Capitulo 28

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NOEL

La oscuridad reinaba en el interior del calabozo. El eco de las pequeñas gotas de agua eran una tortura para el agudo y muy desarrollado oído de un hombre lobo. Cada cierto tiempo, el cual ya tenía calculado, una gota se estrellaba al húmedo piso, haciendo al principio un sonido relajante pero después era un total dolor de cabeza su constancia. Las ratas subían y bajaban a toda velocidad las grandes cadenas de plata consiguiendo así una quemadura de alto grado en la piel que estas sujetaban. Dicen que uno se acostumbra al dolor y eso era cierto, sin embargo eso solo envuelve al dolor físico, porque al mental no. Todos piensan que un calabozo es el peor lugar del mundo, que es algo imposible estar a gusto en uno, pero ahí es donde todos o quizás la mayoría se equivoca. Estar ahí había salvado la cabeza de muchas personas, la virginidad de muchas mujeres y la dignidad de sus padres.

Ya no sabia quien era. Ya no era uno, nunca lo fue, pero sumarle uno mas era un total desastre. Desde su primera transformación fue todo un caos, otro demonio mas en su vida, si es que tenía una... Pero se dio cuenta de un pequeño pero gran detalle del tercer demonio, este no era malo. Mas que un demonio era un ángel, su ángel. Lo ayudaba lo mas que podía, hablaban a toda hora y era su consejero en sus noches oscuras. Pero no todo era perfecto, claro que no siempre algo salía mal y esto era cuando la segunda o tal vez primera entidad se daba a conocer y era imposible que su ángel lo ayudara. Desprendía demasiado poder, era una bestia, todos le temían, hasta sus padres. No podía ejercer su voluntad hacia el, la bestia tenía un gran dominio en el, en su cuerpo, en su vida.

Muchas veces intento acabar con su vida pero la maldición no se lo permitía, el legado de esta fue "Vivir en la oscuridad" y eso le impedía acabar con su existencia, ni vivo, ni muerto, simplemente estar con odio y rencor siempre, a pesar que el fuera inocente de todo.

Como el le llamaba a la tercera entidad -Su ángel- No siempre era de buena ayuda, su descendencia y el linaje de su familia también eran un problema. De por si los Hombres Lobos eran posesivos, el ser descendiente directo de un Alpha le complicaba las cosas pero el simple hecho de pertenecer a la manada de mas de cuatro décadas de antigüedad y ser parte de las primeras diez manadas del mundo si era un terrible desastre. Y es que en Divine Moon todos eran conocidos por ser fuertes guerreros, donde se encontraban los mejores Alpha's, Luna's, Beta's y sobre todo los mas posesivos, fuertes y sanguinarios lobos.

Los recuerdos lo atormentaban, era un constante sufrimiento, siempre se arrepentía de sus actos o bueno de los actos de la bestia y alguna que otra tontería de su ángel pero nunca se había sentido tan mal y culpable antes. Todo era su culpa, si el no fuera tan débil podría tratar de controlarlos un poco y extender su voluntad con ellos ¡Pero no! Es un idiota que se deja controlar por los demás, que no tiene vida propia y nunca la tendrá.

Por ese motivo se encontraba allí, en ese calabozo torturándose así mismo con grandes cadenas de platas a su alrededor, presionando sus muñecas, cuello y pies; quemando cada parte de su ser. Pero eso no era todo, el sabía que unas simples cadenas no lo podían retener por lo tanto optó por otros métodos de tortura. En cada brazo tenía una dosis de veneno que era enviado por unos pequeños tubos que se encontraban perforando su piel directamente hacia su sangre. Eso tampoco bastaba para dejarles débiles por ello cada dos horas entraban sus fieles amigos, dos grandes lobos de mas de tres metros de altura, con sangre de todas las especies en su cuerpo esto los hacia inmortal y sobretodo mas fuertes que cincuenta Alpha's y un ejército completo de Beta's y rastreadores. Su padre le obsequio esos dos pequeños, ahora gigantes, cachorros cuando tenía cinco años, al dárselos este les hizo un pequeño corte en sus lomos y luego el se hizo una cortada para mezclar su sangre de Alpha con la de ellos así estos podrían proteger a su hijo de todos.

Aunque eso no fue suficiente, su padre siendo consiente del problema de su hijo visito a cada especie sobrenatural para que le otorgarán una muestra de sangre y así hacer experimentos con Zühín y Zahín. Los pequeños lobos crecieron hasta mas de tres metros de altura, su mandíbula de gran tamaño poseía una cantidad de colmillos incontables, sus garras era de mas de cincuenta centímetros de largas, pero lo que mas resaltaba en ellos eran sus ojos, Zühín tenía el ojo izquierdo totalmente negro -Como un demonio- El derecho era diferente, una mezcla entre dorado, verde y azul, el tenía la galaxia en sus ojos. Zahín, ella era diferente, su presencia no radiaba tanta voluntad como su hermano Zühín pero de igual manera era muy fuerte . Su ojo derecho era de tonos claros, envolviendo el celeste, verde manzana y un pequeño toque de rojo, mas similar al rosa cuando no estaba enojada; su ojo izquierdo era amarillo, como el de un duende o un lobo normal.

Esto no podía matarlo, simplemente le deja débil y no era nada comparado a lo que estaba por hacerle a Liz, a su mate. Si cometía un acto mas inapropiado con Liz se arrepentiría de por vida. Sus pensamientos posesivos de querer marcarla no eran de el y mucho menos querer violarla o tener pensamientos lésbicos con su cuerpo.

¡Nada era de el!     

Ni sus pensamientos, ni su cuerpo y mucho menos su vida, que tal parece pertenece a un demonio de mas de quinientos años.

Y es que no era para menos tener tres personalidades diferentes. —La primera pertenecía a Ekin una despiadada bestia que yacía en su interior por una maldición. —La segunda, que de un principio llame "Ángel" pertenecía al legado sagrado de la Diosa Luna «Una raza, diferente a los humanos y demonios se creara, otorgando en el interior de una persona el alma de un lobo. —La belleza de ese lobo, esa criatura tan majestuosa me ha dejado tan impresionada que lamento decir que estoy enamorada.» Cuentan que esas fueron las palabras de Luna, la diosa de los licántropos, las teorías que se dicen, es que fuimos creados por un simple capricho de la diosa cuando visito a la tierra.

La tercera y menos importante es la mía —La mas razonable. Soy la parte humana, la que representa pureza y amor —Eso me lo explico una Bruja cuando tenía no mas de cinco años. Tengo muy poco control de mi, siempre término mutilando mujeres y violándolas, siendo posesivo y sin corazón.

Todo esto gracias a Ekin y Gabriel, mis lobos y demonios interiores.   

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