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Ekin, nunca creyó ser tan feliz, en realidad, esta era la primera vez que lo era, y eso le gustaba, le hacia sentir bien. Aika, después de unos dias decidió conocerle mejor, sentía hacia el una gran conexión, eso la dejaba en duda de ciertas cosas. Pasaron la semanas y asi mismo los meses. Decidieron vivir juntos, con los pequeños trozos de tierra que le habían pagado los aldeanos a cambio de protección, tomaron la idea de construir una cabaña, que muy pronto se convirtió en algo grande, al igual que sus tierras. Mientras el brindaba protección en el pueblo, ella lo hacia en su hogar, cuidando de las plantas y los pequeños animales, convirtiendose asi, las tierras mas fértiles de Piurcet. Pero no todo es color de rosa. El caos se avecinaba mas rápido de lo que se pensaba. De tantos dias de amor y tantas noches de pasión, en el pequeño vientre de Aika creció una semilla, semilla que le dio mas felicidad al lobo, pero, no tanto a ella. Sentía que estaba equivocada, pero a la vez no, ese era su destino, esa era su decisión, y ella, como buena alumna tenía que cumplir. Esa mañana o ese dia tan esperado por todos, en especial para Ekin, llego. Y no era para mas, ese maravilloso dia era veintinueve del noveno mes, eso solo significaba una cosa, el y Aika cumplirían un año de conocerse y esta feliz, además, ella estaba a cuatro meses de embarazo, lo que significaba que solo faltaría un mes para conocer a su nuevo tesoro. Lo tenía todo planificado, la llevaría al pueblo, disfrutarían de la feria de cada año y en la plaza central le pediría que hicieran la ceremonia que cada pareja hacia, contraer matrimonio con ella. Y asi fue, se dirigieron al pueblo, disfrutaron y de último la llevo a la plaza central, donde por primera vez había hablado con sus colegas lobos para que la decoraran con flores, solo para ella. Aika, en el centro, mientras el se iba colocando de rodillas para hacerle su proposición, dio un paso hacia atrás, el sonrió, ingenuo a la situación, creyendo que simplemente se trataba de los nervios y tomo sus manos, con todo el cariño que un hombre lobo le trasmite a su mate, ella empezó a soltar lágrimas, una tras otra, lágrimas de culpa, de arrepentimiento y de mas. El no entendía, y decidió que lo mejor era abrazarla y asi lo hizo la abrazó, aunque ella no le correspondió... Y asi pasaron los años, el convirtiéndose en un demonio y matando a todas las mujeres del pueblo solo por una razon, esa que le costo todo pero a la vez nada, esa que le lleno de odio, ese que había olvidado solo por un momento. Ya no podia mas, no dominaba a su lobo interior, perdía el control por completo y algunas veces, antes de matar, violaba. Su alma estaba dañada, claro, eso si aun tenía, si es que ella no se la arrebato también. Cada dia mas cicatrices eran visible en su cuerpo, si a eso aun se le podía llamar asi. Miserable, con odio, asco hacia todo, decidió que lo mejor era acabar, con el, con ese animal sin corazón, aunque quería venganza, era perfectamente consiente que ya no tenia que hacer nada, ya el daño estaba hecho, ya no había vuelta atrás. A unos cuantos dias del pueblo de Piurcet, se encontraba CirSauz, cuidad de las brujas, el se dirigía hacia una especial, la reina de mas de quinientos años de antigüedad, Sauz Cirs, conocida como la Bruja de Cirs. Ella lo recibió, hace algunas noches había tenido la visión que un demonio, una bestia, llena de odio, rencor y venganza la visitaría, y asi fue. Sauz Cirs, no acostumbraba ha regalar sus hechizos, siempre tenía que recibir algo a cambio y con una simples tierras no le bastaba. El tenía un plan, era muy astuto, y ya sabía que hacer, una miserable bruja hueca no humillaria al gran Ekin, señor de las tierras fértiles y el demonio de las pesadillas de cualquiera. Nunca mas nadie lo haría, ese puesto solo pertenecía a una persona, solo, nada mas a ella le pertenecía su humillación. A pesar de su edad, de sus cicatrices y de su dolor, seguía siendo fuerte, encantador si mostraba una sonrisa y sexy si se lo proponía. Sauz Cirs, era un saco de polvo que hace décadas tenía que haber desaparecido, pero por ser bruja, su apariencia era de una joven mujer, cabello lizo y muy negro que llegaba a sus hermosas y definidas caderas, rostro fino pero con unos voluminosos labios y grandes pestañas. Era una diosa, en todos los sentidos. Con una sonrisa, perversa y de medio lado, Ekin se le acercó, posando sus grandes manos en sus caderas y empujandole hacia el, ella, bruja y sádica no se quedo atrás, ya se imaginaba alardendo con todos que había estado con el gran e indomable Ekin. Este, con su gran habilidad y fuerza, la levanto en brazos y la sentó en un muro que se encontraba en la ya oscura habitación, Sauz Cirs no dudo en abrazar la cadera del moreno con sus piernas, rozando fuertemente su intimidad y soltando un gemido. Cuando ella pensó que la besaria, este enterro sus lobunas garras en su espalda y sin dejarle respirar le corto la cabeza. tendido, sobre el muro se encontraba el cuerpo decapitado de la bruja, en un charco de sangre negra y con olor a pudrición, al igual que su cabeza estaba en el piso. El cuerpo empezó a volverse polvo y antes de que se disolviera el espíritu de Sauz Cirs apareció, pero esta vez como una anciana, con un fuerte grito le lanzo un hechizo a Ekin, quien sonreía victorioso. Y no era para menos, no seria nada comparado con lo que le hizo ella, apuñalar a su tesoro, una y otra vez mientras el era retenido por todos los lobos que se encontraban ahí. Antes de que su ensangrentado cuerpo cayera, un hombre, del cual no tenía idea de su existencia, corto su cabeza, pero ya no importaba, el daño ya estaba hecho, ya ella había acabado con la vida de su tesoro. Que le importaba a el vivir con una maldición, permanecer en el interior de un cuerpo, encerrado como una bestia, eso no era nada, solo sabia que se encargaría de hacer sufrir a todo aquel que lo llevara en su interior.
-"Te maldigo, una y mil veces. No habitaras en las sombras, como asi lo quisiste, sera algo peor. -En el interior de un lobo permanecerás encerrado en la oscuridad, con cadenas y con maldad, tu sufrimiento recordaras y tu existencia miserable sera."
El veintiocho del noveno mes, se encontraba una joven mujer con dolores de parto. Exactamente a las 00:00 un llanto se escucho en toda la manada Divine Moon, siendo, ya media noche, veintinueve del noveno mes nacio el siguiente heredero al puesto de Alpha. Noel Aleskhe Moon.
Les regalo este capitulo^^
Voten y Comenten
¡Ya viene lo bueno!
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Tu eres mi Mate
LobisomemElla no era hija de la luna, tampoco la chica débil, con dinero y una familia feliz. El no era el típico hombre lobo mujeriego, con un padre como los mil demonios y una madre como las estrellas, era Estrella, pero no un ejemplo de madre. Un pa...