Capítulo 42 Final: El Amor También Es Para Mí.

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~Vivían~

Cierro la puerta del baño sin echarle seguro, me acerco a la tina y echo a correr el agua, vacío una botella de sales y jabón. Comienzo a quitarme la ropa mientras se llena la tina, un suspiro se escapa de mis labios.

Saberlo tan cerca mío me pone nerviosa.

Una vez llena la tina me sumergo en ella por completo, incluso mi cabeza, cierro los ojos y me mantengo así por unos segundos. Me relajo durante esos segundos, no puedo evitar que mi cabeza esté llena de él, y también de Ben. No puedo creer que mi temor más grande fue superado, tantos años soñando con arrancarle el corazón, con ver su sangre correr. No pensé jamás en dejarlo vivir si lo encontraba con vida. Matarlo solo lo hubiera convertido en un fantasma, y jamás lo hubiera superado.

Saco mi cabeza poco a poco del agua, y me siento en la tina dejando a la vista mis pechos desnudos, abro mis ojos topandome con su mirada oscura y profunda, me sumergo otra vez dejando solo mi cabeza afuera. Él, solo me mira y se acerca a mí sin decir nada, hasta que nuestras narices chocan.

— Te voy a hacer el amor Vivían...—me dice y yo me estremezco. Cierro los ojos nuevamente, tal vez él se quitara la ropa, ¿Acaso se meterá a la tina conmigo? Otro estremecimiento se adueña de mi cuerpo, no es de miedo, no, es algo que jamás he sentido... necesidad, deseo; deseo de tocarlo, besarlo, necesidad de sentirlo sin temor, de saber cómo es que te acaricien con amor, ternura. Espero con los ojos aún cerrados, pero no lo siento meterse a la tina conmigo, ¿qué está haciendo? Espero otro poco, pero lo único que siento son unas manos grandes masajeando mi cabello, y lo hace con tanta delicadeza. Abro los ojos de golpe, extrañada, ya que esto no era lo que esperaba.

— ¿Q.. Qué haces... —él no responde, solo masajea mi cuero cabelludo, ¿rayos, me esta lavando el cabello? Los movimientos de sus dedos en mi cabeza me relajan haciéndome liberar la tensión que sentía, vuelvo a cerrar los ojos disfrutando, él sigue en su tarea, y yo solo me dejo hacer. No sé exactamente cuánto tiempo a pasado, pero ya no siento sus manos en mi cabeza, abro mis ojos buscándolo, y lo veo tomando una esponja para luego acercarla a mi cuerpo. Mi corazón se acelera cuando su mano toca mi piel pálida, siento un cosquilleo a la altura de mi estómago, y mis manos pican por querer tocarlo. Pasa la esponja por mis hombros, luego sigue con el resto de mi cuerpo con tal concentración que es embriagador mirarlo.

Sigue pasando la esponja y caigo en cuenta de algo, él me da confianza... ¡Sí! Por alguna extraña razón confío en él.

Lo sigo mirando en silencio hasta que termina de bañarme, y es entonces que me levanto de la tina mostrándole mi desnudez; por primera vez estoy delante de un hombre sin pudor o miedo alguno, por primera vez lo siento correcto. Él me mira con admiración, luego se aleja y casi lloro por su lejanía.

¿A dónde habrá ido?

Cuando vuelve trae consigo una toalla, y con extremo cuidado envuelve mi cuerpo, una vez lista me acerca a él y me envuelve en un abrazo de oso; besa mi cabeza, y baja para juntar nuestras frentes. Lo miro directo a los ojos, nuestros alientos chocan, y avanza para darme un casto beso en los labios.

¿Me sorprendió? Sí, mucho, ya que es nuestro primer beso. Se aleja de nuevo de mí para ir por algo a la habitación, dejándome en el limbo con ese apenas perceptible beso, pero que dejó a mi labios con ganas de más.

¿Qué me pasa?

Vuelve en segundos con una bata de algodón, retira la toalla secando mi cuerpo con cuidado, como si temiera romperme, su mirada viaja por cada rincón de él, mientras sus manos con delicadeza me secan mi cuerpo y pelo.
Yo, yo solo me dejo ser, no puedo hacer nada, no soy capaz de negarle nada.

"El Amor También Es Para Mí" Vivían Libro 1  [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora