Nadie Nace Siendo Malo: Kakuzu

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Hace mucho e insisto mucho tiempo, por así decirlo cuatro corazones antes, Kakuzu era un respetado ninja de la aldea de la cascada, esta es la historia de historia de como se convirtió en uno de los mayores enemigos de todas las naciones ninja o por lo menos, su origen.

Kakuzu tenía veinticuatro años de edad, era el capitán en una misión muy importante, el y su equipo debían atrapar a unos criminales muy buscados, estaban acusados bajo los cargos de secuestros, violaciones, robos, homicidios y prostitución. Eran considerados altamente crueles porque llegaban a los pueblos para saquear los hogares, a la gente que era muy mayor o poco atractiva les mataban o vendían como esclavos y a los jóvenes tanto hombres como mujeres se los llevaban, se encarga de quebrar cualquier sueño, esperanza o fortaleza que tuvieran con maltrato físico y psicológico logrando tenerlos en un total estado de sumisión, después se encargaban de probar ellos mismos la mercancía en simple palabras los violaban y después los vendían.

Al llegar a la guarida el equipo de Kakuzu acabo rápido con los criminales, el lugar estaba lleno de dinero, pero de esclavos y jóvenes sólo quedaba uno más bien una, era una joven de largos y rubios cabellos, hermosos ojos grises, con ropa rota y sucia, moretones y heridas sangrantes por todo el cuerpo.

—Es algo muy triste—comentó el joven subordinado del moreno, Kakuzu no comprendía porque lo dijo el muchacho—¿No lo cree, Kakuzu san?

—¿Triste? Por si no lo notaste acabamos de desmantelar una organización criminal muy buscada ¿Y tú te atreves a creer que es algo triste?

—No me refería a eso, me refiero de esa pobre muchacha—Kakuzu volteo a ver a la joven que estaba en la misma esquina de la habitación en la que estaba cuando ellos llegaron, nadie del equipo se había atrevido a hablarle pues no sabían ninguna palabra que pudieran consolarla y ella parecía estar en un trance por el trauma, era obvio que no era ninja y por eso no fue capaz de soportar tales niveles de tortura aunque algo había que reconocer, si seguía ahí era porque no la habían logrado romper en todo sentido, quizás no tenía ni la mente ni el cuerpo más fuerte para nadie podía negar que en espíritu era una guerrera—Ni siquiera tiene un hogar al cual volver, esos desgraciados debieron matar a toda su familia quizás frente a los ojos de esa pobre chica.

—Se me ocurrió algo—el joven hombre de ojos verdes se acerco a ella y se puso en cuclillas—Voy a sacarte de este horrible lugar.

—Déjame sola—dijo la rubia temblando—No quiero nada así que lárgate que no nesecito ayuda.

—No vine a ofrecerte ayuda, quería decirte que me encuentro sorprendido con la fuerza de tu espíritu y que eres quizás la persona más valiente que me a tocado conocer—ella se sorprendió pues eso era lo último que esperaba oír, alzó la vista y se encontró con el atractivo moreno—Vendrás conmigo a la cascada.

—¿Por qué?

—Quizás sea un capricho o el destino, llámalo como quieras pero el que seas la única aquí me hace creer que debía conocerte, yo quiero cuidar de ti—tenia una dulce sonrisa aquel guapo ojiverde, era la primera sonrisa sincera que veía en mucho tiempo, ella asintió con la cabeza y el la cargo en brazos—Ah por cierto, me llamo Kakuzu.

Kakuzu fue a darle el reporte de la misión a sus superiores, luego fue a su casa con la joven que aún seguía asustada aunque era algo lógico después de todo lo que había tenido que pasar, el lleno la tina de agua caliente y puso algo de incienso porque eso siempre lo lograba relajar después de una misión, al ver a la chica en las condiciones en las que se encontraba se dio cuenta que ella necesitaba más ese baño.

—La tina está lista para que te des un baño, en la mesa te deje ropa limpia para que te cambies y puedas bajar a comer algo—el la llevo al baño y cuando iba a salir de ahí para dejarla bañarse.

Akatsuki no mezame [El despertar Akatsuki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora