena, lástima por ellos y sus planes asquerosos que tienen para mí y para la pobre chica.
No saben a quién se enfrentan realmente, no saben que puedo leer sus pensamientos depravados. ¡Oh que estúpidos! Aquí la presa se convertirá irremediablemente en el depredador.

— ¿Có.. Cómo dicen? —pregunto tartamudeando, tratando de parecer asustada, confundida. Uno de ellos se acerca a mí agarrándome de la muñeca, ¡pero que idiota!

— La verdad es que si te ayudaremos... y de que manera.— sonríe mostrando sus blancos y afilados colmillos, luego mira a los demás— Zack, ven y ayudemos a la señorita que se ha perdido.

— ¡Por supuesto! —responde alegre el recién nombrado, y cuanto lo odio, ¿Tenía que llamarse Zack? ¡Oh, no tenían idea lo que les hacía a los Zack!
Pobres pajarillos, cayeron en su propia trampa.

— Entonces, será una para dos...

— ¿Qué van a hacerme? —mi voz sale falsamente temblorosa.

— Sólo ayudarte pequeña... Siempre ayudamos a las pobres chicas. —dice la voz ronca de Zack, sonríe y yo también, mis uñas comienzan a crecer. Él me tira al suelo posándose sobre mi cuerpo, rasgando una parte de mi vestido. Y esta tan ensimismado en su perversión que no es consciente de mi mano derecha abriéndose paso de forma brutal a través de su pecho hasta llegar su corazón.
Una vez en mi mano, lo arranco sin ningún esfuerzo. Su cuerpo se desploma sobre el mío casi inerte.
La sangre comienza a manar, lo empujo como si no pesara nada y me pongo de pie con su corazón aún en mi mano. Mis ojos estan brillando puedo verlo en el reflejo de los de ellos... sus caras de terror son incomparables y un afrodisíaco para la sádica que hay en mí.

— Eres... tu... tus ojos... la princesa...—la luz de la luna da de lleno en mi rostro. Sé que me ven claramente.

— ¡Oh! ¿en serio? ¿lo descubriste tu solito, o tal vez hay algo de inteligencia en el fondo ese cerebro tuyo, que hace unos segundos pensaba con la entrepierna? —le pregunto irónicamente. Saco una daga atada en mi pierna, que quedó a la vista cuando Zack rasgo mi vestido y con ella traspaso el corazón aún palpitante. Luego tiro el corazón a uno de sus amigos, no sin antes sacar la daga, la cual limpio con la tela del vestido para nuevamente atarlo a mi pierna, todo esto sin quitarles la vista de encima. Enseguida me acerco al que me hablo primero cuando me los encontré. Lo agarro del cuello y mis uñas se entierran en su pálida piel ejerciendo la suficiente fuerza para que no sea capaz de modular palabra alguna. Por el rabillo de mi ojo derecho veo que los otros sueltan a la chica dejándola aterrorizada en el suelo. Tienen intenciones de correr, eso sin mencionar que sus pensamientos en este momento son un caos de desconcierto y terror.

— ¡Ni se atrevan a irse porque será peor! —es una advertencia y una orden— ¡Ahora, arrodíllense y supliquen por piedad!

— Ella nos mando a hacerle daño a la chica... lo sentimos mi señora.— comienzan a hablar rápidamente, están asustados. Suelto al que tenía agarrado del cuello y cae al suelo.
Me acerco a la chica, la que tiene casi toda su ropa desgarrada. Unos minutos más tarde y tal vez... No, no quiero pensarlo.

La ayudo a levantarse, esta temblorosa y se deja ser. La tomo del brazo y miro a los vampiros.

— ¡¿Quién los mando?! —exijo un respuesta clara y concisa, ellos lo saben, mi voz los hace retorcerse del miedo.

— Hiliana, la vampiresa que bailaba con Dionisio, ella esta obsesionada con él...

— ¡Suficiente! ¡Caminen adelante! —no los dejo terminar, el que estaba en el suelo sabe de primera mano que no hay manera de que puedan ganar. Por lo que se levanta apenas y se pone junto a los otros dos. Los obligo a caminar por delante mío hasta que salimos del laberinto, los guardias al verme se acercan.

— Apresadlos, y siganme con ellos. —ellos me conocen, saben que no deben preguntar. Una orden de la princesa no se cuestiona— luego serán encerrados en los calabozos para ser juzgados. —ahora camino directo a la fiesta. Tenía que hacer que aquel imbécil vampiro reclame la chica, la cuide y protega. Y mientras me acerco al salón repito en voz baja con ayuda de mi lado bruja el hechizo que rompera el que tenían sobre la chica. Quién por cierto esta muy débil.
Maldita vampiresa, pero ya me encargaría yo de ella, reclamaría su vida, mi venganza, mi derecho. Y eso gracias a que fueron sus sirvientes los que me atacaron primero.

Podría llegar ha matarla por su insolencia hacia la princesa. Pobre vampiresa nadie la mando a ser tan vil con aquella joven, a la que esos malditos no  habían alcanzado a violar pero si a morder. El olor a sangre se cuela por mi nariz, cada vez esta más débil. No se convertiría pero puede morir si su compañero no la reclamaba a tiempo.
Y en cuanto el velo que mantenía el hechizo entre la chica y su compañero cayera, la vampiresa tendría otro enemigo más.

Ahora solo bastaba que Dionisio viera a su compañera para que el hechizo dejará de existir.

Ahora solo bastaba que Dionisio viera a su compañera para que el hechizo dejará de existir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gracias por leer, comentar o votar♡♡♡

"El Amor También Es Para Mí" Vivían Libro 1  [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora