Capítulo treinta y tres

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Los Akatsuki no sabían cómo habían terminado así. Hacía mucho tiempo ellos eran dioses y ahora no eran más que armas.

Kakuzu:—Sigo pensando que deberíamos irnos muy lejos y dejar que los problemas recaigan sobre las naciones. Tienen ejercitos y muchos ninjas de Élite, realmente no nos necesitan, lo único que quieren es me nosotros seamos quienes mueran en lugar de sus ejércitos.

Obito:—En eso estás equivocado, entre nosotros podríamos masacrar a sus ninjas de Élite sin ningún problema, mientras estemos peleando juntos no podrán con nosotros y ellos lo saben. Por eso somos el sacrificio, si las cosas salen mal moriremos nosotros pero si salen bien nos tendrán en libertad condicional.

Sasori:—Los Otsutsuki robaran el chakra de todos en todas las dimensiones, no tenemos dónde escondernos. Si solamente fuera por los Kages podríamos huir con el Kamui pero con los Otsutsuki esa no es una opción—dijo el pelirrojo pensando que por primera vez en su vida quería una vida que no fuera solo vivir por vivir, que deseaba con todo el corazón estar junto al castaño y tener una vida a su lado.

Konan:—Sasori tiene razón, hay que ganar. Pero no podremos solos, si Madara y los demás que están con Shin ayudan tendremos una oportunidad, quiero una vida diferente a lo que siempre conocí—dijo acariciando su vientre, ella sabía que no sería fácil, menos por él padre de su bebé, pero ya que, ella lo había elegido y ahora tendría que cuidar de dos niños.

Obito:—Pues está decidido, la única opción, es unirnos a ellos. Hay que estar preparados para los Otsutsuki, por hoy será mejor que descansen y aprovechen este tiempo, quizás no nos quede mucho más—el Uchiha se sentía lo peor, nisiquiera podía proteger a sus compañeros, él era el líder y ese era su deber, para colmo no podía nisiquiera proteger a Deidara, aparte de fallar como líder de Akatsuki estaba fallando como pareja de Deidara, le había prometido cuidarlo.

Todos se fueron de ahí, Kakuzu llegó a su habitación donde Akira seguía despierta esperándolo.

—Tienes mala cara amor ¿De qué hablaron?—el dudo si decirle o no, pero aún no sabía que era lo que pasaría así que considero mejor no angustiarla.

—No es nada amor, solo estaba pensando que ya es momento de que te cuente todo lo que pasó mientras no estuviste a mi lado y como terminé formando parte de una organización criminal—él sentía que solamente le había dado dolor y al menos quería que si esos fueran sus últimos momentos, fueron algo bello.

—Espero que tengas una muy buena explicación.

Sasori iba a su habitación a dormir pero cuando estaba por abrir la puerta decidió ir a la habitación de Akatsuchi, se encontro con el castaño dormido en la cama, el pequeño pelirrojo se acurrucó en el pecho de más alto haciendo que los brazos del más alto lo rodearán.

—Hola nene—dijo soñoliento mientras besaba la frente de Sasori—No sé que hice para merecer tan buena compañía.

—Akatsuchi, pase lo que pase conmigo quiero que sepas que eres realmente especial para mí, jamás te vi como la clave para evitar la condena de mis crímenes, yo realmente te amo—el más alto acarició gentilmente la mejilla del pelirrojo.

—No digas esas cosas, esto no es una despedida y deja de hablar como si tuvieras un pie en la tumba, pero también te amo enano—dijo mordiendo suavemente la punta de la nariz de Sasori.

Konan estaba en un balcón contemplando la aldea, ella nació, se crió y murió ahí, incluso había pensado en criar a su hija en aquella aldea que era el único hogar que había conocido. A sus espaldas Hidan se encontraba dando vueltas, el realmente quería estar toda una vida para Konan y para la bebé, odiaba ver cómo todo se escapaba de sus manos.

Akatsuki no mezame [El despertar Akatsuki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora