Capítulo 35: La Dejas Ir Sin Dañarla O...

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~Zarek~

La alcancé antes de que subiera al maldito coche, queriendo escapar de mí.

— ¿Porqué?— le pregunto mirándola a los ojos.

— ¿Porqué qué? — me respondió con otra pregunta, que lista, evadiendo el tema.

— ¿Porqué te escapas de mí?

— ¿Porqué escaparía de ti? —¡Oh sí, es lista! Pero no me dejará así como así, no después de haberme tardado mas de cien años en encontrarla.

— Te acompaño.

— ¡Gracias pero no!

— No era una pregunta. —le digo metiéndola al coche conmigo detrás, me mira sorprendida.

—¡¿Qué crees que haces?! —me mira nerviosa.

— Voy contigo, ¿qué no lo ves? —le sonrió.

— ¡No, no lo harás!

—¡Oh! Pues le informo su alteza que si lo haré, tengo cosas que hablar con el Rey Lucius.—me acerco hasta estar solo unos centímetros de su boca, mierda, muero de ganas por besarla—si no te callas te muerdo ese precioso cuello que tienes, y créeme, no te dolerá, todo lo contrario, sentirás placer...

— Pue... Puedes intentarlo, y...—cambia su expresión fría a seductora, se acerca a mi oído, muerde el lóbulo de mi oreja haciéndome estremecer como un adolescente, y me susurra— te quedas sin poder follar para el resto de tu eternidad, compañero.

— Puede que lo intentes...—digo acercándome a su oído haciéndole lo mismo que me hizo a mí— pero la que se quedara sin sentirme dentro suyo gritando porque la folle mas duro, serás tú, compañera.—al separarme de ella veo sus mejillas enrojecer, es una maldita tortura tenerla cerca y no hacer nada.

— ¿Eso es lo que piensas? —me mira  furiosa— ¡¿eso es lo que te dicen todas a las que te follas?!

— ¿Estás celosa?

— Ja, ya quisieras. ¡Kev por favor vámonos!—ordena y el chico se sube divertido, echando andar el coche. En el camino nadie dice nada, no me vuelve a dirigir la mirada, hasta que alguien le informa algo por el enlace y me mira feo— ¿acaso también traes a todo tu séquito a ver a mi padre?

— Por supuesto, ¿no pensarías que iba a venir solo o si? —ella bufa y yo me encojo de hombros. Sabía que venían los chicos en los cuatro vehículos de atrás, mientras que los otros dos eran el equipo de la princesa.
Cuándo les dije que vendría a buscar a mi compañera, quisieron venir por mi seguridad ya que posiblemente correría peligro, si a la princesa se le ocurría matarme. A Teresa no le hizo mucha gracia pero igual vino, aún en contra de lo que le ordené, pero ya hablaría de eso con ella después.

................


*Horas después*

Al salir del coche ella se escabulle en el castillo, no la sigo porque necesito hablar con el Rey Lucius primero, y eso iba a demorar un poco, necesitaba saber como fue que la encontró y si sabia por todo lo que había pasado, y cómo era su estado. No quería apresurar nada si todavía ella no estaba lista, la quería conmigo, sí, y demostrarle mi amor pero no quería hacerlo mal.

Al entrar el Rey me esperaba en la sala.

— Zarek, ¿que te trajo por aquí?—Me pregunta con el ceño fruncido al verme. Acercándose, me da la mano en señal de saludo, y yo igual junto a una leve reverencia con respeto.

— ¿Su hija no le dijo nada? —él sonríe de medio lado.

— Sobre los traidores, sí, ¡le dio una buena paliza a Aaron! Maldito traidor, recibió lo que se merecía por parte de mi hija. —le brillaban los ojos llenos de orgullo.

— Pues, no es exactamente eso a lo que me refería.—me mira interrogativamente serio—Es mi compañera Lucius, mi alma gemela, a la que he buscado por mas de cien años, tú lo sabes...—suspiro y llevo una mano a mi pelo revolviéndolo— yo sé por lo que pasó... Lo sentí como si me lo hubieran hecho a mí, ¿entiendes?

— Por eso se fue a la isla de nuevo...—lo dijo más para él que para mí— me dijo que ahora se quedaría aquí a ocupar su lugar, pero se volvió a ir, diciéndome que volvería pronto.

— ¿Isla? ¡¿Se ha ido?!—me detengo frustrado, para mirar al anciano mucho más sabio y mayor que yo— yo no le haría daño Lucius...yo, yo lo vive en carne propia, todo, ¿me entiendes?

— No tienes una muy buena reputación que digamos, y lo que te voy a decir ahora, lo hago porque te conozco de pequeño, y sé cuanto la has buscado, pero no lo repitas delante de ella—me dice y yo asiento— ella siempre nos a dicho que no quiere un compañero porque su recuperación quedaría en nada. Piensa que nadie la amará, no con lo que le paso, cree que no merece ser amada, tiene miedo Zarek, tú eres el único que podría destruirla para toda la eternidad o salvarla de el abismo en el que se debe encontrar ahora, si huyo de ti. Piénsalo hijo, yo no quiero que mi hija retroceda estos ochos años de recuperación.

— Confía en mí Lucius, la amo, y de alguna manera, nuestros cuerpos fueron uno, cuándo le sucedió aquello... ¡La amo Lucius! Y primero me mataría antes que dañarla.

— Entonces debes tomar una decisión, la dejas ir sin dañarla ó...—me miro fijamente y serio— te arriesgas a destruirla o bien recuperarla, es tu decisión Zarek, por mi lado yo fui un cobarde cuando mi amada huyó, no puedo decidir ni por ti ni por mi hija, mi mayor tesoro...

—me miro fijamente y serio— te arriesgas a destruirla o bien recuperarla, es tu decisión Zarek, por mi lado yo fui un cobarde cuando mi amada huyó, no puedo decidir ni por ti ni por mi hija, mi mayor tesoro

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"El Amor También Es Para Mí" Vivían Libro 1  [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora