Cap19 "Encuentro imprevisto"

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Narra tercera persona:

El camino fue largo pero al fin el objetivo de Melissa se ha cumplido, han llegado al lugar donde habitan estos hombres.
Dos puertas de metal se unen frente a ellos y luego son conectadas por un extenso alambrado con varios palos y basura cumulada en el. Parece ser una estructura fuerte.

Las dos puertas se abren lentamente y desde adentro los varias personas caminan de un lugar a otro. La mayoria de las personas visten de negro y gris, ropas rasgadas pero hechas a propósito.

—Anarquistas. —susurra Amyshel con la mirada hacia adelante ignorando que algunas personas le quedan mirando—.

—¿Ya has estado aqui, verdad? —interroga Melissa recordando—.

Cuando la rebelión se desataba a manos de los Anarquistas en la Nueva Paz, Amyshel logro entrar a la ciudad gracias a estar con ellos. Melissa por un segundo se interroga mentalmente el porque habia termida con ese grupo y atacando la ciudad, pero sabia que él no habia ido a atacar a la Nueva Paz, pero...¿entonces por qué?

—Ellos me resguardaron al encontrarme desprevenido en el bosque. —explica susurrando— Si ven potencial en ti, te vuelves uno de ellos, sino, lo lamentas.

—¿Lo lamentas? —repite Melissa con intriga—.

Pero toda pregunta se calla en su interior cuando a un costado de ellos se encuntra una gillotina. Melissa mira a Amyshel con sorpresa y temor.

—No son como nosotros, pueden ser amables, bondasos, pero no son piadosos. —concluye Amyshel—.

El grupo se aleja de ese lugar y los siguen arrastrando con ellos. Aún asi Melissa sigue observando la gillotina, como personas de este mundo, de este siglo, pueden usarlo?

—¿Quieren conocerla? —le interroga uno de los hombres mientras de interpone en su vista— Talvez en unos dias tú estes allí.

Melissa desvía la mirada ignorandolo y se apega un poco a Amyshel en discreción.

—¿Tienes miedo? —interroga él—.

—No. —niega Melissa— Solo quiero encontrar a los chicos y salir de aqui.

De pronto el grupo que los arrastra se detiene, los hombres se dispersan, algunas van con algunas mujeres que dicen curaràn sus heridas y otros entran a una gran cabaña con pisos agregados de material.

Melissa observa la entrada de la cabaña, que ahora parece una gran mansión, ve como un hombre abre una puerta grande y una parte del interior de la mansión deja ver una escalera inmensa.

—Cratford. —llega a la conclusión Melissa—.

Una imagen de una vieja cabaña, la cabaña de su Clark, un hermoso patio que termino siendo blanco de una exposición, momentos de risa, amores perdidos, encontrados...todo lo que habia vivido allí, o aqui.

No puede creer que después de tanto tiempo alguien se haya apoderado de este lugar, lo haya hecho suyo, incluso lo haya mejorado. El espacio es tan grande que parece una ciudad pero la cabaña se adapta a el. La han transformado, la han hecho una verdadera mansión.

Incluso la han rodeado de otras casas hechas con troncos, seguro para equilibrar la población dentro.

De pronto varios niños y mujeres corren entre Amyshel y Melissa, todos hacia un mismo lugar, para ver a quien estan subiendo a la gillotina.

Los hombres ya no los miran y eso permite que Melissa se acerque a al lugar sin que nadie la detenga, incluso Amyshel se siente hipnotizado por ir.

Un hombre encapullado apoya la cabeza de una chica en ella, se nota por sus cabellos castaños claron cayendo hacia adelante. Melissa se mueve entre la gente buscando ir hacia adelante, observar a quien le harán tal crueldad y su corazón se detiene cuando la chica levanta la mirada.

Llora desconsoladamente, su rostro tiene manchas negras,como si hubiese sido golpeada fuertemente.

Quieren matarla, quieren matar a Liz.

Melissa en un acto de valentia avanza hacia ella con rapidez. Dos hombres la sostienen fuertemente y ella libeta sus manos atadas. Desde que empezaron a caminar que viene rompiendo las sogas.

Los golpea a ambos con fuerza, como si su vida dependiera de ese momento. Incluso los logra esquivar y corra hacia Liz.

—¡Activen la gillotina! —grita uno de los hombres—.

Melissa corre aún más rapido, llega hasta Liz y corre su cuerpo con fuerza de allí. La gillotina baja en ese mismo momento y corta el cabello de Liz a la perfección.

Melissa la abraza con fuerza mientras varios hombres se acercan a ellas.

—¡Alto! —exige un hombre desconocido—.

Los hombres se detienen como si fueran robot y abren paso a un hombre con pieles en su cuello, botas negras con puntines bajo ellas, y mucha ropa sobre él.

Melissa observa su rostro con confusión y una respiración agitada que no logra calmar.

—¿Clark?

Melissa respira aún más agitada después de pronunciar su nombre.
Los rasgos de su cara son identicos, es él, definitivamente.

Melissa tambalea recordando una gran explosión, la ahora supuesta muerte de su tío, el niño, la huída que tuvieron que hacer. Ella vio la explosión, pero ahora recién se daba cuenta que jamás vio su cuerpo. Jamás volvio a este lugar.

—Hola, Melissa —la saluda él ignorando que también pensaba que ella estaba muerte, ignorando que jamás volvio a buscarla—.

Los hombres, las mujeres, los niños, todo ser levanto la vista hacia ella cuando Clark pronunció su nombre. Sin dudas no sabían que ella era Melissa Heivell y no a quien habia secuestrado, Sixen.

—Lamento el recibimiento que mi gente te dio.

Mi gente. Resonó en la cabeza de Melissa pero no tenia tiempo de pensar en eso, habia encontrado a alguien de antes, una persona que la conoce desde antes de matar, desde antes de ser Pura, que la conoce realmente. Alguien a quien ella admiraba, y que tanto le dolió perder. Y a fin de cuentas jamás lo habia hecho.

Se levanto del suelo, los hombres le apuntaron con sus armas pero ninguno pudo evitar que ella diera un salto hacia Clark y lo abrazara con fuerza. Él le devolvio el abrazo con una gran sonrisa.

[ . . . ]

—¡No hemos perdido! —grita Elias desde el fondo— ¡Debemos volver por donde empezamos!

—¡Cierra la boca! —gruñe Teresa— Eres más insoportable que tu hermana.

—¿Que dices?

Elias intimida a Teresa con la mirada y ella aún peor.

—Llegamos.

La voz de Calum los saca del trance entre los dos y todos observan una luz proviniente del techo de la alcantarilla.

—El olor me estaba matando. —se queja Amelia suspirando—.

—Nos cambiaremos al llegar. —anuncia Calum—En el laboratorio y bunquers hay ropa.

Siguen caminando unos pasos más hasta llegar al hueco sobre ellos. Una luz brillante no deja ver hacia afuera.

Apoyan la escalera en ese lugar y Calum es el primero en subir para observar hasta donde llega. Para su suerte solo hace falta que se ayuden entre sí por la poca distancia.

Amelia es la siguiente en subir y cuando todos se encuentran fuera de la alcantarilla observan a su alrededor con intriga. Amelia indignada se sorprende y con una mano tapa su boca abierta de la impresión.

Quiza no todo es como antes. Quiza es peor. O mejor.

Destinados! ¿Como han estado?

Espero hayan disfrutafo del capitulo, seguimos! Espero ver sus comentarios sobre la historia!

Besos, Rrena

DEL OTRO LADO [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora